¡Por fin ha llegado el verano! Y no lo digo porque sea precisamente un amante de las altas temperaturas, sino porque desde el pasado 14 de junio podrá incluir en vuestra “lista de cosas que hacer en Sevilla” un concierto nocturno en los jardines del Alcázar. Un marco incomparable para disfrutar de ni más ni menos que 75 actuaciones, en las cuales diferentes grupos e intérpretes le harán a buen seguro vibrar con una amplia variedad de música, que va desde la clásica hasta el pop, pasando por el jazz, la música antigua o el flamenco.
A los jardines se puede acceder desde una hora y media antes del inicio del concierto. Y es precisamente por esta razón por la que me gustaría hablaros de ellos, ya que os recomiendo encarecidamente visitarlos antes que la música comience a sonar, para así disfrutar de este inmenso y maravilloso pedazo verde que tenemos en pleno centro de Sevilla. Ya que se pueden visitar la mayor parte de ellos (menos la zona más próxima a los palacios), permítame que le recomiende un itinerario a realizar.
Al poco de entrar, divisará el escenario, situado frente a la pintoresca galería de los grutescos. Fue diseñada por el arquitecto italiano Vermondo Resta en el siglo XVII, el cual convirtió parte del antiguo muro almohade en una galería de paseo. Se basó en el estilo manierista, el cual trata de imitar formas de la naturaleza, como en este caso cuevas y grutas. De ahí su nombre y la decoración a base de rocas, conchas y nácares, además de frescos representando alegorías y figuras mitológicas.
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A la espalda de las sillas donde se podrá sentar a disfrutar de la velada musical, se encuentra el Cenador de la Alcoba, un elegante pabellón construido en tiempos del emperador Carlos V, en el que resaltan sus arcos apoyados en columnas de mármol y su cerámica trianera. Muy cerca podrá ver otro pequeño edificio, conocido como el Pabellón del León, que tendrá la suerte de poder admirar tras una larga restauración recién acabada, en la que por cierto han salido a la luz valiosos restos de antiguas pinturas medievales. Le recomiendo sentarse un rato en este lugar a la vera de su estanque, es un remanso de paz que te ayuda a relajarte tras un largo día.
Desde este último pabellón, continuamos hacia el Sur dejando atrás el escenario y a la izquierda un pequeño pero bonito laberinto confeccionado a base de tuyas y cipreses; parece fácil, pero una vez que se mete uno no es tan sencillo encontrar la salida, ¡le invito a probar! Así llegaremos al llamado jardín inglés, cuya actual apariencia viene de la mitad del siglo XIX, cuando reinaba en España Isabel II. Como su nombre indica, se quiso imitar un parque inglés, con amplias praderas salpicadas con árboles dispersos. Destacan por su elegancia los Gingkos y por su porte los inmensos cedros del Líbano. ¿Sabía que es el símbolo de este país? Por otro lado, en esta zona es donde es más fácil ver los pavos reales, con sus llamativas plumas y sus estridentes reclamos.
También podrá disfrutar de los jardines situados al otro lado del muro de los grutescos, para lo cual tendremos que volver sobre nuestros pasos, ya que la conexión de este lugar con los jardines históricos está cerrada durante los conciertos. Tendrá que esperar a la mañana siguiente para realizar una visita a los Reales Alcázares y así conocerlos, además de para poder escuchar un curioso órgano situado en la galería, el cual produce una graciosa melodía a la cada hora en punto mediante el movimiento del agua. ¡Solo hay uno de estas características en España! Es más, se dice que solo un ingeniero británico es capaz de arreglarlos.
Una vez al otro lado del muro, se encontrará con un espacio verde que recuerda mucho al otro buque insignia de los jardines sevillanos, el Parque de María Luisa. Se conoce como el Jardín de los Poetas, por el cual podrá pasear para así deleitarse con sus románticos estanques y sus frondosas plantas, entre las que sobresalen sus altísimas palmeras Washingtonias. Y justo pegado se encuentra el Jardín del Marqués de la Vega Inclán, en el que destacan sus numerosos árboles frutales, entre los que nos podemos encontrar naranjos, limoneros, pomelos o perales, además de imponentes bouganvillas adornando la parte trasera del muro de los grutescos.
Espero finalmente que si viene a Sevilla no deje de incluir en su programa una de estas mágicas noches, para así combinar un interesante concierto musical con un paseo por estos históricos y hermosos jardines. ¡No se arrepentirá!