Ni en las peores pesadillas lo podíamos imaginar. El ‘estado de alarma’ decretado el pasado marzo, y el subsiguiente confinamiento, más las medidas de seguridad que evitan contagios y rebrotes cerraron -y cerrarán- bares y restaurantes. En barras, terrazas y mesas depositamos gran parte de los buenos momentos vitales. La hostelería es otra víctima de la pandemia.

Tras el ‘arresto’ domiciliario y fases de desescalada muchos bares sin terraza han tirado la toalla. No podían pagar rentas, ni compensaba limitar aforos o recuperar plantilla a pesar de ERTEs que avala el gobierno con incógnitas, recortes salariales y retrasos. Una clásica taberna del centro, Bodegas Díaz Salazar, encontró ahorcado a su dueño, quizá frustrado por dicha situación; en Nervión otro negocio suicidó a su gestor

Pocos días atrás leíamos que la patronal hostelera lanza un S.O.S a los poderes públicos. Se estima que en Sevilla desaparecerán más de 1.000 negocios. Toda una hecatombe sectorial.

Pero vemos también grietas en esta crisis. Un Concejal del PP anunció días atrás el cierre del Don Diego, en Triana. Y ya se insinúa que la cotizada esquina entre calles Trabajo y Esperanza de Triana la codicia una franquicia. 8 familias disfrutan ya del paro para nuevos negocios con locales estratégicos.

Otras incógnitas preguntan si es parte del negocio trasgredir leyes o desobedecer a la autoridad en tiempos ‘hosteleros’ de pandemia. Las terrazas, con ‘disco’ o no, en Plaza de América, Jardines de las Delicias, Paseo de Colón, muelle de Nueva York, Líbano, Casa del Estanque acumulan multas tras quejas ciudadanas, denuncias e inspecciones.

Se recurren, las sanciones, mientras el negocio de la vulneración normativa hace caja mal pagando a sus plantillas. Actas sancionatorias ¿selectivas? de Línea Verde-Policía Municipal contra veladores ilegales, ruidos excesivos, etc... o no se pagan, no se notifican o se esfuman entre laberintos judiciales. O en la falsa insolvencia del destinatario o su testaferro ad hoc

Cafetería Coliseo, te rondaré negocio....

Una de las cafeterías con terraza más conocidas en Sevilla, Coliseo, en Puerta de Jerez esquina Almirante Lobo, ha registrado el cerrojazo definitivo. Merodea un ruego de opacidad por lo que se cuece. #Infraganti maneja más cerrojazos con tantas servidumbres que abochornan hasta a quienes hornean esos pasteles.

Cafetería Coliseo estaba en los bajos de un edificio regionalista que firmó Juan Talavera en 1929; lo reformó el reputado Arquitecto Pedro Orihuela en 2009. Su plantilla, de doce trabajadores, está desolada al saber que jamás regresará al trabajo. Se preguntan si ERTE equivale a ERE, algo prohibido por las normas gubernamentales. En juzgados laborales ya hay citas para ventilar despidos de la Cafetería pero !!! En 2024!!!.

Algunos laboralistas de la plantilla hicieron demandas-metralleta. Están dirigidas a numerosas personas físicas y jurídicas. No saben cuántos actores participan en un oficioso cierre patronal del negocio. Acecha la codicia inmobiliaria, maldades con distintas mentes y ese ‘esto es lo que hay’ que finiquita cualquier pacto. Así se describe, y subordina, la ruina laboral y personal de 12 trabajadores. Así es la política de hechos consumados

Hasta 2018 GRAN COLISEO SL operaba la Cafetería Coliseo. Los inquilinos del local fueron varios: un italiano, otro apellidado Vilella y un último Montalvo. La plantilla, respetando la antigüedad, la asume una nueva sociedad llamada CAFETERÍA MERCA 2017 SL. La administra el hijo de uno de los inquilinos del local.

El nuevo gestor, inexperto en hostelería y ligado a Arkham -tienda de cómics de Dos Hermanas-, se encontró con ‘incidencias’. Tal eufemismo arropa pagos de la renta, antigua y actualizada, del local en cuentas bancarias, notarías y juzgados, deudas ocultas, visitas de la policía para cerrar el negocio, inspecciones de sanidad, urbanismo, hacienda, etc....

