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Actualizado: 12 may 2019 / 08:00 h.
  • Elena Moreno y aviones comunes rescatados tras la destrucción de sus nidos. / El Correo
    Elena Moreno y aviones comunes rescatados tras la destrucción de sus nidos. / El Correo

Elena Moreno Portillo, es una joven ornitóloga que fraguó su pasión por las aves observándolas en Doñana. Bióloga y máster en comunicación científica y ambiental, esta jóven científica ha querido llevar las medidas de conservación de la fauna a un ecosistema olvidado, las ciudades, creando en Sevilla una asociación pionera en este sentido: Ecourbe.

-¿Para qué nació la asociación Ecourbe?

-Nace de la necesidad de mostrar que la ciudad es un ecosistema como cualquier otro y para visibilizar que los humanos no somos los únicos que la habitamos. Su gestión por tanto debe tener en cuenta al resto de especies y ser lo menos intervencionista posible. La ciudad debe tender a la naturalización ya que a más intervengamos más perdemos los servicios que los ecosistemas nos prestan de manera gratuita y mayor esfuerzo económico hay que invertir. Los objetivos de Ecourbe son la divulgación, y la conservación, que incluye un esfuerzo para que la administración mejore la gestión y una red de rescate de aves.

-Vuestra asociación pone la lupa en la fauna urbana. ¿Tantos animales se han adaptados a las ciudades?

-Muchos animales encuentran beneficio en vivir cerca del hombre o han estado siempre ligados a los asentamientos humanos, por lo que su supervivencia ahora depende de nosotros. Es el caso del gorrión, los vencejos, los aviones o las golondrinas. Otras especies están comenzando a entrar en la ciudad, como por ejemplo la paloma torcaz, debido a que la transformación del medio rural y la caza las están dejando sin hábitat y tienen que huir. La gente piensa que si expulsa a los animales de la ciudad: al avión de su ventana, al vencejo de su persiana, a la rana de su piscina, estos se irán a otro lado ¿Dónde van a ir en un mundo donde el humano coloniza todo y ellos cada vez tienen menos posibilidades?

La fauna del asfalto
La Giralda y vencejos. / El Correo

-No hablamos sólo de aves, ¿verdad?

-No, usamos las aves como emblema porque son buenos bioindicadores y además son especies paraguas del resto del ecosistema, si les creamos un hábitat favorable otros muchos animales podrán vivir en él. Las aves junto con los murciélagos, anfibios y reptiles son nuestros aliados contra las “plagas”; no son plagas son desequilibrios causados por el hombre en el ecosistema. Las salamanquesas están en todos los portales y se alimentan de insectos, salen más baratas que cualquier insecticida. Luego la gente se compra caros reptiles traídos de otras partes del mundo, pero la salamanquesa es un gecko urbano. Nosotros no las valoramos porque estamos acostumbrados a ellas, pero si te mueves un poco para el norte de España ya no hay, solo viven en áreas mediterráneas.

-Sin embargo las aves de Sevilla, por su situación son muy numerosas. ¿Se puede hacer birdwatching sin salir de la ciudad?

-Sin ninguna duda, Sevilla es una ciudad privilegiada donde se pueden ver más especies que en ninguna otra capital europea. Hay más ciudades españolas que tienen gran biodiversidad, pero el hecho de que Sevilla esté en el paso migratorio del estrecho y tenga el Guadalquivir le da aún más posibilidades. Los extranjeros vienen a Sevilla y se sorprenden porque encuentran en un simple paseo por sus calles multitud de aves, no hay ni que salir al campo. Los bandos de cientos de vencejos son una estampa única en Europa, los calamones que prosperan en los parques o los cernícalos primillas de nuestra Giralda son escenas singulares.

-¿Es Sevilla un ecosistema hostil para la fauna urbana?

-Sevilla tiene una biodiversidad que no se merece, pues no hacemos nada para conservarla. Ninguna acción incluye el estudio de impacto en la biodiversidad, por ejemplo: cuando se poda no se tiene en cuenta que una mediana es el dormidero de miles de lavanderas, o cuando se reforma un edificio no se mira por las decenas de nidos de vencejos que se sellan para siempre. Ningún organismo se encarga de la fauna de nuestras calles, ni parques y jardines, ni urbanismo, están en tierra de nadie y totalmente desprotegidas.

