La plaza de Illescas había logrado recuperar ese ambiente de las grandes citas. No eran pocos los rostros conocidos congregados en sus escaños para saludar el definitivo estreno de la temporada y la primera aparición de sus protagonistas. Morante, Manzanares y Pablo Aguado habían puesto hasta los topes el coso cubierto de la localidad toledana. Hubo triunfo numérico del alicantino; algunas brujerías del cigarrero y, sobre todo, la certeza de comprobar que el concepto y la magia natural del nuevo valor sevillano permanecen intactos. El mismo cartel, cambiando los toros de José Vázquez por una corrida podrida de Zalduendo, se repitió en jornada dominical en el cierre de Olivenza sin que, ésa es la verdad, lograran acabar el papel. Tampoco sucedió nada destacable. En el ciclo oliventino, que sigue oficiando de talismán económico de toda la región –y hasta de las tierras vecinas de Portugal- pasaron otras cosas: la más relevante, más allá de la salida a hombros de Marín y Emilio de Justo, fue el indulto de un boyante y exigente ejemplar de Garcigrande a manos de Antonio Ferrera, que reaparecía después de su percance americano sin abandonar su particular sentido de la escena. Pues esto ya está aquí...

El silente diestro madrileño ha vuelto a sorprender a propios y extraños. No ha habido filtraciones, rumores, indicios... ni siquiera sospechas de su doble contratación para las dos ferias del coliseo de Nimes. La fórmula que empleará don José Tomás Román Martín para ambas citas será idéntica a la experimentada el pasado año en el Corpus granadino. Cuatro toros para él solo y dos para un telonero ecuestre que en la cita de Pentecostés –el próximo 31 de mayo- será el mismísimo Hermoso de Mendoza. Ese papel será oficiado en la Vendimia –el día 20 de septiembre- por la recurrente amazona francesa Lea Vicens, habitual perejil de todas las salsas. ¿Habrá más bolos para el enigmático torero de Galapagar? Si nos atenemos a las estrategias de los últimos años se podría apostar que no. Pero todo es posible aún. Los aficionados, para qué vamos a engañarnos, no han recibido con demasiado entusiasmo este doble pase mixto con carga de caballería incluida. Tomás es único, nadie lo duda. Pero el torero también es competencia. ¿Imaginan el primer pase con Roca Rey y el segundo con Pablo Aguado? Pues eso...

La última vez que Tomás se midió con un igual fue en la plaza de Algeciras, mano a mano con Miguel Ángel Perera y contratado por José María Garzón. El emergente empresario sevillano volvió a contar con el favor de los dioses ajustándole en Granada en 2019 pero, cuando todos querían atribuirle un papel de exclusivista en la contratación del inclasificable diestro madrileño, ha llegado Simón para llevarse el gato al agua. El particular triunfo del ‘productor’ también hay que ubicarlo en esa pugna soterrada con Juan Bautista en torno al cetro del empresariado taurino francés. Tampoco hay que olvidar que Nimes ocupa un lugar destacado en la historia taurina de José Tomás: en septiembre de 2012 se encerró en el bimilenario anfiteatro con seis toros de distintas ganaderías e indultó al cuarto, un gran ejemplar de Pardadé llamado ‘Ingrato’ que de alguna manera marcó la cumbre de la etapa vital y taurina que se abrió después de la gravísima cornada inferida por el toro ‘Navegante’ en el ruedo de Aguascalientes. El resto del guión ya está escrito: llenazo, expectación y loas asegurados.

Sigue abierto, de alguna manera, el culebrón de la demorada competencia entre Pablo Aguado –que no ha dicho esta boca es mía- y Andrés Roca Rey, que sí ha empleado un tono asombrosamente diplomático en una entrevista concedida a El Mundo para contar su versión de los hechos en torno a la gestación de la Feria de Abril. En realidad nada nuevo... Como tampoco es nuevo el letrero de ‘no hay billetes’ que ya se ha colgado para su reaparición española, en la feria de Fallas y en un cartel de circunstancias. El Cóndor peruano -que ya sabe quién mete la pasta en la taquilla- se hará acompañar de dos teloneros –Cayetano y Castella- que sólo sirven para subrayar el tirón del peruano aunque empobrecen la competencia. Hay que recordar que Roca no torea en España desde el 11 de julio del pasado año. La última función, en San Fermín, era la última consecuencia de la tremenda voltereta que le infirió el sobrero del Conde de Mayalde en San Isidro. Y hablando de los ‘Madriles’: los carteles de la interminable feria de San Isidro pronto saldrán del horno. Dicen que a El Juli ni le han llamado. ¿Escuece aún la pastora que le tuvieron que entregar el pasado año para parchear la ausencia inevitable de Enrique Ponce? Y hablando de Ponce, parece que tampoco estará en Las Ventas para conmemorar su trigésimo aniversario de alternativa.

Nos marchamos hasta la semana que viene. Recuerden que este jueves –a las 21.00, después del partido del Sevilla- comienza el ambicioso programa de actos puesto en marcha por la Hermandad de la Macarena y la Cátedra Sánchez Mejías para conmemorar el centenario de la trágica muerte de Joselito en Talavera de la Reina. José Antonio Fernández Cabrero, Enrique Henares y Andrés Luque Teruel, moderados por este humilde escriba, hablarán de las claves devocionales del coloso de Gelves. La cita es en la propia Casa de Hermandad de la Macarena. Allí nos vemos.