"Y no es la mejor tal vez", reconoce Pandelet, "pero está la esencia del personaje". Pero hay todo un trabajo de ingeniería emocional en la reconstrucción de todos esos tipos en forma de caricaturas. "El que más me costó fue el de Esperanza Elena Caro, que lo saqué de la única foto que había, de un centímetro y medio." Y le salió bordada, para mayor gloria de semejantes apellidos. "La más perfecta técnicamente es la de Lopera", dice, sin dudar apenas, "y a la que más cariño le tengo es a la de Felipe González, que te pones delante de ella y parece que está mirando lo que hay detrás de ti". Arenas le llevó mucho tiempo: "No encontré su mirada." Lo mismo usted se la ve. Están todos clavados, literal y metafóricamente. De aquí a Navidad, al menos.