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Actualizado: 02 oct 2021 / 08:24 h.
  • Un fragmento del cuadro. / Foto: Andalucía Viva
    Un fragmento del cuadro. / Foto: Andalucía Viva

El pasado 22 de abril representantes de la conocida casa de subastas de la capital norteamericana confirmaron la retirada de una reproducción excepcional de San Francisco abrazando a Cristo en la cruz que se atribuía por expertos a Murillo. No ofreceremos más declaraciones al respecto remataba un escueto comunicado de los portavoces de Cristhie’s.

Tras publicitarse que la obra integraba un catálogo de venta de Antiguos Maestros el historiador de arte Pablo Hereza, considerado el experto nº 1 en Murillo, dudaba en las redes sociales que fuese el consagrado pintor comparando dos fotos; una de Cristhie’s y otra del original, del que se extrae el que se pretendía subastar. Hereza deslizaba un error –por usar un eufemismo- en la atribución al pintor sevillano. Además, se extraña que haya copias propias de cuadros por encargo al universal pintor sevillano.

¿Falso Murillo en Nueva York?
Foto: Andalucía Viva

Benito Navarrete, Catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Alcalá, recalcó que fue Hereza quien se percató que la obra a subastar es una copia de Murillo que o pintó quien se considera su atribuido autor. Indicó que Christie's decidió retirar la obra de la venta sin ninguna explicación.

Christie's se había vacunado [en vano] ante adversidades que arruinaran su negocio subastero. Recalcaron que pretendían vender un ricordo. Así se llaman las copias que hacen los pintores de sus propias obras. Unilateralmente tal casa de subastas vindicaba que la obra estaba en fantásticas condiciones. Inclusive afirmaba que podían apreciarse plenamente las fluidas pinceladas de Murillo. La fulminante y opaca retirada de la obra horas antes de aceptar ofertas de postores resulta llamativa. Pocos entienden los vaivenes, en pro y contra, sobre la originalidad del cuadro retirado finalmente de la subasta.

Según Cristhie’s la obra fue analizada por el historiador del arte Enrique Valdivieso (Catedrático jubilado de la Universidad de Sevilla) Este experto que, al parecer, contrató la indicada casa de subastas llegó a la conclusión de que se trataba de una reproducción de excelente calidad llevada a cabo por Murillo. Un teletipo de EFE despachaba, telegráficamente, la paradójica postura de tan reputada casa de subastas tras ponderar su originalidad.

Añadía que ‘... aunque vemos copias de trabajos de Murillo, descubrir un duplicado del propio autor, escondido en una colección privada durante tanto tiempo, es un hallazgo maravilloso....’ contó la directora de ventas de Antiguos Maestros de Christie's, Jonquil O'Reilly. La obra se tasó para la venta en una suma próxima a los dos millones de dólares, pero ahora nadie sabe dónde está, ni desde dónde cedido el cuadro a Cristhie’s. Sólo refiere que proviene de una colección privada sin especificar quién la capitaliza.

El original

San Francisco abrazando a Cristo en la cruz fue pintado por Murillo como parte de un encargo de la Orden Capuchina en 1665. El pedido fue de ocho cuadros. El conjunto de obras fue de los más importantes del siglo XVII de España. Así concurren las opiniones de los expertos acreditados.

La serie se dividió en 1835, pocas fechas antes de la desamortización de Mendizábal que enajenó bienes eclesiales. La copia que intentó vender Christie’s según algunos expertos es un lienzo cortado para evitar ser incautado los días en que España luchaba por su independencia a principios del siglo XIX adjudicándose un valor no más allá de los 6/7.000 euros. Hace pocos años se reunió para una exposición conmemorativa en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde cuelga el original del supuesto ricordo que quiso vender Cristhie’s. El cuadro original y catalogado de Murillo es un óleo sobre lienzo de 283 x 188 cm. Está datado entre los años 1668 y 1669.

