«Igualdad no es dar lo mismo a quien le sobra que a quien lo necesita para sobrevivir»
Álvaro Oliver Gómez. Director de Ergos FP y Vicepresidente de ACES Andalucía. Impulsa desde el cooperativismo educativo de economía social un modelo avanzado de ciclos formativos mediante la metodología de aprendizaje-servicio que aporta al alumnado más capacidad de ser resolutivo en la práctica y mayores cotas de empleabilidad.
Juan Luis Pavón
“Ergos está creando un proyecto de cooperación entre entidades de Economía Social, asociadas a la Asociación Andaluza de Centros de Enseñanza ACES, que comparten misión, visión y valores para ofrecer una red privada de formación profesional sostenible que se identifique por ser un modelo socialmente responsable, implicado en la comunidad y contexto inmediato y que, finalmente, sea una opción accesible y asequible en la oferta formativa existente para todas las personas que tienen el sueño de desarrollarse profesionalmente en un itinerario donde la oferta pública no les da cabida”. Esta declaración encabeza la portada de la web de Ergos, una de las iniciativas privadas de innovación social más significativas de los últimos años en Sevilla para dar respuesta al gran cambio que denota el fortísimo aumento de la demanda de plazas para ciclos formativos de FP, ámbito que ha dejado de ser tildado como una vía que minusvalora socialmente. Ante la evidencia de que para muchos jóvenes es un buen camino de empleabilidad y motivación, y más aún en comparación con algunas carreras universitarias donde a priori el título aporta más prestigio social pero a la postre está generando altas dosis de frustración por toparse con pocas y precarias opciones de empleo. Al frente de Ergos está Álvaro Oliver, docente, cooperativista, y que además forma parte de la junta directiva de ACES Andalucía como vicepresidente.
¿Cuáles son sus coordenadas biográficas?
Nací hace 41 años en Dos Hermanas, que sigue siendo el lugar donde resido. Mi pareja es odontóloga. Mis padres están jubilados. Mi madre ha ejercido como enfermera. Mi padre, Pepe Oliver, ha sido docente y cooperativista en la enseñanza, fue de los fundadores del Colegio Antonio Gala, en Dos Hermanas, donde estudié. Y aprendí mucho del espíritu de economía social que él impulsó. Descubrir todo eso desde la infancia me llevó a enamorarme de la docencia, del modelo de cooperativa de enseñanza laica y del compromiso social.
Defina la esencia de ese modelo.
Para nuestras cooperativas, los centros educativos no son un lugar donde las familias llevan a sus hijos y después se los devolvemos. Trabajamos para que toda la comunidad se integre. Que las familias sean muy participativas. Que se intermedie con los agentes sociales: administraciones públicas, asociaciones vecinales, clubes deportivos, entidades de barrio, etc. Esa visión la viví como alumno, por eso opté a estudiar Magisterio, y la sigo aplicando como profesional.
¿Dónde vivió su primera experiencia laboral?
En el Centro de Internamiento de Menores que está en Carmona, trabajando desde la Fundación Diagrama. Estuve casi dos años, fue una experiencia muy intensa. Yo tenía 22 años de edad, y conocí a muchos chicos desestructurados que estaban muy condicionados por el entorno en el que habían nacido y crecido, inmersos en procesos vitales que acaban siendo círculos viciosos de los que es muy difícil salir.
Ponga un ejemplo.
Recuerda la conversación con un chico que tenía 17 años y decía de modo insistente: “Yo lo que quiero es ser bueno. Y para eso tengo que salir del barrio. Si vuelvo, me acusan de haberme reblandecido. Si regreso sin tener un trabajo, la presión social es fuerte para volver a caer en lo mismo”.Conocer esas realidades hace valorar mucho más la ventaja que suponer haber nacido en una familia normal desde la que es posible elegir entre muchas opciones para desarrollarse. Hay gente que no las tiene. Esa primera experiencia laboral me motivó a cursar Psicopedagogía en la Universidad de Sevilla.
¿Cómo se crea Ergos?
