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Tapas XXL frente al parque

No hay que ir al Centro para probar un buen repertorio de tapas creativas

el 03 ago 2012 / 12:12 h.

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Tras su experiencia por tierras vascas y catalanas, Jordi Muñoz recaló como socio y jefe de cocina en el sevillano local Boreas, en la Puerta Real y en el posterior de La Alameda. El Tío del Saco abrió en agosto de 2011 con el afán de hacer comida creativa y dar un toque original a un bar de barrio. Y la verdad es que lo consigue, con unas tapas que, primero llaman la atención por su gran tamaño, son realmente medias raciones, con lo cual sus precios son muy ajustados, pero también por su calidad de elaboración.

El local es pequeño y, al menos en nuestra visita, estaba abierto a la calle sin aire acondicionado, con lo cual la opción es sentarse en su amplia terraza frente al Parque de Miraflores, donde fuimos perfectamente atendidos por Luis Ruano, que lleva con eficiencia el servicio. Decoración de estilo rústico, con maderas oscuras y telas de saco. Tiene unas originales cartas de tapas presentadas en cajas de CD. Los cubiertos se presentan en un simpático cubo con bolsitas de picos y regañas de Marchena, sin pan. Fuera de carta hay sugerencias en pizarra, como una muy buena tapa de Suprema de Dorada con crema de langostinos, con una muy sabrosa salsa donde los langostinos existen realmente. Tienen un punto picante, buena la dorada, aunque quizás un poco demasiado hecha. De la carta probamos la peculiar y muy sabrosa Pizza Serranito (3,40 euros), originalísima interpretación de la típica tapa, con pollo, jamón, queso y una tortilla envuelta, con un sutil toque de albahaca, presentado sobre una fina torta tipo pizza, una tapa para dos, por lo menos. El Swing de atún con cebolla caramelizada, macerado en soja (2,80 euros), eleva el tono de la degustación, particularmente preferiría una rebaja en el nivel dulce que le da la cebolla, pero el atún se presenta perfectamente cocinado. Muy bueno también el Canelón con bechamel de piquillo (2,70 euros), con carne picada y un sabor mediterráneo en su conjunto que evoca bocados como la musaka griega.

La cerveza de barril es Alhambra, muy fría y de gran sabor. Acompañamos las tapas primero con el vino de la casa, una etiqueta personalizada que guarda un vino sin pretensiones pero fácil de beber. Probamos después un Teta de Vaca, tinto un tanto áspero y rústico que nos demuestra, una vez más, como algunas bodegas mediocres han buscado su nicho de mercado en eso que han dado en llamar "vinos divertidos", y que no es más que vestir al vino con una etiqueta vanguardista y un nombre rebuscadamente original, aunque en este caso responda realmente a un tipo de uva tradicional de la zona de Calatayud. Esta pretendida originalidad en la carta de vinos está lastrando a muchos de los nuevos bares que, con una cocina de buen nivel, se empeñan en no ofrecer al público la alternativa de vinos de calidad.

En este caso, por ejemplo, además de los citados, se ofrecen el Cojón de Gato y el María de la O, del mismo grupo bodeguero, el proyecto de Marcawines de José Marco tras su salida de la multinacional Allied Domecq. Además, en la pizarra, un Lambrusco sin más datos y el blanco de Rueda Viña Pati, Verdejo realizado por Bodegas Antaño para hipermercados.Volviendo a la sugerente carta de tapas, nos quedamos con ganas de probar, dada la calidad de lo que tomamos, con sugerentes platos como el Salmorejo al estilo de Vejer (2,70 euros), la Hamburguesa de langostino y bacalao con queso Cheddar y mahonesa de pesto (3,70 euros), la Pastela de pollo al estilo de Fez (3,50/6,90 euros) o las Croquetas XXL (2,70/8,10 euros). En definitiva, una carta variada, con diversas propuestas y gran calidad de elaboración y presentación. Y una originalidad final, para los amantes de la Coca Cola aquí te ponen la botella de cristal de 37,5 cl, absolutamente evocadora.

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