Opinión

Gabriel Ramírez

España sin niños y aquí seguimos hablando de la madre de Rubiales

España sin niños y aquí seguimos hablando de la madre de Rubiales

España sin niños y aquí seguimos hablando de la madre de Rubiales / Gabriel Ramírez

Mientras seguimos enredados entre besos no consentidos y huelgas de hambre de madres, en España nos estamos quedando sin niños. Pero esto vende poco y arrastra muchos menos lectores. El caso es que, a este paso, no vamos a quedar con una sociedad hecha un primor: millones de pensionistas y miles de jóvenes intentando tirar de un carro desvencijado e imposible de arreglar. A algunos les parecerá un disparate que el que escribe levante la mano pidiendo a los inmigrantes que se vengan para acá lo antes posible, pero no veo otra alternativa. Sí, los inmigrantes están llamados a trabajar, a cotizar en España, para sacar adelante el país porque los datos son demoledores.

En los últimos cinco años, el segundo ciclo de infantil de la enseñanza española (con niños de tres a seis años) ha perdido 145.071 alumnos. Por su parte, la primaria (de seis a doce años), 159.288. Eso hace un total de 304.359 alumnos. Si tomamos en cuenta los últimos diez años, el descenso se eleva a 358.856 alumnos. Esos son muchísimos niños menos de los que deberíamos estar disfrutando en nuestra sociedad.

Ayuda poco a pensar en tener hijos la precariedad laboral que sufren los jóvenes españoles y que no pueden dejar la casa de los padres para instalarse por su cuenta; ayuda poco que las políticas de ayudas a la familia sean escasas, casi ridículas. No invita a tener un hijo saber que el trabajo te absorberá por completo y no dejará que te dediques a tus hijos de la forma debida. No invita a tener hijos saber que el futuro es gris y el mundo se está convirtiendo en una especie de sala de torturas.

Tener hijos es fundamental (aunque no imprescindible ni obligatorio, por supuesto) para hombres y mujeres, para las sociedades enteras. De hecho, el ser humano está en este mundo para reproducirse y, luego, todo lo demás. Sin niños no habrá alegría en la sociedad, y no habrá jóvenes, y el sistema económico se vendrá abajo, y la sociedad perderá su fisonomía actual para pasar a ser otra cosa. Y el mundo se convertirá en algo que, ahora, somos incapaces de imaginar.

El índice de natalidad es eso que baja mientras el mundo sigue girando, es eso en lo que nadie se fija porque somos muchos y ya saldremos adelante (falso, claro). El índice de natalidad será el gran quebradero de cabeza del futuro cercano. Eso y la falta de agua. Pero aquí seguimos hablando de Rubiales y de su madre. Así están las cosas.