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«No ha habido un día en el que no haya habido ninguna historia»

El técnico del Écija Balompié analiza sin reparos los cuatro meses que han transcurrido desde su ‘aterrizaje’ en San Pablo.

el 27 mar 2014 / 10:40 h.

IMG_8442 David Sánchez -derecha- posa junto a su segundo, Daniel Ruiz. Foto: Bernardo Ruiz. David Sánchez Marín (Sevilla, 21 de junio de 1984) acude a la entrevista con puntualidad inglesa y junto a su segundo y confidente, Daniel Ruiz. En un rato de charla, sus antiguos vecinos de la sevillana Barriada de Monteflor le saludan sonrientes y besan con efusividad. Aquel chico que jugueteaba junto al kiosko de Margarita ya ha madurado y hasta aparece en la prensa. Es el entrenador del Écija Balompié, un club que cumple su 75 aniversario sumido en una convulsión institucional sin precedentes. Un triunfo ante el Melilla supongo que reconforta, pero ya es demasiado tarde, ¿no? La victoria ha llegado demasiado tarde, de eso no cabe duda, pero por el camino merecimos algunas más. ¿Aún hay opciones reales de permanencia? El mensaje que nosotros le transmitimos a la plantilla es que hay que ir partido a partido. El objetivo es ganar el próximo domingo y si llegamos a Cartagena en la última jornada jugándonos algo, bienvenido sea. La afición explotó ante el Melilla y usted fue el foco de las críticas. Un día amargo, ¿no? Sí, pero lo esperábamos. Durante la semana ya se había caldeado el ambiente. Allí ya nos han dejado claro que no quieren foráneos, y ante eso es difícil luchar. ¿Cuál ha sido la clave para el desplome del ecuador de la segunda vuelta? Las lesiones de jugadores fundamentales en nuestro esquema y el calendario que hemos afrontado. Supongo que todos los técnicos planifican un descenso en el pico del rendimiento, ¿pero esperaban un retroceso clasificatorio tan significativo? No esperábamos ser tan irregulares. En El Palo merecimos más, en Cádiz lo hicimos muy bien durante muchos minutos y en casa hemos hecho más de lo que dicen los resultados, pero después ha habido días en los que no hemos competido siquiera. Imagínese que el Écija desciende a Tercera. Pese al desenlace la experiencia personal será muy positiva, ¿no? Sí, por supuesto. Haber entrenado al Écija en Segunda División B es un sueño hecho realidad. Hemos entrado en el fútbol semiprofesional y eso es un premio enorme. Para mí [interrumpe Dani Ruiz, su segundo] ha sido una experiencia positiva por lo que he aprendido y porque he podido trabajar con David. ¿David Sánchez pretende continuar en el Écija Balompié la próxima temporada? Ese es un tema que hay que barajar. Supongo que Edu [Serrano, presidente] nos sentará y nos explicará cuál es su proyecto. A nosotros, personalmente, nos gustaría dejar al equipo donde nos lo hemos encontrado, en Segunda División B. ¿Ha sido la etapa más convulsa de su carrera? Eso seguro [sonríe]. No ha habido un día en el que no haya habido ninguna historia extradeportiva. Siempre pasaba algo, y así es muy difícil trabajar. Ahora la cosa está más tranquila en el propio club, pero la afición está guerrera. Es normal que la gente proteste porque los resultados no llegan. Tener a los futbolistas enchufados con ese panorama es difícil. Hablemos de José Luis Iglesias [expresidente]. ¿Desde cuándo no ha podido hablar con él? Yo no he charlado con él desde el partido de El Palo [15 de febrero]. Desde ese día sólo sé de él por lo que he podido hablar con su pareja. ¿Se ha sentido abandonado en algún momento? Cuando nos presentaron, el anterior presidente dijo que éramos una apuesta personal de ellos, pero sí es verdad que he echado en falta que la gente se diese cuenta de que nos tenía que apoyar porque en nuestras manos estaba la salvación del Écija. En el club sí he sentido que estaban con nosotros. De Desirée [Lechuga, secretaria del consejo] y Edu no tengo queja. Además, mi cuerpo técnico es sensacional y siempre ha estado ahí. Hablemos de temas deportivos. ¿Está satisfecho con la plantilla que se confeccionó en el mercado de invierno? Del todo no [rostro serio]. Es verdad que, como ocurre en todos los clubes, un entrenador pide y pide y los que mandan traen lo que pueden. El vestuario actual es una pasada porque ya no está viciado, pero futbolísticamente hablando el nivel de la plantilla que tengo es muy parejo al de la que comenzó la Liga. El club comunicó a determinados jugadores que debían rescindir su contrato. Con el tiempo se descubrió que no había dinero para pagar despidos y alguno de los señalados ha continuado entrenando a sus órdenes. Le regalaron un caramelo envenenado, ¿no? Nosotros pedimos a una serie de futbolistas, pero como todo el mundo no ha podido salir no han podido venir jugadores que queríamos. Con una plantilla de 16 chavales no podíamos estar, así que decidimos que alguno no se fuera. ¿Es posible un proyecto de cantera en Tercera? El problema del Écija es que no tiene un filial, y eso condiciona. El juvenil es un gran equipo. Tiene 5 o 6 jugadores muy buenos, pero el salto a Segunda B es altísimo. Nacho y Vázquez, por ejemplo, están a un nivel espectacular. ¿Su mayor error fue acatar el despido de Sergio Sanz con sólo un meta sénior en plantilla? Yo en su día le pedí al anterior presidente que recapacitara e, incluso, llegó a hablar con el chaval para arreglar la situación. Sergio estaba convencido de volver, pero le ofrecieron menos dinero de lo que cobraba y decidió irse. De todos modos, nosotros con Rafa Ceballos estamos muy contentos y sabemos que debutará más pronto que tarde. ¿Cuántos puntos son necesarios para obtener la permanencia? Al principio pensábamos que con 38 o 39 puntos estaríamos fuera, pero a estas alturas suma todo el mundo y creemos que se irá a algo más. Nosotros tenemos que enlazar 5 o 6 victorias. ¿Firma el play-out? Por supuesto. Un equipo que ha estado tan desahuciado y al final juega la promoción de descenso llega con la moral por las nubes y tiene el factor psicológico a favor. Si fuese de nuevo diciembre e iniciara las negociaciones para fichar, ¿modificaría algo? Sí. Insistiría muchísimo en no entrenar donde lo estamos haciendo. El campo, que es de moqueta dura, perjudica una barbaridad a los jugadores.

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