Análisis
El menor de los problemas del PSOE en estos momentos se llama Juan Espadas
El Congreso Federal llega a Sevilla embarrado por las declaraciones del cabecilla de la trama corrupta de Koldo, Víctor Aldama, con la financiación singular de Cataluña dormida en un cajón y con federaciones como Andalucía revueltas
Es curioso como a veces los tiempos pierden el compás. Conforme se aproxima la fecha del Congreso Federal del PSOE en Sevilla, del 29 de noviembre al 1 de diciembre, la agenda de asuntos calientes sobre la mesa va cambiando. Cuando Pedro Sánchez precipitó esta cita interna el partido era un hervidero por el acuerdo de financiación sellado con ERC y la asimetría concedida a Cataluña.
Ese "privilegio", que puso en pie de guerra a algunos territorios y que provocó el adelanto del congreso para acallar las voces críticas dentro del partido, ha quedado sepultado en el tsunami de la actualidad que vivimos. La ponencia marco, que fijará la hoja de ruta ideológica del partido, ha recibido más de 6.742 enmiendas y de estas más de 400 se refieren a la financiación. En el documento no hay mención expresa a la financiación singular de Cataluña pero hasta seis federaciones, Madrid, Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León, Galicia y Extremadura, piden introducir cambios en la propuesta para hablar de un sistema "justo", "multilateral" y con "criterios comunes”.
Era el tema central del Congreso Federal y llegó la DANA de Valencia y una tragedia con 221 muertos. Una catástrofe que de nuevo invitó a aplazar los debates y que incluso dejó en el aire la celebración del congreso. A dos semanas de que lleguen delegados, militantes y afiliados al Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla, Fibes, otra sacudida ha conmocionado al PSOE.
Las declaraciones de Víctor de Aldama, el cabecilla de la trama Koldo, conducen a los socialistas a celebrar un congreso en una posición, como mínimo, incómoda y difícil. Aldama, que puede mentir o decir la verdad, sitúa a la cúpula del Gobierno a los pies del Tribunal Supremo, donde fue remitida la copia de su declaración, y revela hechos de extraordinaria gravedad. Una “inventada”, según Pedro Sánchez, que tendrá su querella por “injurias” y “calumnias”, por "vulnerar el derecho al honor" de destacados dirigentes del PSOE "sin pruebas". Hasta cuatro ministros actuales y el secretario de organización del partido, además de Sánchez, firman esa demanda colectiva. ¿Cómo llegaron hasta ahí Aldama y Koldo? ¿Quién permitió que personajes de ese perfil rondaran a ministros? ¿Por qué se abrieron las puertas a presuntos corruptos de manual?
En mitad de la vorágine
Esas preguntas se las hacen muchos en el partido. En mitad de esta vorágine, con asuntos que siempre son más urgentes, la situación de federaciones como Andalucía sigue a la cola de las decisiones que debe adoptar el secretario general del PSOE. Los críticos no han escogido el mejor momento para romper la omertá y han decidido romper su silencio para salir a pedir el relevo de Juan Espadas calentando las vísperas del congreso. Sus voces han caído, hasta ahora, en saco roto. Rompió la baraja el secretario general del PSOE en Cádiz y detrás han ido surgiendo más voces. De todas las familias, de todas las generaciones de socialistas andaluces y de todas las provincias.
Que no son “ocho compañeros”, como calificó Espadas a quienes piden un relevo, ha quedado claro. De momento, quienes reclaman que se busque una alternativa a Espadas que genere “ilusión” en la militancia socialista no han sido escuchados por Ferraz. Todo apunta a que nada pasará durante el congreso federal ni en su antesala. Eso de “hay que darle una salida digna a Juan” suena ya entre quienes todavía no se han atrevido a decir nada en público a la espera de ver por dónde indica Ferraz que debe soplar el viento. Ese posible ‘ascenso’ en el Ministerio de Teresa Ribera ya está fuera del alcance, cubierto el puesto con un perfil técnico del propio gabinete de la vicepresidenta. Era difícil, asumen los socialistas, hacer política con un sillón del Gobierno que está directamente señalado por el PP para desviar la atención sobre Carlos Mazón en Valencia.
Silencios clamorosos
Tampoco se sabe si alguna vez lo pensó Sánchez. Habrá más baile en el PSOE andaluz. Saldrán más críticos. Se sucederán silencios cada vez más elocuentes de dirigentes que evitan pronunciarse públicamente para respaldar a Espadas. Si nadie mueve ficha antes habrá un congreso regional con primarias y una alternativa al candidato que señaló la dirección federal. La operación de Espadas salió cara. Él renunció a un cómodo sillón en la alcaldía de Sevilla, abandonó el confort de elecciones con muchas posibilidades de revalidarlo como alcalde. El PSOE de camino perdió la ciudad más importante que gobernaba en España. Con todo eso en la maleta, muchos en la jefatura del partido se inclinan por esperar, porque sea él quien repita y si los resultados confirman lo que dicen, hasta hoy, las encuestas, buscar entonces otro liderazgo.
Esa operación a medio plazo inquieta cada vez a más gente dentro del partido en Andalucía. Salir a dar una batalla a Juan Manuel Moreno asumiendo que está perdida creen que tendrá efectos graves en una militancia cada vez más dormida y menos implicada. En el PSOE andaluz en los últimos tiempos hablan tanto de “ilusión” como en los clásicos anuncios de la lotería de Navidad. Quienes prefieren análisis más profundos aseguran que el estado de atonía de la militancia no es culpa de Juan Espadas.
¿Dónde están los secretarios provinciales?
“¿Dónde están los secretarios provinciales?”, se preguntan muchos. Esto no es cuestión de un nombre sino de ocho. Solo dos, Sevilla, Javier Fernández, y Jaén, Paco Reyes, están al cien por cien en sus territorios, presidiendo las diputaciones, con capacidad, poder e influencia. En el resto de provincias se perdió todo y se mandó a los secretarios provinciales al Congreso y el Senado. Son diputados en el Congreso Juan Antonio Lorenzo (Almería), Juan Carlos Ruiz Boix (Cádiz), Rafi Crespín (Córdoba) y senadores José Entrena (Granada) y María Eugenia Limón (Huelva). Solo Dani Pérez, que quizás tiene la provincia con más críticos por agrupación, contra Espadas y contra él mismo, no tiene asiento en Madrid.
¿Quién le va a recriminar a Espadas que esté en la portavocía del Senado y en las reuniones de maitines robando tiempo a reconquistar una comunidad tan grande como Andalucía? Los secretarios provinciales están en su misma situación. ¿Quién va a elevar la voz si saben que la salida de Espadas será solo el principio de una renovación integral en las provincias? Si sale Espadas, casi todos van detrás. El silencio es más que comprensible. El problema del PSOE no tiene un nombre propio. Juan Espadas es ahora mismo el menor de los problemas de Pedro Sánchez.
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