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Un chapuzón por la afasia

El Club de Campo La Motilla organiza un maratón de 12 horas de natación para sensibilizar a la población sobre esta secuela del daño cerebral que afecta al habla y dificulta la integración social de las personas que lo padecen.

Las instalaciones del Club de Campo La Motilla acogieron ayer durante doce horas consecutivas el primer maratón de natación en favor de la afasia. / J. M. Paisano Las instalaciones del Club de Campo La Motilla acogieron ayer durante doce horas consecutivas el primer maratón de natación en favor de la afasia. / J. M. Paisano La más pequeña en zambullirse en el agua por una causa solidaria fue África, una cría con tan solo dos años que ayudada para flotar de un largo palote se atrevió a hacer cuatro largos en la piscina de 25 metros. Como ella, más de un centenar de bañistas participaron durante toda la jornada del sábado en el primer maratón de natación organizado por el Club de Campo La Motilla para dar a conocer y, a la vez, concienciar a la sociedad sobre el trastorno de la afasia, un afectación del lenguaje derivada de un daño cerebral que implica una incapacidad total o parcial para la comunicación con otras personas. Durante doce horas consecutivas, de diez de la mañana a diez de la noche, bañistas de todas las edades se lanzaron al agua y practicaron el nado libre en periodos de 15, 30, 45 o 60 minutos para llamar la atención sobre la afasia, un trastorno poco conocido «que tiende a aislar en sus casas a las personas que lo sufren al sentirse avergonzados por sus dificultades para expresar su ideas o entender a otras personas cuando hablan». Aaron del Olmo es el neuropsicólgo de ARPA, la Asociación de Rehabilitación y Prevención de Afasia, y junto a la psicóloga Laura Parra mantuvieron abierta durante la jornada de ayer una mesa informativa en las instalaciones del Club de Campo para otorgar los diplomas participativos a los esforzados bañistas e informar a los visitantes sobre este trastorno del lenguaje derivado de un daño cerebral. «Se trata de una secuela poco conocida. Cuando alguien exterioriza dificultades para expresarse después de padecer un ictus hay quien tiende a pensar que a esa persona le ha dado un aire y que lo que sufre es una merma psíquica pura y dura más que un problema de comunicación», explica Aarón acerca de esta alteración del lenguaje que «no crea grandes dependientes, aunque sí genera en el individio falta de autonomía». Mesa informativa para concienciar sobre este trastorno en el lenguaje. / J. M. Paisano Mesa informativa para concienciar sobre este trastorno en el lenguaje. / J. M. Paisano A pie de una piscina dividida en cinco calles para dar acogida a todos los inscritos, la gerente del Club de Campo La Motilla, Lola Maldonado, se mostraba ayer muy satisfecha con la respuesta de los socios e invitados a esta primera convocatoria de las doce horas de natación. «Solo el primer día en que anunciamos esta convocatoria ya se nos llenó una calle completa cubriéndose todas las horas. La verdad es que cuando planteamos esta convocatoria lo hicimos como algo experimental, pero la gente se ha volcado. Ha sido un éxito rotundo e incluso han sido muchos los socios que han tenido problemas de este tipo y se han acercado a contarnos sus experiencias sin conocer que existía la afasia», refiere Lola. Este primer maratón de natación del Club de Campo La Motilla también incluye una vertiente solidaria y benéfica, toda vez que el 5% de la recaudación del restaurante durante el día de ayer irá a parar a la Asociación de Rehabilitación y Prevención de Afasia, entidad sin ánimo de lucro con sede en el espacio Gota CEM de la capital (parque empresarial Morera&Vallejo) que ofrece un punto de encuentro donde personas afásicas y familiares puedan compartir su experiencia. Enfundando en un traje de neopreno, el primero en lanzarse al agua a las 10.00 fue Antonio Vega, un iron man que completó en dos horas de nado libre un recorrido de 7 kilómetros y 100 metros. Bajo la coordinación y la atenta vigilancia de tres socorristas, los participantes en este maratón de natación convirtieron durante doce horas seguidas la piscina de 25 metros del Club La Motilla en una simbólica carrera de relevos en apoyo a las personas con afasia. Incluso familias completas se dieron el chapuzón por esta causa solidaria que concluyó a las 22.00 horas con bañistas en el agua nadando por vez primera acompañados de luz artificial.

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