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Con lo fácil que sería que “Ferraz” tratase al PSOE de Andalucía como trata al PSC

De izqda a derecha, la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero; el secretario general del PSOE de Sevilla, Javier Fernández; el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y su homólogo en el PSOE-A, Juan Espadas, en un mitin en La Rinconada.

De izqda a derecha, la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero; el secretario general del PSOE de Sevilla, Javier Fernández; el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y su homólogo en el PSOE-A, Juan Espadas, en un mitin en La Rinconada. / ROCÍO RUZ (EUROPA PRESS)

Cuando hace dos años y medio señalé la necesidad de que Juan Espadas asumiese responsabilidades políticas por la debacle de las Elecciones Andaluzas el aparato de Ferraz y San Vicente salió en tromba en su defensa, “había habido poco tiempo”, “la candidatura era una apuesta a medio plazo”, “el problema era la política nacional”… y, por supuesto, el habitual menosprecio “esas son las cosas de Luis Ángel”. Obviamente, no se movió un varal y conforme fueron convocándose elecciones la exigua mayoría interna de Juan Espadas fue aplicando una política de limpieza étnica, que obviamente no podía tener otra consecuencia que nuevos fracasos electorales. 

Por nuestra parte, los que fuimos “tercera vía” en las primarias de 2021, tras las Elecciones Municipales y las Elecciones Generales lanzamos la iniciativa Reconstrucción PSOE-A que pedía un congreso extraordinario, y realizamos un informe sobre la pérdida de poder político que se había producido en las Elecciones Municipales y en las Generales, que impactó en la conciencia de la militancia al hacer visible el destrozo político producido en Andalucía por la gestión de la hoy ya Ejecutiva saliente.

La última derrota electoral, en Elecciones Europeas, marcó el resultado definitivo: 0 a 4 (en Andalucía el PSOE juega en casa). Colmó el vaso y, aunque no sin muchos titubeos, por fin movió la voluntad de la parte mayoritaria de la oposición interna, el “susanismo”, para tomar conciencia y hacer algo para cambiar el partido. El resultado fue que “las cosas de Luis Ángel” pasaron a ser un “clamor opositor” de petición de cambio de Juan Espadas, en el que coincidíamos ahora sí, la tercera vía, el susanismo y el espadismo desencantado. Esta confluencia tomó la forma de plataforma Bases Andaluzas Socialistas, los “8 militantes” con la que en su tono despreciativo tradicional nos calificó Juan Espadas. Cualquiera que tenga algún conocimiento sobre las cuentas en el partido sabe que esa suma es ganadora, así que el aparato de Ferraz entró en estado de alerta Defcon 2 y unos días antes del Congreso Federal, celebrado hace unas semanas en Sevilla, comenzó a difundir en los mentideros la puesta en tela de juicio de la candidatura de Juan Espadas para repetir como secretario general del PSOE-A.

Los que miran todo el día al sol esperaban ver el pulgar de Pedro Sánchez en el congreso federal, pero el pulgar no se movió. De hecho, Pedro a lo más que ha llegado en estos días es a un gesto “pilatiano” diciendo eso de “me lo traéis hecho” (versión interna) / “lo va a decidir la militancia del PSOE en Andalucía” (versión mediática).

Puestos a ello, la fontanería del PSOE primero se lanzó a hacer un apaño con un poco de “cinta americana”: presionamos a Espadas para que se asuste, ponemos en su lugar al militante desconocido Juanfran, totalmente controlable, y después elegimos a quien se enfrente a Moreno Bonilla. Pero claro, ni Juan Espadas se ha asustado y se ha instalado con su cartucho de palomitas en la grada, ni la tercera vía vamos a entrar en un acuerdo que nos imponga un nuevo gestor de derrotas para que Moreno Bonilla se siente en el trono otros 4 años más. O sea, que si quieren hacer una chapuza que vote la militancia.

Y como la fontanería de Ferraz tiene urticaria al voto de la militancia (parece mentira) ha tenido que tomar nota de que la rotura de la tubería no se arregla con chapuzas y ha pensado que habrá que cambiar la tubería rota por una nueva. Resultado, ha puesto encima de la mesa el nombre del mejor activo electoral del oficialismo, la vicepresidenta del Gobierno y vicesecretaria general, María Jesús Montero. El nombre que debió sacar hace tres años en lugar del de Juan Espadas.

Ha puesto encima de la mesa el nombre del mejor activo electoral del oficialismo, la vicepresidenta del Gobierno y vicesecretaria general, María Jesús Montero. El nombre que debió sacar hace tres años en lugar del de Juan Espadas.

Sin embargo, cuando escribo estas líneas la opción no se ha concretado, ya que para que el nombre de María Jesús sea creíble es necesario que se anuncie simultáneamente su candidatura y su renuncia como Ministra de Hacienda y Vicepresidenta del Gobierno y eso es más que dudoso que sea aceptado por Pedro Sánchez, que la tiene como defensa central de su gobierno. Sin embargo, lo cierto es que es inviable políticamente una candidatura creíble en Andalucía de María Jesús Montero si no se separa totalmente de las negociaciones en materia de financiación autonómica del Gobierno con ERC y Junts. La rémora que caería sobre ella sería de tal calibre que haría imposible un discurso programático andalucista y antitético al cupo catalán como el que necesita el PSOE-A para ganar las elecciones y su valor se perdería como si del estallido de una burbuja se tratara.

Y en estas estamos: Juan Espadas comiendo palomitas, el “sol” desojando margaritas, los que miran al sol esperando señales de algún advenimiento mesiánico al que adorar, y la tercera vía, anunciando que recogeremos avales en defensa de las primarias y de la participación de la militancia, ya que no vamos a aceptar que alguien sea secretario/a general del PSOE con la mera presentación de una instancia, como ha ocurrido en Madrid con Oscar López.

¡Menudo belén tenemos montado!

Con lo fácil que sería que Ferraz tratase al PSOE-A como trata al PSC y nos dejara que eligiéramos libremente nuestro secretario/a general sin interferencias ni pretensiones de instaurar virreinatos desastrosos electoralmente.

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