Opinión

Manuel Bohórquez

Manuel Mairena o el duende en la saeta

Manuel Mairena o el duende en la saeta

Manuel Mairena o el duende en la saeta / Manuel Bohórquez

Nadie cantó por saetas como Manuel Cruz García, Manuel Mairena. Ni siquiera su hermano Antonio, por muy bueno que fuera, que lo fue también en este difícil palo del cante jondo. Pero Manolo había nacido para hacer de la saeta un palo de una jondura hasta entonces no muy común. Cuando salió al mercado Viacrucis de Manuel Mairena (1997), aquello fue como una especie de testamento musical.

Nunca se había grabado una obra como esa, ciertamente magnífica en todos sus aspectos. Y no creo que nadie se atreva siquiera a intentar hacer algo parecido, por la sencilla razón de que hoy no hay nadie con sus condiciones, al menos en la saeta. Pero unos veinte años antes, en 1968, el menor de los Mairena grabó la que para mí es la mejor saeta de la historia, Cachorro mío, una pieza flamenca de una calidad insuperable:

Yo no sé si vas despierto, ay...

No sé si vas dormío, Cachorro, Cachorro mío...

Cuando pasas por el puente

Y te reflejas en el río.

Le escuché muchas saetas en directo, sobre todo en San Román. No recuerdo el año, pero una de esas veces Manuel reinventó la saeta porque la emoción eliminó el más mínimo recurso técnico para que quedara solo la pasión, la entrega, el corazón, el duende enredado en su garganta. Le cantó a Nuestro Padre Jesús de la Salud, el Cristo de los Gitanos, a la entrada del templo y lloraron hasta los cernícalos.

Es imposible cantar una saeta como la de Cachorro mío, si no se es un cantaor tan grande como la Catedral de Sevilla. Indudablemente, Manuel lo era, aunque fuera tan discutido incluso en su pueblo. Ser hermano de un genio del cante, como fue Antonio Mairena, le benefició en muchos aspectos, pero quizá le perjudicó en otros muchos. Las comparaciones, ya saben.

Lo último que hablé con Manolo, por teléfono, fue sobre el Viacrucis, y recuerdo que me dijo: “Menos mal que reconoces que en algo soy mejor que quien tú sabes...”. Me llamó para darme las gracias por haber dicho eso en este mismo periódico: que en saetas era mejor que su hermano.