Opinión | Oriente Próximo

Irán declara otra guerra a Israel

A seis días del primer aniversario de la matanza llevada a cabo por Hamás en suelo israelí, se vienen cumpliendo las peores expectativas generadas por aquella orgía violenta

Así fue el ataque aéreo de Irán a Israel

Sara Fernández

En el último capítulo de la guerra de nunca acabar, Irán remite una lluvia de misiles a Israel a través de los vecinos mutuos, con la certeza de que el grueso de las bombas serán interceptadas por la acción protectora combinada de los destinatarios y de las potencias occidentales. A seis días del primer aniversario de la matanza llevada a cabo por Hamás en suelo israelí, equivalente a cincuenta 11M o diez mil muertos en España, se vienen cumpliendo las peores expectativas generadas por aquella orgía violenta. Un Netanyahu desencadenado se bate por su supervivencia no solo política, con ataques en tres frentes simultáneos por no hablar de la hostilidad antisionista, antiisraelí o antisemita en las calles de Occidente.

En el imperio de los likes, la humillación del enemigo es más importante que la anticuada victoria. Por eso Irán declara otra guerra a Israel mediante un bombardeo de efectos especiales más cegador que sangriento, propio de un país inseguro y desfallecido, mientras los servicios de espionaje israelíes se redimen con operaciones tecnológicas que nutrirán al Hollywood del futuro. El anuncio previo de Estados Unidos demuestra que todos los sistemas de comunicación del planeta se hallan intervenidos en la actualidad. En la respuesta de Edward Snowden sobre si podían interceptarse las conversaciones de Obama:

-Dame su número de móvil.

La retransmisión continua del odio es una vía de escape para neutralizarlo. La enésima guerra israelí demuestra que cada vez cuesta más encontrar a personas jóvenes dispuestas a morir por una idea, una nación o una religión. La generalización de la cobardía obliga a encontrar métodos sofisticados de matar a los soldados sin su participación ni permiso. Así ocurre en Israel y Ucrania, mientras la bombardeada Tel Aviv persigue el objetivo último aunque no siempre confesado de impedir que Irán complete el arma nuclear, donde los intereses judíos se alinean consocios tan intrigantes como Arabia Saudí.

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