Joaquín Mañes, cronista de soldados españoles por el mundo

Un prolífico escritor sevillano ha desvelado, durante años de trabajo, el rastro de españoles en distintos ejércitos europeos, Legión Extranjera y de Estados Unidos

Joaquín Mañes.

Joaquín Mañes. / Juan-Carlos Arias

Juan-Carlos Arias

En el cosmos de los/as escritores/as hay infinitas tendencias. Desde quienes buscan el éxito, vender libros o perfilar la egolatría hasta hacer crónica -real o inventada- de su cotidiano. Otros trabajan pacientemente en busca de la verdad sin esperar premio. El caso de Joaquín Mañes (Sevilla, 1959) subleva a casi todos los tópicos y lugares comunes sobre el escritor que llevamos dentro.

Hablamos de un jurista curtido en el dictamen, defender con causa y de alcanzar el aconsejable pacto cuando el pleito se torna en conflicto. Licenciado en Derecho, hizo prácticas de abogacía en el desaparecido Bufete de Bernardo Botello para culminar su formación con un Máster en Asesoría Jurídica. Como jurisconsulto centró su vida laboral como Letrado-Jefe de Heineken España SA, la antigua cervecera Cruzcampo, hasta su reciente prejubilación.

Alternando la toga que lució e hizo respetar en juzgados de toda España, Mañes fue poco a poco indagando en las huellas que dejaron por el mundo los soldados y mandos españoles. Siempre encontró hueco en su apretada agenda profesional. Visitó archivos, viajó, escribió, llamó y construyó desde fuentes fiables una bibliografía que ya generó diez libros. En la misma hay testimonios, palabras, mapas, datos, fotos y crónicas que muy pocos historiadores han abordado con rigor. La historia militar es proclive a reseñarse por la mano del vencedor

Un ejemplo sería la admirada y reputada Legión Española. Muchos escritores y periodistas se acercaron a su Historia, hazañas y operaciones. De la Legión Extranjera francesa muy pocos autores se interesaron por la presencia de españoles en sus filas. Fueron cientos los que salvaron la vida integrándose en estas aguerridas fuerzas de choque. Un dato: desde el campo de refugiados en Argelès-sur-Mer miles de republicanos exiliados en 1939 llegaron hasta Aubagne, a las afueras de Marsella. La alternativa fue morir de hambre o frío, maltratados por la indolencia gala ante la avalancha de refugiados españoles. Muchos españoles son condecorados como héroes en el ejército galo. En parte integraron la ‘resistencia’ antinazi mientras una mayoría colaboracionista aplaudía el régimen de Vichy.

Españoles por el mundo

Los episodios bélicos, para la Historia con mayúscula, precisan consolidar las versiones contrastadas. Lo que relate el ganador vale poco sin el debido aval probatorio. Tristemente prevalece esa crónica. Pero si es revelador cambiar el prisma. Joaquín Mañes aportó en su ópera prima ese valor.

En 2004 nuestro escritor-jurista irrumpió con el libro Mito de Camerone. El ejército azteca en abril en 1863 cercaba a la Legión gala. Un español, Alonso Bernardo, relató el asedio a una Hacienda cercana a Veracruz desde ópticas alternativas a la crónica oficial. La obra de Mañes se tradujo al francés. La heroicidad de quienes pugnaron días y días tuvo más eco.

Otros libros de Mañes sobre compatriotas que se alistaron en ejército galo (Españoles en Saigón y en la Legión Francesa, Quimera de un Reino, Soldados sin Bandera –traducido al inglés y francés- y Añoranzas hispanas) siguieron esa senda. Dos libros más, Soldados españoles en Italia y en la Legión Extranjera -1813/2017- completaron el empeño del autor. Este no es otro que profundizar sobre los muchos soldados que lucharon lejos de su patria para otra bandera.

Mañes posteriormente publicó Azules y Grises (Salamina-Platea, 2020). Esta obra ha completado la bibliografía sobre nuestros militares en la Guerra de Secesión norteamericana (1861-65). Fueron pocos, pero corajudos. Algunos, como Bernardo Gálvez, se consideran héroes y libertadores en la Florida. En otros estados, Mañes repasa a los que se batieron el cobre por un país que, con el tiempo, devino en potencia mundial. Este libro, además de revelar incontables horas de trabajo, incluye fotos, datos inéditos, mapas y un desplegable en color que pide marco.

