Hace justo un año el Sevilla FC ponía pie y medio en los cuartos de final tirando a la lona al Villarreal con un golpe en la mandíbula (1-3). Empezaba a barruntar el sevillismo que algo grande podía suceder otra vez, con ese equipo de pegada contundente que aprovechaba cualquier ocasión para finiquitar cualquier litigio. Empezaba a oler a campeón, o al menos, porque los avatares del fútbol con complejos, contaba como uno de los grandes aspirantes, por no decir el primero de los aspirantes. El Sevilla de Basilea más bien llama a lo contrario. Es un conjunto indulgente y caritativo, y eso, ya se sabe, acabará por pasarle factura al doblar cualquier esquina cualquier día.
El Basilea se demostró netamente inferior a los nervionenses, que igual pudieron perder como pudieron ganar, ciertamente, porque con poco, en la segunda parte, gozó de alguna que otra buena oportunidad. Pudo perder y pudo ganar y acabó empatando. Ese jugueteo con el azar, siendo un equipo capaz de situarse a un nivel inalcanzable para los suizos es de una negligencia enorme. Tiene futbolistas, y fútbol (el que muestra en el Sánchez-Pizjuán, claro está) para minimizar los riesgos y poner a salvo a las primeras de cambio una eliminatoria con un rival que tiene como uno de sus referentes a un futbolista de 37 años en el eje de la defensa, que vivió sus mejores años cuando el Sevilla aún no había iniciado sus años gloriosos. Resguardadito y buscando a su espigado delantero centro, el Basilea asustó en alguna que otra ocasión a David Soria, aunque el madrileño sólo se lució en jugadas ya inhabilitadas por el tal Anthony Taylor, de largo lo peor del partido. Impresentable lo del colegiado inglés, no sólo en la inexplicable expulsión de N’Zonzi, sino en el conjunto de su desastrosa actuación. El trencilla le hizo toda una campaña de publicidad a sus colegas españoles, por comparación.
Pues tendrá que ser en Nervión donde se resuelva la cuestión, donde acude el domingo un Villarreal que ayer puso pie y medio en cuartos ante el Leverkusen, como el Sevilla FC hace un año. ¿Dónde está aquel Sevilla campeón? Que vuelva y pronto, porque ya vimos cómo se las gastan también el Borussia Dortmund o el Liverpool. Esos no son el Basilea.