Es fundada por dos cooperativas: EIPO, consultoría educativa especializada en atención a la diversidad, con orientadores, psicólogos y pedagogos, gestiona las aulas de integración en muchos centros, tanto laicos como religiosos, y CEPA (Cooperativa de Enseñanza de Profesores Andaluces). Veíamos que muchos chicos acababan Cuarto de ESO y no podían entrar en un ciclo formativo porque la oferta de plazas era muy escasa. La FP pública sigue siendo muy insuficiente para atender el gran crecimiento de la demanda hacia esos estudios, y tampoco había mucha oferta privada. Eso causaba que muchos chavales optaban o por no seguir estudiando o por meterse en Bachillerato solo por ser donde podían matricularse, y sentirse presionados por la familia para ello. Todo eso originaba el alto porcentaje de fracaso. Y en CEPA, nuestra cooperativa, decidimos en 2014 dar el paso para emprender proyectos de iniciativa privada y con el mismo cariz social de toda nuestra oferta. Así nació Ergos, sin limitarnos a lo que podemos impartir mediante el concierto con las administraciones públicas, que es muy restrictivo. Ergos no tiene concertación pública pero hemos articulado una oferta de FP que sea asequible económicamente para las familias.
¿Cuál es la clave de su método de enseñanza?
Trabajamos la metodología aprendizaje-servicio, con la que el alumnado aprende su curiculum llevando a la práctica actividades que son un servicio a la comunidad, y que son articuladas por los docentes y por entidades del entorno (ONG's, empresas, organismos públicos, colectivos vecinales...). Eso asegura que el alumno sea competente profesionalmente, porque realiza un servicio en entornos reales, trabajando con personas. Es una doble dimensión importante para los educadores.
¿Qué oferta educativa han desarrollado en nueve años?
Hemos crecido exponencialmente. Empezamos aprovechando las aulas en horario tarde en el Colegio Antonio Gala, y ya tenemos edificio propio para Ergos, también con formación en horario matinal. De Grado Medio tenemos seis ciclos formativos: Farmacia, Enfermería, Microinformática y Redes, Gestión Administrativa, Actividades Deportivas, Atención a la Dependencia. Y de Grado Superior son once ciclos: Educación Infantil, Administración y Finanzas, Dietética y Nutrición, Integración Social, Desarrollo y Creación de Webs, Multiplataformas, Comercio Internacional, Asistencia a la Dirección, Enseñanza y Animación SocioDeportiva, Administración y Documentación Sanitaria, Higiene Bucodental. Tanto los de Medio como los de Superior duran dos cursos completos, con 2.000 horas de clase. Además, en 2023 estamos poniendo en marcha FP PRO, es formación online a nivel nacional, para el próximo curso ya estará plenamente activo, lo estamos desarrollando con empresas malagueñas que hemos incorporado como socios. Y también damos la opción de hacerlo semipresencial desde sedes como la nuestra en Dos Hermanas.
¿Tienen más alianzas?
Ergos nació buscando sinergias con otras cooperativas que podían complementarse. También impartimos ciclos formativos desde el Colegio Aljarafe, que está en Mairena del Aljarafe. Y desde el Colegio María Zambrano, que está en Dos Hermanas. Ambos son cooperativas. Y ese criterio de economía social lo aplicamos para buscar compañeros de viaje en facetas concretas, con el fin de hacerlo bien en todos los ámbitos. Por ejemplo, para el de Higiene Bucodental contamos con la colaboración de la clínica dental Implantsite. Y para articular la enseñanza online en FP PRO, nuestra fortaleza es la calidad educativa y pedagógica, en eso somos muy buenos. Y era necesario buscar quienes son mejores en marketing y en desarrollo tecnológico. También hemos logrado acuerdos para que alumnos nuestros hagan Erasmus en Europa y, con 17 años, están trabajando 3 meses en Italia, Portugal, Inglaterra, Malta. Además, aprenden a enfrentarse solos a situaciones muy diferentes a las de su zona de confort en el hogar familiar, y sin dominar el idioma del lugar donde habitas.
¿Cuántas personas trabajan en Ergos?