La fauna del asfalto
Un vencejo recuperado. / El Correo

-¿Estamos concienciados en la importancia de la fauna urbana?

-El pensamiento general es que la ciudad está hecha por y para el ser humano y todas las demás especies no deberían estar aquí. Sin embargo una ciudad estéril es una ciudad enferma. Hay estudios sobre el beneficio psicológico que aporta la presencia de fauna en la ciudad. Especies como las palomas son necesarias porque son los primeros animales que un urbanita conoce. Infundir a los niños respeto por estas aves es el primer paso para que puedan entender el resto de la historia. Actualmente se capturan y se matan, solo por quejas vecinales y sin estudiar la capacidad de carga del ecosistema, esto es rotundamente inaceptable y la ciudadanía debe exigir un cambio de sensibilidad.

-En Sevilla se aprobó de nuevo el uso de glifosato para combatir las mal llamadas malas hierbas. ¿Qué efecto ha tenido esta decisión en la fauna urbana?

-Eliminar las hierbas de los alcorques y el desbroce continuo es nefasto para la fauna urbana. Los jilgueros o los gorriones necesitan las semillas para alimentarse. El uso de glifosato es una manifestación de que Sevilla quiere ser una ciudad estéril y de que estamos lejos de conseguir la sensibilidad necesaria para convivir con la biodiversidad y dejar de ver la hierba como algo antiestético.

-La tala de más de 4.000 árboles en menos de un año también habrá tenido efectos, ¿no?

-La tala se puede comparar con el desahucio de cientos de familias de aves. Ese año muchas perdieron sus nidadas y las crías murieron, además se les ha dejado sin casa para siempre porque esos árboles no han sido repuestos. Vamos perdido hábitat para la fauna y por tanto disminuimos la biodiversidad urbana poco a poco. ¿Quién sabe las especies que hemos perdido por esas talas? Nadie, porque no hubo estudio, pero es muy probable que hubiera especies protegidas como murciélagos, mochuelos o vencejos de los que ya nada sabemos.

-¿Qué otras zonas de la ciudad, además de los espacios verdes, son importantes para la fauna?

-Hemos hablado de la pérdida de hábitat cuando no se cuidan los árboles, pero hay otra pérdida silenciosa que ocurre cada vez que se restaura un edificio. Aquí sufren todas las especies que viven en la arquitectura, como gorriones o cernícalos, y especialmente los vencejos. Las restauraciones sellan todos los huecos y hace edificios impermeables a la fauna, esto ha ocurrido por ejemplo en la calle Tetuán, allí ya no hay sitio para los vencejos. ¿No eran aves protegidas? Lo son, pero la ley se queda en el papel porque nadie vela por su cumplimiento.

-¿Qué debemos hacer como ciudadanos para proteger nuestra fauna urbana?

-Primero ser tolerantes, que quiere decir respetar a nuestros vecinos no humanos. Nadie se queja del CO2 que respira en la avenida o del ruido de tráfico, pero le molesta el nido o el canto de un pájaro. Cómo ellos no pueden defenderse, son los que lo pagan. Lo segundo es denunciar cualquier acto contra la fauna a la policía o a la Guardia Civil. Lo más habitual es la destrucción de nidos o los envenenamientos, ambos delitos que el ciudadano no sabe que tiene el derecho y el deber de poner en conocimiento de las autoridades.

-¿Hay una Sevilla que no sabemos ver u oír?

-Así es. Tenemos que aprender a mirar la ciudad con otros ojos. Muchos no lo ven pero está en su subconsciente y cuando no escuchen el canto de los verderones por la mañana o el grito de los vencejos en Semana Santa, se darán cuenta de que les falta una parte muy importante de su ciudad. Somos unos privilegiados y los ciudadanos debemos ser los primeros en velar por nuestra naturaleza, porque desde arriba, no lo van a hacer. Activismo y exigencia a los políticos por nuestro Patrimonio Natural, el que nos provee de agua, aire, comida... las cosas verdaderamente necesarias.