Calles sin alcohol a las 21.00 horas y, a las dos de la madrugada, la última copa dentro de los locales, son las medidas principales de las ordenanzas antialcohol que el alcalde de Roma, el conservador Gianni Alemanno, ha adoptado para evitar la degradación del centro histórico de la capital. Se pretende limitar la presencia de jóvenes que consumen alcohol en las plazas.