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Luces, cámaras, Ismael... y acción en el Benito Villamarín

El Real Betis B ajusticia al Anguiano gracias a sus ‘latigazos’ de calidad y a un soberbio papel del mediapunta, autor del 2-1.

el 08 jun 2014 / 00:21 h.

IMG_0144 Los jugadores del Betis B abrazan a Eneko tras el 1-1. Foto: Bernardo Ruiz. El claustro de profesores aprobó al favorito de la promoción que nunca cumple en selectividad. El Real Betis B de Óscar Cano se cobró las esperanzas del modestísimo Anguiano riojano con un encuentro discreto y serio en idéntica proporción. Una combinación de virtudes y defectos que fue suficiente para sellar el pasaporte para la tercera y última ronda del play-off de ascenso a Segunda División B. El único camino razonable para cerrar una temporada potable en la que las luces y las sombras han convivido con las exigencias y las críticas oscuras. El escuadrón de Heliópolis asumió el protagonismo desde el inicio, aunque careció del ingenio necesario para electrocutar a un oponente que porfió su fortuna a un 4-1-4-1 con Íñigo de hombre ancla. IMG_0140 Eneko fue el autor del 1-1. Foto: Bernardo Ruiz. De inicio, Cano repitió la pizarra que empleó en la trampa de Isla. Un 4-4-2 con un doble pivote versátil y una dupla de atacantes con superávit de calidad. Juanma e Ismael fueron un incordio para la zaga vinícola, acostumbrada a ejercer de apagafuegos en el bosque de la Tercera riojana. Isuardi firmó el primer conato ofensivo de cierta relevancia. Su disparo mordido escapó a apenas un metro de la cepa del poste izquierdo de la meta de Pisón. Los visitantes, timoratos y agazapados, apenas se prodigaban por las inmediaciones del cuartel general de Javi Montoya y su tropa, aunque en su primera incursión en tierra hostil congelaron el alma del personal. Álex, hierático como las figuras del Románico, apenas pudo conectar un disparo picado que atrapó mansamente el ex del Barakaldo. La segunda mitad alteró el ritmo previsible del capítulo inaugural. Sin tiempo para digerir el intercambio de mensajes, Sotes certificó el 0-1 y propagó la euforia y la incredulidad por el graderío del Villamarín. Un pase al hueco de Íñigo fue interceptado por Joseba, que ganó línea de fondo y conectó un servicio milimétrico que Sotes mandó a la red. Game over. El filial buscó oxígeno en cuestión de segundos. Juanma e Ismael retrocedían sus posiciones para interactuar con los enganches y Eneko, que había decidido dibujar una autopista en el carril zurdo tras relevar al lesionado Fausto, percutía con insistencia entre líneas. Pero los riojanos, rudos como exhibe el ADN norteño, neutralizaban el peligro con solvencia. Hasta que el propio Eneko encaró con desvergüenza a Diego, se acomodó el cuero a la bota y lanzó un obús centrado que el veterano cancerbero Pisón, errático y con las manos blandas, sólo fue capaz de desviar al centro. La igualada calmó al B, más enérgico que de costumbre. IMG_0129 Isuardi trata de escapar de la presión de un rival. Foto: Bernardo Ruiz. Los anfitriones se contagiaron de los decibelios del recinto de La Palmera y señalaron el camino del triunfo con determinación. Con brillo, intriga y altas dosis de confianza. El Anguiano, presa fácil al atardecer de una Sevilla aún primaveral, aceptó el suicidio y se limitó a desgastar el crono. Pero ante un rival de una calidad incuestionable, el débil suele ser la víctima en la portada. Con el encuentro caminando peligrosamente hacia su tramo final, el asistente de la banda de Fondo señaló saque de esquina. Varela calibró los prismáticos, acarició su pie y jugueteó con el balón antes de enviar un centro al corazón del área, donde Ismael, el soldado de menor estatura, se elevó de entre la maleza para cabecear al fondo de las mallas. Su gesto de rabia fue delatador. Demoledor. Una declaración de intenciones. Eneko perdonó en la muerte súbita ante Pisón en los minutos de desconcierto y Álex desvió un disparo traicionero de Álvaro González para cerrar el envite, la eliminatoria y el cuento de hadas. 3-1. Con el pasaporte hacia la finalísima ya visado en la aduana de Los Bermejales, el filial se compadeció de su oponente, arañó segundos al crono y tributó la ovación de la tarde a Ismael, un jugador top que se ha ganado el pan, la sal, el jornal y el respeto gracias a su innegociable calidad y su entrega sobre el césped. Allí donde una tropa de jóvenes talentos se conjuró para repetir las sonrisas el próximo 21 de junio. En una noche de verano. Como el primer amor de la juventud… Juventud, divino tesoro. Ficha técnica: IMG_0146 El Villamarín presentó un aspecto formidable. Foto: Bernardo Ruiz. Real Betis B: Javi Montoya; Isaac, Sofian, Caro, Varela; Kevin Lacruz, Fausto (Eneko, m. 19), Carlos García, Isuardi (Álvaro González, m. 57); Ismael (Marc Mas, m. 88) y Juanma. Anguiano: Pisón; Diego, Álex, Luis, Richi (Alberto, m. 90); Íñigo; Álvaro (Rivas, m. 80), Nacho, Moha, Sotes; y Joseba (Luigi, m. 67). Árbitro: Morillo Sánchez, de Extremadura. Amarilla al local Álvaro González; y al visitante Luis. Goles: 0-1, Sotes (m. 48). 1-1, Eneko (m. 59). 2-1, Ismael (m. 71). 3-1, Álex, en propia meta (m. 87). Incidencias: 9.000 espectadores en las gradas del Benito Villamarín. Presencia de aficionados visitantes. El exjugador Joaquín Sánchez acudió al palco.

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