Un ajuste. La tormenta de seis semanas y los estudios para diseñar la hoja de ruta del PSOE para reforzar el Ayuntamiento de Sevilla, ante unas elecciones en las que se pretendía presentar un proyecto renovado, han quedado finalmente reducidas a la salida de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis del Consistorio y a los ajustes necesarios para sustituirlo. El alcalde cerrará el mandato con un equipo hecho a su medida, sólo que debilitado por la salida de uno de sus referentes, y tendrá doce meses para reivindicar su gestión, un objetivo que deberá, no obstante, compartir con Juan Espadas cuando se formalice su candidatura. Su carta de presentación será por tanto la labor que se realice desde Plaza Nueva, donde no habrá cambio alguno de rumbo, ni fichajes rompedores ni renovaciones en altos cargos. Será igual en las formas y en el fondo "¿Y era necesario tanto para llegar a esto?", se preguntaban varios dirigentes al cierre de otra convulsa semana.
El grupo. El grupo municipal socialista experimenta la mayor renovación. Es el primer avance que logran los concejales afines a José Antonio Viera después de tres años relegados prácticamente a un segundo plano. El caso de Alberto Moriña, el flamante portavoz, es paradigmático. Pese a ser una persona de confianza de la Ejecutiva, y el único edil que formó parte de la dirección provincial hasta la incorporación de Alfonso Mir, siempre estuvo apartado por el alcalde con responsabilidades muy menores -con la excepción del distrito Triana-. Viera propuso su nombre y su grupo de concejales le respaldó pese a que hasta ahora la opción que había estado sobre la mesa era la de Juan Antonio Martínez Troncoso. Él dio el visto bueno a la operación. Moriña, militante de la Agrupación Macarena, ha saltado de la última a la primera fila de forma brusca y a un año de las elecciones. No es la primera vez que Viera intenta situarle al frente del grupo, pero el escenario ha cambiado y esta vez el alcalde ha aceptado aunque fuera a costa de renunciar a darle un papel protagonista al que ha sido durante diez años su edil de máxima confianza: Francisco Fernández. Ahora queda por ver el margen de maniobra que le conceden, o el que sabe ganarse él en los próximos meses. El alcalde quiere tomar las riendas. Sabe lo que está en juego: la opción de reivindicar su gestión y resarcirse.
Urbanismo. El mayor ejemplo de la continuidad se ha producido en Urbanismo. Manuel Rey entró a instancias del alcalde y formó parte luego del entorno de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Su elección se ha basado en su perfil técnico y en que es el más capacitado para cerrar los proyectos que quedan pendientes. El protagonismo político se queda así también en este caso para el alcalde o para el candidato que no tendrá en esta delegación un rostro destacado que le pueda hacer sombra públicamente.
Portavocía. El único cambio no forzado por la situación ha sido la salida de Maribel Montaño. Con este movimiento se vuelve a admitir el problema de la comunicación y al mismo tiempo se relanza la figura de Nieves Hernández. Montaño cuenta con toda la confianza del regidor, y de ahí que haya mantenido la televisión municipal y la radio, cuyos preparativos ultima Giralda, pero no ha logrado encajar en el puesto de portavoz y su labor ha sido cuestionada por buena parte del Gobierno. Ahora el relevo lo coge Nieves Hernández, otro paso más en una carrera desarrollada a la sombra del alcalde.
Celis. A Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, quien fuera la propuesta del alcalde para la candidatura, le toca ya observar de lejos todos los movimientos, aunque sin desvincularse del todo. Así lo advierte una y otra vez: "Me voy del Ayuntamiento, pero seguiré en Sevilla". Su pasado le persigue. En su primera comisión de Obras Públicas tuvo en los bancos de la oposición a Jaime Raynaud, el otro gran no alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, relegado por una decisión del partido que nunca llegó a aceptar tras sobrevivir a los años más difíciles de los populares en la ciudad. Y en su oficina, como jefe de servicio del Instituto de Cartografía, tiene a Agustín Villar, otro alcaldable, este sí respaldado por su partido, el PA, pero que tuvo que salir por la puerta de atrás de Plaza Nueva.
Candidato. Mientras el PSOE lanza a Juan Espadas, la gran atracción política de las casetas de Feria. Pese a esto, el PSOE sigue jugando al despiste. "Presentaré a las agrupaciones un candidato que les encantará", apuntó Viera el jueves. El apoyo al candidato está garantizado. Todos se guardan sus armas para su momento clave: la elaboración de las listas que se realizará a finales de año.
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