Economía

Un triturado rojo para Rusia

La cooperativa Las Marismas de Lebrija empezó a exportar tomate concentrado hace ya 20 años para no depender exclusivamente de la producción de algodón. Hoy también vende por toda Europa flor cortada y productos hortícolas como el brocolí y la zanahoria. Diversificación continua.

el 15 sep 2009 / 23:58 h.

La cooperativa Las Marismas de Lebrija empezó a exportar tomate concentrado hace ya 20 años para no depender exclusivamente de la producción de algodón. Hoy también vende por toda Europa flor cortada y productos hortícolas como el brocolí y la zanahoria. Diversificación continua.

Fundada en 1979, Las Marismas de Lebrija cuenta actualmente con 526 socios y recibe su nombre por la zona de la localidad que, como su propio nombre indica, ocupan las marismas. En un principio el cultivo dominante de su negocio fue el algodón, pero la necesidad de diversificar los riesgos llevó a introducir el tomate con destino a su procesado industrial, para lo que construyó una fábrica de la que sale hoy la producción de tomate concentrado con destino a Suecia, Rusia, Alemania e incluso Israel.

Además del tomate, la cooperativa también exporta flor cortada -con Holanda como cliente exclusivo-, algodón -a China, Alemania y la Europa del Este- y verduras como brocolí y zanahoria -los cultivos de introducción más reciente, que venden a Alemania y los Países Bajos-.

Todos estos productos comenzaron a ser cosechados y vendidos en el extranjero por la firma como parte de la estrategia para minimizar su dependencia de un solo cultivo. En el caso de la flor cortada, paralela en su llegada al tomate, la explosión de invernaderos en la zona y la cercanía de Chipiona, cuya forma de trabajo tradicional sirvió de modelo, contribuyeron decisivamente.

El concentrado de tomate es el principal producto exportado por volumen y el que llega a más mercados. Uno de los principales clientes de Las Marismas es la multinacional agroalimentaria Heinz, que ejerce al mismo tiempo como cliente interior y exterior, a través de su división Heinz Ibérica, radicada en Galicia, y de Heinz Bélgica.

Por países, Rusia es el mayor importador de los concentrados lebrijanos. "Exportamos tanto pues fuera es donde se vende. En España no se consume tanto", explica Manuel Cabello, responsable de Facturación de la cooperativa sevillana. "Hasta hace cuatro o cinco años éramos prácticamente los únicos fabricantes de Andalucía", relata.

En el caso de la flor cortada, clavel y miniclavel -o clavellina-, la situación es similar. "El mercado interior no absorbe nunca la totalidad de la producción. Lo que se envía a Holanda, que es nuestro único cliente internacional, depende de los precios que se den cada temporada en España", comenta Cabello.

Eso sí, el transporte encarece mucho las exportaciones a Países Bajos por la necesidad de cámaras frigoríficas, y también se debe tener en cuenta que la venta allí se realiza por medio de subastas. La cantidad de flor que se destina a Holanda se calcula en función de la mayor o menor rentabilidad en España. La principal ventaja de allí, "que lo que mandas, lo cobras".

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