La obra es una composición que simboliza el clímax vital de San Francisco de Asís. Es decir, cuando decide renunciar a todos sus bienes materiales para abrazar la vida religiosa. Junto a la cruz, dos ángeles sujetan un libro abierto donde se puede leer en latín el pasaje del Evangelio de Lucas (14,33) que reza así: Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas las cosas que posee no puede ser mi discípulo. Así, el globo sobre el que San Francisco apoya el pie, casi como empujándolo, simboliza el mundo terreno que rechaza y abandona para convertirse en discípulo de Cristo. La pintura acoge luz tenue y colores cálidos. Combina, sin estridencias, pardos, azules y verdes con la palidez del cuerpo de Cristo.

La ‘subasta’ del arte

La retirada precipitada de un cuadro de catálogo por una entidad tan reputada como Cristhie’s y de un artista tan catalogado e inventariado como Murillo desata los truenos. Los mismos abrasan las copias que se mercadean como originales o directamente sobre plagios que pintan copistas a veces más inspirados que los propios artistas consagrados.

Consultados expertos en arte y las singulares pautas que rigen el mercado de obras que se subastan o venden discretamente por millones de euros o dólares por el autor indican que habría una trama sevillana casi tan antigua con la escuela pictórica del mismo origen que avalaría con dictámenes e informes la originalidad de obras espléndidamente pagados. Los autores de tan cuestionables estudios serían docente universitarios y académicos que con sus supuestas pericias elevarían el precio de las obras al tiempo que le darían un rigor del que carecen las mismas.

En la Sevilla de 1960 se desarrolló la secreta y policiaca Operación Sevilla Detuvo, entre otros, a un acreditado copista-restaurador Eduardo Olaya. En realidad, fue la víctima de un conocido anticuario, Andrés Moro, tras la denuncia de una aristócrata que se sentía estafada al adquirir un supuesto bodegón de Velázquez. Una denuncia-vacuna previa de una marquesa amortiguaría males mayores. El óleo se colgaría al final en el mismísimo Palacio del Pardo y fue adquirido por Carmen Polo, esposa del Generalísimo Francisco Franco.

Dos décadas después, un conocido catedrático universitario y arquitecto hispalense fue relativizado en sus dictámenes sobre la originalidad de ciertos cuadros de artistas consagrados. Avalaban para la venta lotes de cuadros a jeques árabes para lucirlos en sus palacios en la Costa del Sol. Pagaba el generoso petrodólar. El docente cobró platino por avalar lo más que dudoso. El escándalo se cocinó en la intimidad de la Sevilla eterna.

Más llamativo fue la detención -por orden de INTERPOL- instada por juzgados neoyorquinos, en abril de 2014, en un hotel de Sevilla (NH Collection) al intentar registrarse como huésped José Carlos Bergantiños. El marchante gallego afincado en Nueva York vino a Sevilla tras cerrarse, por vender cuadros de consagrados artistas norteamericanos pintados en realidad por un chino -Pei-Shen Qian- en un garaje de Queens, la galería Knoedler. Fue una de las históricas y más reputadas del sector a nivel mundial. Resulta hasta hoy un misterio qué vino a comprar o vender en Sevilla Bergantiños. Pero queda clara la conexión Sevilla-Nueva York de Murillo. Lo colocado con el pincel de Olaya es otra incógnita.

El mercado del arte a nivel de artistas consagrados se calcula que compra y vende un alto porcentaje de obra no original. Un conocido bufete (Lavagne & Asociados) experto en arte no descarta que hasta un 40% de lo que mueve el mercado sería falso. Tales juristas indican que ‘Uno de los principales enemigos que mina la transparencia del mercado del arte es el de las falsificaciones. Contra él luchan los museos, instituciones, casas de subastas, anticuarios, coleccionistas y la Brigada de Investigación del Patrimonio Artístico (Policía Nacional). Según estas fuentes todos los pintores importantes han sido falsificados y existen verdaderas mafias que tratan de embaucar a los incautos con obras fraudulentas.

Esas verdades hacen millones a desalmados que colocan obra falsa en galerías, museos y colecciones privadas. Ya lo anticipó el mismísimo Picasso: El arte es una mentira que da cuenta de la realidad.