Una perito confirma el peso de los fardos de hachís intervenidos al agente acusado de narcotráfico

Continúa el juicio al teniente de la Guardia Civil acusado de presuntos delitos de revelación de secretos, cohecho, tráfico de drogas y hurto

Juicio al teniente de la Guardia Civil acusado de narcotráfico y revelación de secretos. / E.P.

Juicio al teniente de la Guardia Civil acusado de narcotráfico y revelación de secretos. / E.P. / El Correo

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Durante el juicio con jurado popular que celebra la Audiencia de Sevilla contra un teniente de la Guardia Civil acusado de presuntos delitos de revelación de secretos, cohecho, tráfico de drogas y hurto, una perito ha ratificado su informe sobre la recepción y el pesaje de los 29 fardos de hachís intervenidos a los presuntos colaboradores del agente, al ser abortada la operación supuestamente promovida por todos ellos para robar dicha droga del depósito de la Comandancia de Montequinto.

En esta cuarta sesión del juicio ha testificado brevemente un agente de la Guardia Civil encargado de custodiar a los tres inculpados una vez fueron detenidos los mismos y conducidos a las dependencias internas de la Comandancia de Montequinto; así como una perito encargada de redactar un informe sobre la recepción y el pesaje de los 29 fardos de hachís intervenidos a los supuestos compinches del teniente cuando los mismos intentaban sacarlos de la Comandancia a bordo de una furgoneta.

Esta perito, quien ha comparecido por videoconferencia, ha ratificado dicho informe, precisando eso sí que no se encargó del análisis como tal del hachís decomisado tras su frustrado robo por parte de los tres acusados en este juicio.

Además, han comparecido también por videoconferencia dos agentes del área de Asuntos Internos de la Guardia Civil especializados en delitos informáticos e investigación digital, quienes han ratificado su informe sobre la "Operación Azahar", elaborado con relación a los contenidos de los teléfonos móviles y ordenadores intervenidos a los inculpados.

Según dijo en su comparecencia previa el responsable de la unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil encargado de este caso, las pesquisas desplegadas en torno al teniente Raúl P.M., de la unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Sevilla, comenzaron después de que un "compañero" de dicho efectivo alertase de sus "comportamientos extraños".

Cuentas ajenas a sus «misiones»

Tras ello, según su narración, Asuntos Internos comprobó cómo el 4 de marzo de 2019, este teniente consultó en los archivos policiales la información correspondiente a un narcotraficante que caería en mayo de ese año junto con unos 1.100 kilos de cocaína. En ese momento, según su relato, a él y a su equipo ya les llamó la atención dicha consulta porque en el área de Seguridad Ciudadana, este agente no tenía "misiones" que le condujesen a una figura para la cual la Guardia Civil ya cuenta con una unidad especializada.

Posteriormente, y una vez abierta una "pieza separada" por parte del Juzgado Central de Instrucción número cuatro, que indagaba al citado narcotraficante, fue acordado introducir en el asunto un "agente encubierto", un mando de la Guardia Civil que según Raúl P.M. era su "amigo y referente" profesional, culpándole a él de ser un "corrupto" que le condujo por "derroteros" por los cuales afronta una petición de 14 años y 14 meses de cárcel por parte de la Fiscalía.

Este "agente encubierto", según el responsable de Asuntos Internos, mantuvo un "engaño" durante unos 18 meses, haciendo creer al teniente acusado que trabajaba para él facilitándole información exclusiva de asuntos relacionados con el narcotráfico, a la que podía acceder por su cargo de responsable de la unidad de drogas.

Un teléfono «excepcional»

Así, el agente encubierto comenzó a grabar sus conversaciones con Raúl P.M., cuyos dos teléfonos móviles fueron además intervenidos, según este responsable de Asuntos Internos.

Según la Fiscalía, el acusado proporcionaba a miembros de los grupos criminales del narcotráfico información cosechada de las bases de datos policiales de personas y vehículos relacionados con operaciones de tráfico de drogas, a cambio de dinero.

Para ello, se servía del segundo acusado, quien "tenía contacto directo con las personas que se dedicaban al tráfico de drogas y era el intermediario", captando además al que resultaría ser el agente encubierto, para que "colaborara con él" cosechando información sobre investigaciones de narcotráfico a la que podía acceder por ser miembro de la Policía Judicial.

Así, el agente de Asuntos Internos narró cómo su equipo comprobó que Raúl P.M. entregó al agente encubierto partidas de 6.000 euros, 2.000 euros, 700 euros y 2.000 euros más, por sus "gestiones" a la hora de obtener información y para que continuase trabajando para él, que de otro lado recibía ingresos por trasladar dicha información a miembros del narcotráfico, según este investigador.

Al punto, destacaba el "afán" del acusado por "conseguir dinero como fuese", así como su especial interés por "llevarse mercancía", en alusión a apropiarse de partidas de droga.

Ello le llevó a rememorar el asunto de la noche del 7 de agosto de 2020, para la cual el acusado, según su relato, habría diseñado un inicialmente "descabellado" plan para hacerse con numerosos fardos de hachís que habían sido depositados en la Comandancia de la Guardia Civil de Montequinto, sustituyendo los bultos por otros rellenos con arena y otros materiales. Según este investigador, Raúl P.M. animó a sus presuntos secuaces a acometer esta operación porque era "un pelotazo" con el que ganarían "mucho dinero".

Casi 30 fardos de hachís

Según su relato, en la Comandancia de Montequinto, el teniente y los dos acusados restantes se hicieron con 29 fardos de hachís que cargaron en una furgoneta a bordo de la cual iban los dos restantes inculpados, dejando en su lugar sólo 16 fardos de sustitución, una actuación seguida de cerca por Asuntos Internos, que decidió intervenir.

Finalmente, los dos presuntos colaboradores del teniente fueron detenidos al intentar salir de la comandancia a bordo de la furgoneta que cargaba los fardos, mientras Raúl M.P. era arrestado cuando se dirigía en un vehículo oficial hacia la finca de uno de los dos citados y presuntos colaboradores, donde según el plan iba a ser depositada la droga robada.