La FP es mucho mejor cuando te dan clases profesionales en activo, que te aportan muchas referencias de lo que hacen en su trabajo o en su sector. La realidad y no solo el currículo que impartir. Ese es el perfil de la mayoría de los docentes en Ergos, y estamos consiguiendo que su vinculación sea duradera, que se sienta partícipe del espíritu de la iniciativa, y también se sienta gratificado en su retribución. Nuestra plantilla suma hoy en día unas 50 personas. Tenemos presenciales más de 500 alumnos. El primer año de actividad comenzamos con 24 alumnos. Y la cifra de alumnado va a crecer muchísimo con los programas online.
¿Cómo miden el nivel de su formación para acreditarlo a ojos de la sociedad?
Por la alta empleabilidad en algunos ciclos formativos, y tras hacer sus primeras prácticas se van integrando en el mercado laboral. Por ejemplo, el de cuidados y auxiliar de enfermería tiene muy buenos porcentajes, tanto en empleos en el ámbito de la dependencia como en el de las clínicas. Lo mismo sucede en el higiene bucodental, porque nuestros alumnos ya en el primer curso están aprendiendo haciendo prácticas de situaciones reales con pacientes. En general, de nuestro alumnado, los que no están trabajando rápidamente es porque quieren seguir formándose tras tener el grado superior y entran en universidades. Muchos alumnos que hacen Magisterio nos piden hacer las prácticas en Ergos. Y estamos en un momento en el que en España hay sobre todo gran demanda de jóvenes formados en grados medios o superiores de fundamentos informáticos.
¿Qué tendencia percibe en la evolución de los adolescentes y jóvenes de hoy respecto a su generación?
Percibo que hoy en día hay muchos más chicos y chicas dispuestos a aventurarse en lo que les ilusiona, y a aprender de las dificultades y de los errores, y no se plantean el recurso de ser funcionarios a toda costa como único horizonte de porvenir. Ese germen está, pero hay que trabajarlo dándole herramientas y oportunidades.
¿Es ágil la tramitación para que las administraciones públicas validen y autoricen la impartición de ofertas formativas no concertadas?
Para solicitarlo, tenemos que demostrar que cumplimos lo establecido legalmente sobre instalaciones, equipamientos, espacio. La planificación de la apertura de un nuevo centro requiere prepararlo todo muy bien para que un año antes del comienzo de un curso esté en marcha la tramitación en la delegación provincial correspondiente. Y para ofrecer formación online, anteriormente tienes que ser un centro homologado para formación presencial.
¿En este tipo de cooperativas educativas, qué número de personas suele conformar su organización?
Somos cooperativas de trabajo social, y no puede haber inversores ni capital externo. Los dueños son los trabajadores. No toda la plantilla tiene por qué ser cooperativista. Lo puede ser cualquier trabajador de cualquier área: administrativo, conserje, limpiadora, docente, etc. En ACES Andalucía lo usual es que sean los docentes. Una de las grandes premisas es que cada cooperativista tiene capacidad de un voto en la toma de decisiones. Por supuesto, hay jerarquía en la gestión diaria, con un equipo directivo, con un consejo rector. Pero en las asambleas se toman las decisiones más importantes.
¿Qué ventajas e inconvenientes depara para la viabilidad empresarial?
Nosotros no repartimos dividendos. Si algún año el balance reporta beneficios, se reinvierte en el proyecto educativo. En mi cooperativa somos 34 socios. Todos vamos a una tanto para afrontar cargas que comportan un esfuerzo extra como a las ventajas que pueda deparar la actividad. La diferencia respecto a otro tipo de empresas es que somos más lentos en los procesos, requieren tomas decisiones muy trabajadas para que se apruebe crecer, invertir, abrir nuevos ciclos formativos, el proyecto de una obra, etc. Pero como intervienen tantas personas y se tienen en cuenta muchos criterios y sugerencias, la ventaja es que los pasos aprobados son más sólidos y alineados con el sentir mayoritario. Y el arraigo con los proyectos es más firme, porque la implicación emocional de los equipos pedagógicos es mucho mayor que en otro tipo de empresas. Y si vienen mal dadas, y tenemos que aportar todos una cuota mensual para sufragar una inversión que no goza de subvención, pues se hace porque todos remamos en la misma dirección. Eso sucedió, por ejemplo, en la cooperativa de mi padre, para poder tener un pabellón deportivo en el colegio.
