Mariano Pulido posa en su etapa como futbolista. Foto: El Correo.
Mariano Pulido, exjugador del Sevilla FC en la década de los 70 y una de las voces autorizadas de la prolija fábrica de la Carretera de Utrera durante lustros, fue un mito en Marchena hasta su muerte. Su fallecimiento el pasado mes de abril consternó a una localidad con ADN futbolístico que el próximo domingo se reunirá para honrar su memoria, aún viva gracias a la figura de su hijo, Jorge Pulido, ahora en las filas del Alcalá, y a las vivencias de cientos de canteranos a los que dirigió en el club del Pizjuán, una de sus pasiones hasta que su voz se apagó. Su pueblo se reunirá en el Polideportivo Municipal para rebautizar un recinto en el que, cuando su retoño era todavía un niño travieso y juguetón, entrenó a su Marchena del alma. El acto se celebrará en los prolegómenos del choque que medirá en el rebautizado Municipal al Marchena Balompié, colíder del grupo I de Segunda Provincial, y al Estepa Industrial, uno de los históricos de la Sierra Sur. El municipio se ha movilizado para recordar la silueta de uno de sus hijos pródigos, aquel zagal joven y sonriente que con 17 años ya había debutado en la primera plantilla del Sevilla. Hasta el alcalde de la ciudad, Juan Antonio Zambrano, se personará para mantener vivo el legado de un sevillista de pro, un marchenero de corazón y un padre sensacional, tal y como relata su vástago. Padre de dos hijos, Sara, la mayor, y Jorge, de profesión futbolista, y amante de su familia y el fútbol, Mariano Pulido se marchó con el cariño de su pueblo y su gente, que el domingo viajará al completo a su localidad natal para, de alguna manera, homenajear a un tipo de principios al que muchos de los hoy profesionales admiran. Su esposa, Dolores, será la encargada de descubrir la placa que susurrará a los futuros talentos de Marchena que allí un día Mariano Pulido soñó con ser futbolista.