En los Estados Unidos llevan décadas contratando talento foráneo. El de los militares españoles no se les escapa. En su elitista academia de oficiales (West Point) hay una galería de retratos de docentes españoles. Fueron apresados en la Guerra de Cuba. Cuando ésta concluyó, en 1898 con la entrega de la isla a EEUU junto a Puerto Rico y Filipinas. Como se sabe, décadas después los norteamericanos admitieron que fue un truco culpabilizar a los españoles del incendio del Maine en la rada habanera. Fue un sabotaje en clave de ‘falsa bandera’; la argucia la repiten en 2022 los rusos con su guerra que invade a la soberana Ucrania en clave soviética

A las órdenes de Su Graciosa Majestad

La última novedad editorial de Joaquín Mañes tiene un título explícito: Soldados Españoles en el Ejército Británico (Magasé, 2022). En ésta obra, en la editorial donde ha publicado la mayoría de sus obras, se reparten más evidencias y testimonios documentales de españoles que sirvieron a un enemigo bélico de antaño.

El libro relata historias de compatriotas inmersos en hechos y batallas posteriores de la Guerra Civil española (1936-39). El apéndice hispano en el ejército inglés alistó a Don Juan de Borbón-Conde de Barcelona, abuelo de Felipe VI. Navegó con la British Navy muchas semanas. El dato sistemáticamente se oculta en la biografía del personaje porque vindicó a posteriori un patriotismo vacuo. Pero les cuesta admitirlo a quienes lo recalificaron como Almirante español, o como el virtual Rey Juan III.

Los soldados españoles que obedecían órdenes en el idioma de Shakespeare tienen difícil explicar por qué defendieron al Reino Unido. Pero cada historia personal es un mundo y tiene causa. El misterio envolvió a muchas de las crónicas hasta hoy inéditas gracias a Mañes.

Añadimos que el exilio español repartió, tras la guerra fratricida, más soldados y mandos en otros ejércitos. Enrique Líster, oficial de las tropas republicanas, ascendió hasta General Mayor, pero en el Ejército Rojo (URSS). Allí también sirvió la Coronel-espía de la KGB-GRU ceutí África de las Heras.

Como decíamos, la Resistencia Francesa se forjó con guerrilleros y agentes españoles curtidos en defender hasta donde pudieron la Segunda República (1931-39). La Nueve, junto a la 2ª División Blindada gala, fue un batallón de anarco-izquierdistas españoles que llegó al París liberado en agosto de 1944, antes que el General de Gaulle se paseara triunfal.

El papel de otros republicanos españoles en el ejército británico fue tan sustantivo como desconocido. Desde Noruega hasta el Norte de África, y desde el Medio Oriente hasta Francia y Alemania, cientos de españoles integraron las filas de soldados británicas para luchar al enemigo común.

Un par de ejemplos, en la zona de inteligencia militar, tienen nombre y apellidos. Tras desclasificarse archivos ingleses surgió Juan Pujol García. Fue el considerado mejor agente doble para el MI6 (Inteligencia exterior británica). Sus habilidades dramáticas le regalaron el apodo de ‘Garbo’ y salvó miles de vidas en Fortitude Operation. Esta trampa engañó a los nazis sobre desembarco aliado en costas francesas

Otro caso se ha llevado al cine recientemente. El documental Queen of Hearts (The Flow Studio, 2022) está dirigido por Chema Ramos y producido por Marta Alamillo. Gira la cinta sobre una exiliada ucraniana, aunque sevillana adoptiva, llamada Larissa Swirsky. Emuló a Garbo desde Gibraltar con el mismo empeño y misión: engañar a los nazis.

Las palabras que anteceden las firma un alérgico a la guerra y la violencia que aplaude la paz. El escritor Joaquín Mañes recalca que la guerra no conoce banderas entre sus soldados. Su tesis tiene rigor: muchos españoles entregaron o salvaron la vida para ejércitos foráneos.

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