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Pregón de sabor rociero como pórtico a la gala de los enganches

Arrancó con un emocionado recuerdo a su primer caballo y cerró su pregón con un homenaje a Jurásico, el cuadrúpedo que le guió hasta las plantas de la Blanca Paloma en sus tres años como hermano mayor del Rocío de Triana.

el 15 sep 2009 / 02:48 h.

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Arrancó con un emocionado recuerdo a su primer caballo y cerró su pregón con un homenaje a Jurásico, el cuadrúpedo que le guió hasta las plantas de la Blanca Paloma en sus tres años como hermano mayor del Rocío de Triana. Sabor a marisma en el pregón al Paseo de Caballos y Enganches de la Feria.

José María Jiménez Oliva rindió ayer homenaje a la figura del caballo, el "más bello animal que Dios creara", como "el verdadero protagonista de las mañanas de Feria". Durante su alocución , el ex hermano mayor del Rocío de Triana desgranó algunas de sus más personales vivencias y anécdotas a lomos de algunos de sus caballos, con los que a veces, dijo, se logra tal grado de compenetración que "da la impresión que la sangre de uno sigue circulando a través del cuerpo del otro".

Describió esas mañanas de exhibición de enganches en la plaza de toros, cuando la Maestranza abre "su Puerta de los Príncipes para que, sobre el alcalareño albero de oro, se pinte el más bello cuadro que imaginarse pueda", y se detuvo, cómo no, en la Feria de Abril y en el perfecto papel de "anfitrión" que ejerce el sevillano en los días de farolillos.

Ante un selecto auditorio, Jiménez Oliva se imaginó cómo arribaban a Sevilla las piaras de yeguas y de bueyes a la antigua feria del ganado de Sevilla, evento que con el paso de los años se acabó transformando en la Feria que hoy conocemos.

Amante de la poesía popular, ilustre compositor de salves y letras rocieras, el pregonero dedicó un apartado de su oratoria a ensalzar "el sonido festero y acompasado de nuestras sevillanas", cante al que definió como "un auténtico himno que la ciudad entona para exaltar su fiesta única e incomparable".

Guiado por la nostalgia, el pregonero también echó la vista atrás para recordar la Sevilla de la Venta de Antequera y aquellas ferias en las que se podía escuchar a los hermanos Toronjo o a los hermanos Reyes cantando las nuevas sevillanas de ese año en las casetas privadas de rango.

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