¿A qué innovaciones están más atentos dentro o fuera de España para incorporarlas a su modelo educativo?
Coger todo lo positivo que tiene la tecnología digital sin perder de vista que el factor humano es esencial para enseñar y educar, y eso no va a desaparecer. Cuando un alumno ha conectado intensamente con alguien que le daba clases, ha adquirido muchas más capacidades. Estamos dando pasos firmes, no a lo loco, para aprovechar máquinas de realidad virtual que permiten sustituir procesos muy caros de prácticas en una profesión.
Ponga un ejemplo.
En la última edición del certamen SIMO en Madrid hemos visto que ya hay recursos de realidad virtual para, por ejemplo, con las gafas de realidad virtual colocadas, estar inmerso como enfermero en una ambulancia que llega a un accidente y tienes que hacer un triaje a las personas heridas. Has de aprender a tomar decisiones muy rápido, y determinar a qué personas atiendes primero. Y te acercas para escuchar y sentir si hay o no latidos, o si hay respiración. En un centro educativo eso propicia una situación de aprendizaje muy cercana a la realidad, en un tema donde es muy difícil tener un modelo de simulación. Y lo mismo cabe decir de formación para trabajos en altura, o reparaciones de motores, o pintar vehículos en un ciclo de chapa y pintura. ¿Es lo mismo que pintar un coche real? No, pero, ¿cuántas opciones puede tener un centro educativo para sufragar que los alumnos pinten vehículos durante un curso? Pongamos que son diez. Gracias a la realidad virtual, le añade otras veinte, y refuerza mucho adquirir la destreza en los procesos. En la FP, la realidad virtual va a ser una herramienta que facultará un gran salto de calidad.
¿Qué están aprendiendo ustedes de las empresas con las que se relacionan y son demandantes de jóvenes bien cualificados?
El modelo de aprendizaje-servicio facilita eso. Los comentarios que nos hacen muchas empresas es que nuestros alumnos tienen un nivel de autonomía, de capacidad de iniciativa y de asumir responsabilidades más alto que el promedio de alumnos que les llegan desde otros ámbitos. Ese logro no nos sorprende, porque en los proyectos que diseñan nuestros profesores como parte de la actividad de sus cursos incluyen que los alumnos han de ponerse en contacto con ayuntamientos, o empresas, o asociaciones, etc., y parten de una necesidad que existe para comenzar a actuar, a tomar decisiones. Y tienen el seguimiento del profesorado y de la entidad concernida, guiándoles para que aprendan a ser resolutivas en lo que hagan directamente con otras personas, porque lo que hagan puede ser útil para ellas. Y eso vertebra un triángulo de formación muy potente.
A su juicio, ¿cómo se está implantando el modelo de FP Dual mediante alianzas entre centros educativos y empresas?
Percibo que funciona bien cuando son empresas grandes que tienen muy bien organizado el engranaje y la interacción con los alumnos no supone un quebradero de cabeza para la empresa. Pero, si no es así, deriva a ser una dinámica poco eficiente. Estamos sopesando sistematizar alguna actividad mediante FP Dual pero aún no lo hemos hecho porque sentimos que perdemos la capacidad de que el profesor esté tanto apoyando a la empresa como al alumno y está en todo momento muy cerca del proceso formativo. La realidad es que, hoy en día, con los escasos recursos existentes para FP Dual, muchos alumnos están desconectados de lo que sucede en el aula, no hacen bien el seguimiento de lo que se imparte, y tampoco el profesor puede estar encima de lo que se hace en la empresa porque tenemos un tejido empresarial de micropymes y autónomos donde es imposible hacer lo que ocurre en Alemania en las grandes factorías de coches, que integran perfectamente a seis o diez alumnos. En nuestra tierra ya es rara la empresa que asuma más de dos alumnos en FP Dual. Y es imposible realizar el ciclo de asumir competencias y rotar por diversos departamentos. Para que nosotros pudiéramos resolver ese handicap, tendríamos que contratar a muchos más profesores, y entonces se nos encarecería mucho la matrícula de los ciclos formativos.
