Cae la tarde para Cajasol. Hoy se dan por culminados los dos años de periodo transitorio para digerir la fusión protagonizada por las dos cajas de ahorros sevillanas, El Monte y Caja San Fernando, un parto largo -de 36 años de gestación y cuatro intentos fallidos- que se alumbró de forma oficial con la formalización de la escritura de fusión, el 18 de mayo de 2007, y una gran campaña publicitaria bajo el eslogan Amanece una gran caja.
El siguiente paso, que pone punto y final al proceso de integración operativa de ambas entidades -no exento de dificultades-, se da hoy con la celebración de la asamblea general, que se convoca con carácter extraordinario y constituyente, y que supondrá la reordenación de los órganos de gobierno de la entidad.
Así, la asamblea, que estará integrada por 160 miembros -durante estos dos años de transición estaba conformada por el doble (320), la suma de los de El Monte y San Fernando- en representación de los impositores, las corporaciones municipales, la Junta de Andalucía, los trabajadores, las Diputaciones y otras organizaciones empresariales y de consumidores, tendrá que elegir a los 20 representantes en el consejo de administración. Y posteriormente se constituirá la nueva Comisión de Control (10 miembros).
Y de la veintena que formará el consejo saldrá elegido el presidente, si bien todo apunta a que Antonio Pulido, quien ha pilotado la caja este tiempo -y los pasos previos a la integración tras la salida precipitada de José María Bueno Lidón de El Monte-, repita en el cargo. En sus espaldas lleva dos años repletos de decisiones y desafíos. El primer ejercicio hizo aflorar los problemas para hacer efectiva la integración, los contratiempos a la hora de aunar los sistemas informáticos y la ausencia de una misma cultura.
Dificultades que derivaron en una remodelación en la cúpula con la destitución de José María Ramírez Loma y la salida de María Luisa Lombardero, ambos directores generales. Rafael López-Tarruella llegó a primeros de 2008 para reconducir una fusión que comenzaba a indigestarse. En la segunda parte del periodo transitorio, otros son los problemas que traen de cabeza. La crisis financiera y de liquidez que, con carácter global asuela a medio mundo, no deja inmune tampoco a Cajasol, que se ve obligada a replantear su estrategia de crecimiento para adaptarla a lo que demandan los nuevos tiempos.
Frente a la apertura de oficinas -incluida la primera en el extranjero, en Miami-, una política de contención del gasto, con la intención de ahorrar entre un 5% y 10% anual.
Y frente a aventuras inversoras en nuevas sociedades participadas, mayor querencia por las provisiones y las reservas. El control del alza de la morosidad -de la que ninguna entidad financiera escapa en mayor o menor medida- es una cuestión prioritaria. Pero también se avecinan tiempos interesantes de reestructuración del mapa financiero, aunque habrá que esperar para ver cuál es el papel que le toca jugar a la entidad sevillana.
Lo cierto es que la frustrada fusión de Unicaja con Caja Castilla-La Mancha (CCM) devuelve a la primera línea el planteamiento auspiciado por la Junta de crear una gran caja andaluza. De nuevo Cajasol sale a la palestra como compañera de viaje de Unicaja, tras venirse abajo la opción de la manchega. Aún quedan tres años de legislatura autonómica.