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Una pica en Flandes

Cuando Rafael Laffón era un niño se iba los veranos a Huévar, que allí pasaban las calores algunas familias sevillanas acomodadas, y ese largo viaje infantil lo contaba en Sevilla del buen recuerdo como una gran aventura...

el 15 sep 2009 / 23:06 h.

Cuando Rafael Laffón era un niño se iba los veranos a Huévar, que allí pasaban las calores algunas familias sevillanas acomodadas, y ese largo viaje infantil lo contaba en Sevilla del buen recuerdo como una gran aventura, porque entonces el pueblo era un lugar perdido sobre el Guadiamar, en la otra orilla del río que divide el Aljarafe. Hace unos 30 años estuve en el interior de la almazara del marqués de la Motilla, con soberbia torre de viga barroca (igual que Dios puede estar entre pucheros, también a veces hay barroco en los molinos) y gran artesonado, convertida en gallinero, algo que indicaba que el pueblo no se había movido mucho desde que lo recorriera el poeta.

Pero llegó la tragedia de la mina de Aznalcóllar y, en la ejemplar restauración de todo aquel territorio, Huévar supo encontrar otra mina; lo que eran campos de grano y dehesas comenzaron a producir eso que ahora llamamos logística y, puestos a emprender caminos nuevos, hasta se han ido a Amberes a estudiar cómo se comunican las industrias con las instalaciones portuarias del río Escalda. Habrán podido ver seguramente que, en su parte histórica, el recinto fluvial lo cierra un castillo que luce sobre su puerta las armas con leones, torres y granada de Carlos V.

Y es que la Celestina era traducida al flamenco al mismo tiempo que Hernán Cortés se asentaba en México y cuando a Sevilla llegaban el oro y la plata del Perú, los beneficios que daba a la corona española el tráfico de mercancías de aquel puerto eran iguales a los de las minas del Potosí. Lo que vayan a rentar los de la mina de Huévar del Aljarafe no lo sabemos todavía pero, de todas formas, está muy bien eso de tener mirada larga e iniciativa. El pueblo ya no es el que veía, de verano en verano, aquel niño: ahora se atreve a poner una pica en Flandes.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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