Piragüismo eslalon

Maialen Chourraut cierra de forma cruel su leyenda olímpica en el K1

Una penalización de 50 segundos en la puerta 2 del recorrido deja a la guipuzcoana sin opciones de ganar su cuarta medalla; aún puede hacerlo en kayak cross

Maialen Chourraut tras la final de K-1 eslalon en los Juegos Olímpicos.

Maialen Chourraut tras la final de K-1 eslalon en los Juegos Olímpicos. / Rafa Aparicio / Federación Española de Piraguismo

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

"¿Qué dicen las quinielas? ¿Que saca la medalla?". Xabier Etxaniz, entrenador y marido, a la carrera por los caminos del colosal Club Náutico de Vaires-sur-Marne, preguntaba al periodista por las sensaciones que se palpaban sobre las posibilidades de éxito de Maialen Chourraut en el K-1 eslalon, la vistosa prueba de piragüismo de aguas bravas. Quedaban aún un par de horas para la semifinal, que la guipuzcoana superó con apuros, y otras dos más para que arrancara la final en la que el optimismo, bajo la solana parisina tras dos días largos de brumas, chocó con la realidad. No, no iba a sacar medalla. De hecho, la jornada tenía preparado un cruel desenlace para una deportista de época.

La puerta 2, la misma que se le había atravesado en las series, también después en la semifinal, le acabó por estallar en la cara en el momento decisivo. No solo la tocó, no solo la encaró sin precisión, sino que sencillamente se la comió. No la pasó, lo que equivale a 50 segundos de sanción nada más iniciar la bajada. Irremontable en una prueba de menos de 100 segundos. Ya daba igual que brillara en las 21 puertas posteriores que le separaban de la meta. Adiós.

"La 2, la 2... Otra vez la 2..."

"No la he pasado bien en ninguna manga, en la semifinal lo he hecho con muchos apuros y en la final ya fue el remate final, el colofón. Lo había analizado bien, lo he intentado hacer bien, pero... No sé. La tenía cruzada desde el primer momento. Llegar a la final ya había sido un regalo. Ha sido una pena", decía después, sin que la sonrisa desapareciera de su rostro. "La 2, la 2. Otra vez la 2... No tenía gran complejidad, pero... La 2", repetía Etxaniz.

Maialen Chourraut, durante su descenso.

Maialen Chourraut, durante su descenso. / Rafa Aparicio Federación Española de Piraguismo

Esta no es, sin embargo, una crónica triste sobre fracasos o decepciones, porque ninguna de esas palabras puede ajustarse a lo que es y ha sido Maialen Chourraut. Este es solo el relato del último, aunque cruel, capítulo de una carrera legendaria para el olimpismo español, tres medallas y cuatro finales con la de este domingo, para una deportista de época a la que, ya con 41 años, parece imposible adivinarle un bis más en Los Ángeles 2028. A falta todavía de que en París compita en kayak cross, la disciplina en la que persistirá en la búsqueda de su cuarto medalla.

"No he sido capaz de ponerle la guinda al pastel, no he sido capaz de dar lo mejor de mí misma. Estoy con pena, pero me levantaré, porque me siento afortunada. Casi seguro que será mi última bajada en unos Juegos Olímpicos haciendo eslalon, pero este no será mi último minuto remando en una piragua", prometía después, sin dejar de sonreír pese a un mazazo que, más allá de las formas, parecía inevitable.

Un historial legendario

Porque lo que decían las quinielas era que lo normal era que Chourraut, ya veteranísima, la que más de la competición, no consiguiera su cuarta medalla olímpica (bronce en Londres, oro en Río y plata en Tokio), la que le habría dejado a tan solo una de las dos mayores leyendas de la historia de España, los también piragüistas David Cal y Saúl Craviotto, que en este mismo recinto a 20 kilómetros de París buscará su sexto metal.

Maialen Chourraut, en su cuarta final olímpica

Maialen Chourraut, en su cuarta final olímpica / Rafa Aparicio Federación Española de Piraguismo

Pero las quinielas también dicen, lo hacen siempre, que con las leyendas conviene ser prudente, no dar nada por descontado, mucho menos un arrebato de genio y experiencia de la vasca que sirviera de catapulta hacia lo impensable. Asterisco de esperanza que comenzó a difuminarse en la semifinal que inauguró la tarde, barrera que Chourraut sufrió para superar, marcando el segundo peor tiempo de las 12 clasificadas, a apenas 18 centésimas de que todo se acabara en esa estación.

El oro, para Australia

La final, disputada un par de horas después en un recinto a rebosar y entregado a las deportistas, confirmó pronto que España no iba a celebrar este domingo su segunda medalla en París 2024, tras el bronce del judoca Fran Garrigós el sábado. Chourraut, por culpa de esa maldita puerta 2, quedó en última posición de un descenso en el que las medallas fueron para la australiana Jessica Fox (oro), la polaca Klaudia Zwolinska (plata) y la británica Kimberly Wood (bronce).

"La vida se trata de ir superando las pruebas que te vas encontrando, de ir trabajando, de hacer las cosas lo mejor posible... Y, como digo siempre, yo creo que me levantaré más fácilmente porque a lo que realmente le doy importancia es al recorrido que llevo y no al resultado", reflexionaba después con acierto Chourraut. Porque el recorrido, en verdad, y pese al cruel final, ha sido memorable. El kayak cross, tan imprevisible, le brindará al menos la oportunidad de revancha.

Tracking Pixel Contents