La ciudad. Sevilla es una ciudad que, más allá de los tópicos, es activa, dinámica y con mucha vida y, sobre todo, se realiza en la calle y en los espacios públicos que nos rodean. Es desde hace un tiempo cuando estos espacios públicos, que en algunos casos tenían graves deficiencias y carencias que hacían imposible su uso cotidiano, están siendo sometidos a intensas remodelaciones que llegan a cambiar por completo su aspecto, a veces de forma más o menos amable, y otras más o menos funcionales. Pero lo cierto es que muchos lugares de la ciudad precisan de renovaciones que los adapten, de una forma coherente, a los tiempos que vivimos.
Nuevo urbanismo. Es aquí donde entra en juego la nueva arquitectura que hoy en día vivimos, una arquitectura contemporánea y moderna que debe apoyar y realizar estas intervenciones para no producir las anacronías que, en muchas ocasiones, generan pastiches historicistas de dudosa calidad y de corte industrial. Hablamos de intervenciones arquitectónicas en espacios de la trama urbana de la ciudad que se ajusten a nuestro tiempo y resulten funcionales, para lo cual es preciso un profundo estudio del entorno que genere una intervención de alto valor estético, amable e innovadora.
Puesta en práctica. Es necesario, pues, reivindicar para el urbanismo que se practica en cualquier ciudad una puesta en práctica de la arquitectura contemporánea. Así como en cada etapa de la historia se han realizado obras urbanísticas y arquitectónicas en el estilo pertinente, en nuestro siglo, que ya es el XXI, gozamos de la suerte de disfrutar de un estilo de estilos, depurado y que ha aprendido de sus propios errores, herencia de una rica historia artística y arquitectónica de calidad como es la de nuestro país y región. No defendemos sólo la utilización de esta rica arquitectura en grandes y vistosos proyectos de la ciudad, sino en todas aquellas intervenciones que se presten a su puesta en práctica. Peatonalizaciones, remodelaciones, utilización de mobiliario urbano, planificación urbanística o cualquier otro aspecto de la ciudad es susceptible de modernizarse siguiendo unos patrones coherentes con el día de hoy.
Proyectos realizados. Afortunadamente, en Sevilla podemos ya disfrutar de ejemplos de este tipo de intervenciones que enriquecen el paisaje urbano de la ciudad, herencia de siglos de historia y de multitud de culturas que, de una forma u otra, han contribuido a la Sevilla que hoy conocemos. Desde los más famosos proyectos como La Piel Sensible y otras peatonalizaciones del Centro hasta otros que pasan desapercibidos como el edificio de la Consejería de Cultura (también en pleno centro) o la ampliación de la Diputación Provincial de Sevilla. Pero también la nueva arquitectura salpica los barrios y zonas nuevas de la ciudad: ejemplos son el edificio de Galia Puerto, la remodelación del Muelle de las Delicias, la zona de Pirotecnia y el ambulatorio de Las Palmeritas.
Crecimiento de calidad. Aun así, se echa de menos una mayor aplicación de este urbanismo en zonas nuevas y en barrios en expansión que, lejos de incluir en sus calles, espacios públicos y edificios criterios funcionales, estéticos o sostenibles, se limitan a continuar con el urbanismo tradicional o de escasa calidad. Muchas otras zonas precisan de una mejor planificación de calles y espacios para hacerlos más habitables y de una renovación del mobiliario urbano del que podemos decir que, abandonando el debate a veces estéril de su uso en el casco histórico, nos preocupa su elección en las zonas más periféricas por su poca calidad y funcionalidad.