¿Qué propone para solucionarlo?
Un cambio de mentalidad de nuestros sectores empresariales, y una apuesta mucho más firme de las autoridades políticas para dotar de muchos más recursos a la FP Dual. Se está haciendo una Dual que se queda a medias.
¿Cuál es la dimensión actual de ACES en el mapa educativo andaluz?
Somos el 20% de la oferta de enseñanza concertada en Andalucía. Tenemos 150 centros asociados, incluyendo los de Infantil de 0 a 3 años, y hasta los que imparten Bachillerato o FP. Tenemos más de 40.000 alumnos y 1.800 profesores. Si incluimos el ámbito en el que impactamos socialmente (familias, empresas, colectivos,...), somos una comunidad de 150.000 personas. Consideramos que aportamos un modelo alternativo, y debería ser más conocido.
En la sociedad española, los estudios más rigurosos indican que el sistema educativo en su conjunto está cumpliendo menos que en otros países europeos la función de ascensor social para garantizar mayor nivel de igualdad de oportunidades. Está fracasando más que en otros países para impedir que la trayectoria formativa, laboral y social de cada persona, desde su origen, no dependa tanto de en qué ámbito social se hallan sus padres y con quiénes se relacionan. ¿Qué pasos propone dar para ir aminorando ese grave fallo de nuestro país?
Aplicar más el concepto de equidad que el de igualdad. Y a mucha gente le incomoda. Es más recurrente a nivel social, económico y político repartir algo por igual entre otros, pero en algunas cuestiones eso no es justo, porque supone darle lo mismo a quien le sobra que a quien lo necesita para sobrevivir. Para cambiar el conformismo ante eso se requiere extender la conciencia de compromiso social, y erradicar la cultura de la envidia y de la picaresca que tanto arrastramos de nuestro pasado. Otra clave para contribuir desde la educación a ese reto de país es ofrecer experiencias a los alumnos. En los procesos formativos de todas las etapas, tanto si tienen 3 años o si tienen 25 y estás en un máster. Por supuesto que quiero en todos los casos que aprendan competencias y el curriculum marcado por la normativa. Pero también que conozcan diferentes perspectivas de la vida y de la sociedad para que adquieren la capacidad de pensamiento crítico. Necesitamos que los alumnos no solo den respuestas sino también que se hagan preguntas. Cuando los alumnos se hacen preguntas, y preguntan, significa que están mucho más metidos y motivados en lo que les enseñas. Si su única función es aprender a responder lo que se les marca, solo serán capaces de eso.
¿Por qué sigue imperando esa inercia?
El sistema educativo tiene que cambiar mucho. El acceso a la información ha cambiado radicalmente con el universo internet. Tenemos que facilitar que el alumnado sea curioso, se haga preguntas, tenga ganas de conocer el mundo, y motivación para idear soluciones a los problemas de su entorno gracias a los conocimientos y habilidades que adquiere. Demasiado porcentaje de la actividad educativa sigue siendo muy convencional: solo impartir conocimientos que el alumnado solo ha de aprenderse. No nos sirve que, por ejemplo, memoricen qué elementos tiene un motor. Sino que sean capaces de manejarlo para que funcione, montándolo, desmontándolo y reparándolo para que el coche circule. En ese sentido, es bueno que la nueva legislación educativa propenda a que los profesores no programen sus cursos por contenidos sino por situaciones de aprendizaje, creando un contexto en el que el alumno tiene que asumir un reto y vivir una experiencia mucho más significativa. Hemos de ser conscientes de que el sistema educativo durante muchos años se ha ido alejando de la realidad del alumnado, y no ha sabido inculcarle que ha de ser actor principal del mundo que vive.
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