Opinión

Manuel Alonso Escacena

La sentencia de Entre dos Aguas

La sentencia de Entre dos Aguas

La sentencia de Entre dos Aguas / Manuel Alonso Escacena

“Lucía, hija, quiero que cuando mis nietos vean el día de mañana escrito en alguna parte, Entre dos Aguas, o la escuchen, sepan que su único autor es su abuelo y nadie más; arréglalo, hija, por favor”

Cuando se recibe un encargo así, siendo abogada especialista en propiedad intelectual y te lo pide tu padre, el mejor guitarrista del mundo, ya cerrando capítulos vitales presagiando que su final se acercaba, no queda más alternativa que ponerse en marcha a paso legionario.

Y así lo hizo Lucia Sanchez Varela, hija de Paco de Lucía y Casilda Varela, se puso manos a la obra y finalmente, tras intentar un acuerdo y después de mucho batallar, consiguió que un Juzgado de lo Mercantil dictase sentencia reconociendo a Paco de Lucía, en la persona ahora de sus legítimos herederos legales, como único autor de la rumba más famosa y más bonita del mundo.

Tirando hacia atrás, y situándonos en 1973, cuando se compuso y grabó Entre dos Aguas, era frecuente que los flamencos que no sabían música, acudiesen a algún arreglista que supiese de pentagramas para que transcribiese a papel pautado su composición musical. La frase al uso era “claro hombre, tu silba que yo escribo”. De ahí surgió el término “silbadores”.

Uno de estos productores que sabían música era José Torregrosa, y Paco de Lucía, por aquella época en la que los de mi edad hacíamos la primera comunión, tenía muy avanzada una rumba instrumental de complejísima ejecución interpretativa a la que le faltaba algún remate para estar completa. Los que sí tenía terminados eran una serie de temas con los que completar un LP al que dio en llamar “Fuente y Caudal”, el nombre de una taranta que se incluye en él, y que tras sus primeros compases, nos da el trémolo más hermoso y sensible que taranta alguna haya incorporado en todo el flamenco, para que luego digan que Paco de Lucía era solo velocidad tocando.

Al terminar los temas que componían Fuente y Caudal, vieron que quedaba espacio en el disco, y sugirieron al maestro -que entonces no lo era todavía- que incluyese algo más. Él se puso a rebuscar y tiró de la rumba que tenía a medias, y allí mismo en el estudio la remató con lo que le salió ese día. “¿Zirve ezo? ¿Paeje que ha zalío bonito, no?” dicen que dijo con el ceceo que usaba cuando hablaba en confianza, al terminar la pieza que dio la vuelta al mundo y la sigue dando cincuenta años después.

Entre dos aguas está compuesta de trazas de aquí y de allá; de los sonidos que Paco tenía orbitando por su cabeza a los 26 años. Unos dicen que la primera melodía recuerda al “te estoy amando locamente” de las Grecas; otros, que las mismas notas recuerdan al “Fly me to the moon” de Frank Sinatra si se hacen con punteo doble en lugar de sencillo. Lo cierto es que de su cabeza salió y es una belleza de música que nos atrapó a todos. Entre dos Aguas fue para Paco, como “New York” para Sinatra, “Mediterráneo” para Serrat, o el “Corazón Partío para Alejandro Sanz”: una divisa.

Los pleitos se ganan con pruebas y se da el caso de que las dos personas que han figurado como coautores, Paco y Torregrosa, no viven y por consiguiente hay que buscar pruebas indiciarias a falta de directas. Las de más peso, son los testimonios de terceros que nada tienen que perder o ganar de resultas del litigio, y fueron próximos al momento en que sucedieron los hechos, es decir al momento en que nació el tema musical.

Como los flamencos no tienen costumbre de grabar o componer con un notario a la vera, que de fe de su creatividad, lo más cercano que tenemos es un biógrafo, y a este respecto, transcribimos literalmente el párrafo extraído de testimonio directo, que Donn Pohren incluyo en la página 96 de su obra “Paco de Lucía el plan maestro”, la primera biografía rigurosa del guitarrista.

“Se habrá notado que desde los primeros discos de Paco hasta el disco “Sólo Quiero Caminar” inclusive (1981), colaboró el director del producción, ya jubilado, José Torregrosa. De hecho, el nombre de Torregrosa aparece tan a menudo que se rumoreaba la posibilidad de que Torregrosa aportara ideas para las composiciones de Paco. En una reciente entrevista que mantuve con el Sr. Torregrosa, éste desmintió cualquier noción de este tipo, jurando que su colaboración siempre fue sobre aspectos técnicos de las grabaciones y sobre acuerdos generales acerca de qué palos incluir y cómo presentarlos, pero las composiciones de Paco eran estrictamente de éste. Otra parte de su acuerdo era que Torregrosa pasase composiciones de Paco a papel pautado para su presentación en la Sociedad de Autores, ya que Paco ni lee ni escribe música”.

Donn Pohren no tenía interés alguno en los royalties que la SGAE pudiese derivar a Paco o a Torregrosa, y no era un embusterillo partidario que pudiese intuir ni remotamente, que 31 años después de publicar su biografía, surgiría este litigio. Por tanto, este testimonio aporta razones de peso para devolver la rumba a su único padre, como ha hecho el Juzgado de lo Mercantil en esta sentencia.