Y todos esos sucesos ocurren, según se intenta explicar, tras desecharse ofertas para traspasar un negocio con tantas interrogantes como certezas del favor del público que lo disfrutaba. Nos preguntamos ante tan variadas incidencias: ¿Hay una mafia local en la hostelería de pelotazo?.

La sensación, desde primeros de 2019, en Cafetería Coliseo es que ese negocio estorba ante planes ajenos. Y la burra parió el pasado verano este 2020. Hacía un año que urbanismo registró una reforma del bloque para convertirlo en Hotel de 4* con 26 habitaciones y un restaurante gourmet que operarán Chefs con estrellas vascos. La pandemia, y el cierre de la cafetería, serían aliados silentes. Pero se demuestra que muy efectivos.

Los empleadores de la plantilla de la Cafetería Coliseo sólo le regalan buenas palabras. El ERTE de una cafetería que esa empresa posee en Mercasevilla absorbería a parte de la plantilla. Pero sería una hipótesis, casi inviable, que alagaría la agonía. Poco creíble sería esa suculenta oferta para una plantilla descreída tras un cotidiano de frustración por paro laboral

Hay más circunstancias en esta historia. Entre los inquilinos del local que acogió Cafetería Coliseo hay quien cobró y no de la propiedad. Los juristas usan un aforismo antes de analizar cualquier conflicto: ¿Qui prodest? (¿Quién se beneficia?). Obviamente, la propiedad del local saldría airosa y con mejor renta por optimizar su activo. Ayudaría al empeño patrimonial una abogada muy resuelta y dinámica, por usar otro eufemismo.

También, y de otro lado, ocurren más incidencias: la cerradura de la cafetería alguien la cambió en verano.... Y se harían ya obras sobre las cenizas de Cafetería Coliseo. Averiguaciones de #Infraganti para saber más, y la verdad, de este tema chocan contra muros de silencio. Los negocios ‘opacos’ son así.

El empleador de la plantilla restringe llamadas entrantes y no envía lo que promete a quien escribe éstas líneas. Su padre parece mudo y manco por no coger el móvil. Los que han cobrado callan más. Y la abogacía del negocio en tiempos de pandemia a lo suyo. A ‘resolver’ encargos. Parece que todo es parte del guion del film ‘Coge el dinero y corre’, de Woody Allen.

El inversor del futurible negocio tiene herramienta instrumental: EUROGLOBAL INVESTMENTS SL. Jorge Alba sería su portavoz. Cualquier inversor jamás desoirá ofertas con plusvalía sobre su proyecto sin ejecutarlo. Es lo normal, dicen. Para la plantilla del Coliseo, nada es normal desde que comenzó su funeral laboral. Los negocio-dominó precisan que unas fichas se queden sin jugar para que otras encajen.

Lo único que le deseamos a la nueva turistificación del centro sevillano es que cree riqueza y empleo respetando las normas laborales. No es de recibo ese mantra de ‘crear’ empleo destruyendo el pre-existente. También, debe añadirse paciencia ante el dinamismo del Urbanismo sevillano. Muchos inversores huyen de Sevilla ante pegas y dilaciones con que se operan obras y licencias municipales.

La capital hispalense tarda en plasmar proyectos dinamizadores sobre las antiguas Fábricas de Tabacos (Altadis) y de Vidrio, Mercado Puerta de la Carne, Reales Atarazanas, Jardín de las Cigarreras, Comisarías en La Gavidia y calle Betis, antiguos cuarteles, iglesias, conventos... Hará falta un duende para ultimar tan necesarios proyectos, cuyas inversiones las paran las mismas manos que luchan por el progreso empleador y financiero de una Sevilla que acercaría a la Virgen y al diablo, según Santa Teresa

La hostelería sevillana, como vemos en días pandémicos, registra luces y sombras. Cierres y reaperturas con dineros que relativizan y opacan hasta donde puede el factor humano. Señoras, señores, la especulación en zonas estratégicas hispalenses sigue viento en popa, con o sin esa pandemia que da cerrojazos hosteleros.