Semana Santa 2023

Un pregón tejido a versos ‘entre la noche y el día’

Enrique Casellas hizo vibrar al público del Maestranza con un pregón rotundo y sin ataduras cuya belleza estética pellizcó con intensidad el corazón de los cofrades

26 mar 2023 / 14:45 h - Actualizado: 26 mar 2023 / 14:51 h.
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  • Enrique Casellas, durante su pregón.
    Enrique Casellas, durante su pregón.

Azul inmaculado era el color del cielo bajo el que Enrique Casellas se presentó en el Maestranza para vivir uno de sus días más emocionantes. Una jornada perfecta en lo meteorológico como preludio de un acto que ya forma parte del ser y del sentir de los sevillanos. Domingo de Pasión, domingo de antesala para la fiesta más hermosa del mundo cuyo prólogo tiene lugar a escasos metros del Betis.

Eran las doce y siete del mediodía cuando la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, dirigida por Francisco Javier Gutiérrez Juan, comenzó a interpretar ‘Entre la noche y el día’, una preciosa marcha compuesta por Manuel Marvizón expresamente para el pregón. Sones cargados de sensibilidad que remiten a la esencia de la ciudad, al cante y la guitarra, al genio de Lola Flores y otros muchos gitanos que comparten con Enrique Casellas su amor por Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias.

Cinco minutos después, el Teniente de Alcalde y Delegado Fiestas Mayores Juan Carlos Cabrera se dirigió al público del Maestranza para hablar de «la ciudad por excelencia de la primavera» y recordar al fallecido Rafa Serna, quien en ese mismo escenario lanzó una pregunta al aire, «¿Qué le falta a Sevilla?», respondiendo él mismo: «Nada». Asimismo Cabrera quiso reconocer el esfuerzo del Consejo por realizar «una serie de mejoras, que, estoy seguro, darán sus frutos», para seguidamente recordar las medidas tomadas por su área para garantizar la seguridad de la fiesta en los últimos años. «Este alcalde y este gobierno siempre estarán al lado de sus hermandades», remató antes de referirse al pregonero a través de una dedicatoria del poeta Caro Romero, quien llegaría a denominarlo el ‘Bob Dylan de Capuchinos’. «Aquí está Sevilla y tuya es la palabra», fueron sus últimas palabras, y seguidamente la Banda Municipal dio inicio a la marcha ‘Amarguras’.

De San Román a Padre Pío

Pasadas las doce y media del mediodía, Enrique Casellas, que vestía el clásico chaqué conjuntado con un chaleco gris y una corbata oscura, fue a saludar al arzobispo, al alcalde y al presidente del Consejo —este año, y como novedad, los tres se hallaban destacados en el centro del escenario— antes de dirigirse al atril para arrancar con su pieza. Sucediendo a la palabra «Sevilla» con un ramillete de versos que, recorriendo los pasajes más importantes de la Pasión, le permitieron citar a un buen número de hermandades recorriendo la ciudad de punta a punta —de San Román a Padre Pío, de Sevilla Este a Ciudad Jardín—, el pregonero dejó claro la vocación lírica del texto, y arrancó los primeros aplausos de un respetable entregado a su empeño desde el principio.

Tras este fulgurante inicio, un mar de sonrisas inundó el Teatro de la Maestranza al evocar a fray Carlos Amigo Vallejo a través de una anécdota relacionada con el Pregón de las Glorias de 2004. Y es que, tras regalarle Casellas la edición impresa de su discurso, el arzobispo le comentó que los pregones, a su juicio, tenían que estar revestidos de aire lírico y no de tintes de homilía, tras lo cual remató: «Mira Enrique, en definitiva, no se puede envolver calentitos en papel de regalos ni bombones en papel de estraza».

Cofrades de barrio

Con ‘Encarnación y Refugio’, un pasaje dedicado a espacios alejados de la Campana, como la Ronda del Tamarguillo o la Gran Plaza, el pregón se adentró en los aspectos más cotidianos de la Semana Santa, desde los programas de radio y televisión dedicados a las cofradías a las noticias difundidas por medios como El Correo de Andalucía o Arte Sacro. Un curioso periplo que concluyó con un guiño a su disco de sevillanas ‘Del alma de Sevilla’: «Encarnación y Refugio / sé que me están escuchando ./ Con esos... con otros nombres, / en esos y en tantos casos, / Sevilla les debe el alma / de los cofrades de barrio».

«¿Y la cara?». Con esta pregunta al aire, los versos de arte mayor creados por el pregonero, que beben directamente de su ‘tito’ Pascual González —hay mucho del fundador de Cantores de Híspalis en el Pregón de 2023—, se hicieron presentes en el teatro para piropear a gran parte de nuestras dolorosas (Guadalupe, Penas de Santa Marta, Aguas, Dolores del Cerro, Angustia, Victoria, Piedad...). Largo y bellísimo pasaje que, cuajado de alusiones al amor que siente la ciudad por la Madre de Dios, desembocó en el Domingo de Resurrección: «Después todo Sevilla, todo Aurora / todo Pascua florida y asomada / con júbilo febril de vida nueva / al ventanal de Gloria de su cara».

Esperanzas y Gran Poder

Y como no podía ser menos, en ese itinerario por las devociones marianas, el pregonero incluyó a las dos Esperanzas de la Madrugá, llamando «Rosa de Jericó ‘despetalada’/ barandilla en el puente del piropo», a la Reina de la calle Pureza, e invocando al Padre Cué y otros rapsodas de la Reina de San Gil para sentenciar: «Cumples condena / pues te apresó en sus ojos / La Macarena».

También hubo recuerdos a los recientemente fallecidos Carlos Morán y Bienvenido Puelles, pero también a Rafael Franco o Manolo Santiago, a través de un original pasaje dedicado a las calles que «dejan que brillen muchos merecidos nombres». Una galería visual que desembocaría en un nuevo galanteo con la ciudad que le vio nacer («¿Dónde está Sevilla?), que continuó con el Cautivo del Tiro de Línea antes de detenerse en San Lorenzo. «Señor del día a día de Sevilla», denominó a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, a quien brindó uno de los poemas más hondos de su pregón.

Entre la noche y el día

Hubo estampas muy hermosas antes de ese momento, pero, como cabía esperar, al adentrarse en la Madrugá, Enrique Casellas se abrió en canal para hablar de su hermandad de los Gitanos («El día grande de mi casa se prolonga desde el Jueves Santo al mediodía del Viernes»); versos saboreados con dulzor que remató con la frase que da nombre a la marcha compuesta por Marvizón: «No es viernes oculto, arcano, / es Viernes de cofradías, / cuando murió el Soberano, / cuando pasan los Gitanos / entre la noche y el día». Octosílabos pronunciados con el corazón que despertaron el entusiasmo del público, incluso con varios ‘oles’. Y como conclusión, un airoso romance dedicado a la vieja Híspalis que incluyó oficios, horarios, anclas y mariquillas —no dejó atrás ni la bola de cera—, y que provocó el delirio antes de la interpretación de los himnos de Andalucía y de España.

En suma un pregón rotundo y sin ataduras cuya belleza estética pellizcó con intensidad el corazón de los cofrades al incluir a todas las hermandades, llevarnos de la mano por la ciudad y prepararnos para los días grandes.