Nono persigue a Rakitic en el reciente Betis-Sevilla de la Liga Europa / Kiko Hurtado
El derbi del domingo será muy especial para un futbolista que quedó marcado en el último duelo de rivalidad: Nono. El canterano falló el último penalti en la tanda decisiva y acabó de inclinar la eliminatoria a favor del Sevilla. Un mes después, el mediocampista reconoce que fue un trago durísimo, pero asegura que se ha rehecho e incluso se muestra dispuesto a repetir desde los once metros si se tercia en el derbi que viene.
"Vi durante esos días muchas veces el penalti y pensé en si debía haberlo tirado de una u otra forma, pero lo lancé porque me veía seguro de mí mismo", explica Nono en la web del club."Si el míster ve que estoy preparado y yo me siento con confianza, claro que lo tiraría", añade.
El trauma fue tan grande para Nono que "olvidado no está", pero "hay que seguir adelante", recalca. "No me tengo que centrar en ese penalti. Lo pasé mal, estuve en casa unos días jodido, pero ya es pasado. Me animaron mis amigos y mi familia. Gracias al recibimiento por parte de la afición lo he superado", cuenta Nono, que describe el apoyo de la afición desde entonces como "espectacular", "algo muy bonito que siempre" recordara. Aquella misma noche también viajaron desde El Puerto de Santa María sus padres, varios amigos y una compañera de piso "que es como mi hermana", revela.
También está claro, porque lo han dicho los futbolistas, que el Betis quiere la revancha. "Un derbi siempre es muy bonito. Cuando uno pierde, siempre quiere la revancha. Es normal, y más en este tipo de partidos", admite el portuense. "Fue doloroso. Se nos escapó aquí en casa el resultado que traíamos de la ida. Después del penalti que fallé fue duro. Esperemos quitarnos este domingo la espinita que tenemos", agrega.
La victoria, además, es imprescindible para el Betis si sueña con salvarse. "Son las últimas balas que hay. Esperemos ganar al Sevilla y coger esa confianza que nos hace falta para intentar encarrilar los partidos", comenta.
