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"Muchos estamos pasando la gripe A y no lo estamos notando"

El nuevo gerente del hospital Virgen del Rocío analiza los retos del centro y ensalza su labor en investigación y formación sin obviar carencias en la plantilla. 

el 22 sep 2009 / 20:28 h.

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El doctor Torrubia Romero, en el quirófano.

–Tras asumir la gerencia del hospital, ¿seguirá la línea marcada estos años por Joseba Barroeta?

–No me voy a distanciar. Estoy convencido de que la gestión de Barroeta ha puesto al hospital donde está ahora, como referente andaluz y con prestigio nacional. Pero sí que potenciaré la gestión clínica como estrategia. No me planteo ser un gerente que esté al corriente de los datos del hospital, sino estar continuamente comentando con los responsables clínicos cómo es su gestión y juntos decidir cuáles son las medidas más adecuadas.

–Viene de una unidad de Urología donde impulsó la cirugía robótica, ¿qué rendimiento más puede tener el robot Da Vinci?

–Hace dos años que Da Vinci está en el hospital y lleva 225 operaciones en cuatro especialidades [Urología, Cirugía General, Ginecología y Cirugía Cardiaca]. La cirugía robótica, aunque muy consolidada, todavía se está introduciendo entre los cirujanos. Es divertido, casi como una consola. Pero esa forma de operar debe ser segura para el paciente. Por eso más que ampliar a otras especialidades, se quiere hacer más cosas en las áreas ya conocidas, como operar tumores de recto o útero.

–Pero para eso hace falta potenciar la investigación. ¿La crisis hará mella en la inversión?

–La crisis ajustará las cosas. Se podría entender que la investigación puede resentirse, pero la intención es mantener la inversión. De hecho, prevemos que el Instituto de Biomedicina de Sevilla se entregue a final de año y hay que dotarlo de materiales que costarán millones de euros. Eso es dinero puro y duro para investigar.

–También para final de año se prevé el primer trasplante de cara, ¿qué falta por perfilar?

–Está todo preparado. Se ha informado a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) para que nos avise cuando haya un donante nacional compatible. Es una técnica espectacular que no sólo beneficia al paciente, sino también al hospital, que se actualiza en técnicas y servicios. No es demagogia, sino pura realidad. El beneficio del hospital ya está hecho.

–¿Cómo se puede mejorar la política actual de trasplantes?

–Siempre hay margen de mejora. Hay pacientes que no evolucionan para recuperarse. En esos casos, hay que conciliar el derecho a la muerte digna con el hecho de que cuando se identifiquen casos de muerte cerebral se mantengan de forma artificial de cara a un posible trasplante. Además, hay que minimizar la negativa de los pacientes y, trabajar en el donante vivo, con más margen de mejora.  

–En otro orden de cosas está la gripe A. ¿Está todo listo para una oleada de casos sospechosos?

–Muchos estamos pasando la gripe A y no lo estamos notando. La pandemia se concentra mucho en el tiempo y se espera mucha gente enferma. Eso generará problemas sanitarios, pero también laborales. Habrá entre seis y ocho semanas con un absentismo laboral mayor de lo habitual. Pero no hay datos para preocuparse. Esta gripe, con los datos de invierno en el hemisferio sur, tiene una mortalidad menor que la estacional aunque es mucho más contagiosa.

–Pero la inquietud ciudadana sigue ahí, ¿cómo se controla?

–Nos preocupa que, con la gripe A, todo el que se sienta con fiebre vaya al hospital y colapse las urgencias. Además de la información de Salud, el hospital contará con dos consultas dedicadas a los casos sospechosos, que sólo funcionará cuando sea necesario.

–Barroeta quería un hospital con menos camas, ¿cómo lo ve?

–Esa línea es obligada y propia de la medicina moderna. El que se operaba de una hernia hace 20 años estaba castigado a estar diez días ingresados hasta que le quita- ban el último punto. Se malinterpreta porque se entiende como una medida de ahorro. Y no es así. La redución de camas es una medicina aplicada a que el paciente se sienta mejor. De los que van al hospital sólo ingresan en torno al 2%. –¿Existe preocupación por la edad de los profesionales y un futuro déficit en las especialidades?–Está todo analizado. La experiencia sanitaria es un valor al alza y estamos en una posición de equilibrio con las edades que se plantean de jubilación. La inquietud es que hay especialidades en las que estamos un poquito justos de personal, aunque no diría deficitarias, como Anestesia o Pediatría. Pero las administraciones trabajan para redefinir la demanda y que haya una previsión de futuro que permita que el sistema sanitario funcione de un modo razonable.

–¿Cómo ve el hospital la posible llegada de centros académicos como Medicina y Farmacia?
–Su incorporación sería una noticia extraordinaria, porque éste es un hospital con inquietud docente y mucho conocimiento por sus pasillos. Con la experiencia que hay aquí sería un lujo no aprovecharlo para formar a nuevos profesionales. Además, hay que dar un giro a la formación. Hay que entrar en dinámicas más modernas, con más presencia en el hospital aunque se mantengan las clases magistrales.

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