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Una bendición para la devoción nazarena

Valme Cueli camina justo delante de su Señora, a la que debe su nombre y que hace que vista de flamenca el día de su santo. La Virgen de Valme protege a esta nazarena y hasta fue testigo principal, hace una semana, de su boda. Es la muestra de una devoción nazarena que fue bendecida por el cardenal de Sevilla.

el 15 sep 2009 / 17:02 h.

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Valme Cueli camina justo delante de su Señora, a la que debe su nombre y que hace que vista de flamenca el día de su santo. La Virgen de Valme protege a esta nazarena y hasta fue testigo principal, hace una semana, de su boda. Es la muestra de una devoción nazarena que fue bendecida por el cardenal de Sevilla.

La joven no pierde de vista a su protectora y no es para menos. Su pasión es tan arraigada que exporta la razón de ser de su nombre y, como no, de la romería, a los extranjeros con los que trabaja como filologa inglesa. "La romería es sinónimo de reencuentro con la familia y los amigos", dijo antes que la marea humana llamada cortejo se la llevara casi en volandas hacia la explanada de la ermita.

Dos Hermanas vivía en peregrinación desde primera hora de la mañana junto a la protectora, que lució el manto celeste que ya estrenó en 2004 y que hacía juego con los adornos de la carreta, que portaba flores de papel en celeste, blanco y negro. Y, entre tanto devoto nazareno, estuvo el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, que no rompió su promesa -pese a sus difíciles circunstancias personales- de acudir ante la Virgen de Valme y presidir la misa de romeros cuando el sol todavía no acababa de despuntar. Amigo Vallejo incidió en el carácter festivo del día, pero sin olvidar que la romería es, además de alegría, rendir culto a la Virgen.

Con el cardenal en la cabecera del cortejo, la Virgen del Valme se recreó en su ciudad, antes de enfilar el camino hacia su 114 salida hacia su ermita, en Cortijo de Cuarto. Tras ella, 19 carretas y 30 galeras le seguían, así como una turbe de fieles que, según los datos de la Policía Local, pudo alcanzar las 250.000 personas.

Celia Jiménez estaba entre esa congregación de romeros. Aunque siempre ha vivido la romería al calor de las populares barbacoas, tanto ella como sus amigos decidieron este año debutar con una carreta, algo que le ha costado mucho trabajo "y dinero". "Los inicios siempre son complicados, porque no sólo se piensa en las flores, sino preparar la estructura y el techo", explica, aunque está encantada de compartir esta experiencia con su pandilla de toda la vida.

Si Celia empieza el camino romero, José Ortiz en eso sabe latín. Ayer estaba de enhorabuena porque celebraba su 40 aniversario como carretero de Valme, junto a la hermandad de la Borriquita. "No he faltado ni una vez", explicó mientras se secaba el sudor de su frente con la mano.

Lo que no sabía José es que ese calor asfixiante que duró hasta las 17.30 horas de la tarde, cuando la Virgen de Valme aún descansaba en la ermita, dejaría paso a una pequeña tormenta. Lejos de enturbiar el ambiente, el chaparrón "hizo que la gente se levantara y estuviera preparada para acompañar a la Virgen en su regreso", según recalcó el concejal de Policía Local y Fiestas Mayores, José Román, que precisó que la Virgen de Valme iniciara cubierta por un plástico el camino a la parroquia, a donde llegó sobre las 23.00 horas. Y, aunque sea una vez al año, el pueblo fue ésta vez el que protegió a su protectora.

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