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20.000 sevillanos se mudaron de provincia por un contrato en el primer trimestre

Por contra, llegaron 16.623 procedentes de otros puntos de España para trabajar en la provincia. La agricultura es el sector con mayor éxodo.

el 24 jun 2013 / 22:45 h.

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El desempleo acumula su segundo mes de subidas y sigue sin dar tregua. La movilidad laboral está ya interiorizada. No importa dónde salga un trabajo y si implica que hay que abandonar el lugar de residencia con tal de no dejar escapar un contrato, aunque sea temporal. En los tres primeros meses de este año 19.900 sevillanos cambiaron de provincia por motivos laborales, en busca de un empleo que no consiguieron cerca de casa. Sin embargo, en ese mismo periodo de tiempo fueron 16.623 las personas de otros puntos de España que aterrizaron en Sevilla porque fue aquí donde les surgió la oportunidad. Son datos recopilados por la agencia de trabajo temporal Randstad sobre la base de las estadísticas de los Servicios Públicos de Empleo (Sepe) y que reflejan que Sevilla es, por tanto, una provincia “emisora” de mano de obra, porque se marcha a trabajar fuera más gente de la que entra. El perfil más extendido de la persona que se desplaza a otros puntos de España es el de un hombre (en un 65,4% de los casos) con edades comprendidas entre los 25 y los 44 años, con estudios secundarios, y que ocupa puestos en actividades fundamentalmente relacionadas con el turismo, el comercio y la construcción. Pero la realidad de estas contrataciones apunta a que una de cada tres ocupaciones (34,44%) que implican mudanza se corresponde con puestos no cualificados, mientras que el 19% de ellas las acaparan los trabajadores enfocados a los servicios de restauración, personales, protección y vendedores en los comercios. En el caso de la provincia de Sevilla, ateniéndonos a los diversos sectores de actividad, el mayor éxodo se registró en el sector agrario, en el que 7.999 personas han dejado sus hogares para trabajar, frente a las 4.727 que hicieron ese movimiento pero a la inversa, con destino la provincia. En la rama industrial salieron 870, mientras que 832 llegaron. Y en el sector de la construcción se marcharon 2.428 trabajadores de la provincia, en la que desembarcaron 2.114 procedentes de fuera. Solo en el sector servicios se da la tónica opuesta, ya que atrajo más personal de otros lugares (8.950) de los que cambiaron de lugar de residencia (8.633). Aun así, las cifras de contratos en otros puntos de España retrocedieron respecto al primer trimestre de 2012, de manera que descendieron en un 29,2% las personas que llegaron a Sevilla para trabajar, mientras que las que salieron cayeron un 19,5%. El testimonio "He pasado de ocupar puestos directivos a impartir cursos" Laura es uno de esos sevillanos a los que la crisis les ha sacado de su ciudad. Tras llevarse un año en paro y ya desesperada porque no sonaba el teléfono para acudir a entrevistas y no recibía respuesta a sus curriculum, se desplazó a Madrid para optar a una oferta de trabajo a tiempo parcial. La cogieron, sí, pero tuvo que hacerse autónoma y empezar a vivir de la nada en otra ciudad y con la inestabilidad de no saber qué será de ella en un futuro cercano. “Pasé de tener una hipoteca a alquilar mi piso y volver a casa de mis padres y luego a un piso de estudiantes con 33 años con el coste emocional y familiar que eso conlleva”, agrega, y es que, además de dejar atrás a su familia, tuvo que pedirles apoyo económico durante los primeros meses en Madrid. Ahora han pasado cinco meses desde esos momentos tan complicados “y no me ha ido tan mal”. Imparte cursos de formación específica para una empresa cuatro horas al día y ha conseguido más clientes con los que poder llegar más holgada a fin de mes. “A mí no me quedaba otra que venirme para acá aunque me quedaba un año más de paro, porque psicológicamente necesitaba trabajar y no quería vivir ni del Estado ni de mis padres”, reseña. Eso sí, entiende a quien no se ve capaz de dar el salto. “Yo me he tenido que reinventar porque he pasado de ocupar puestos directivos a ser docente en una academia”, una transición compleja. Y aunque hace un balance positivo apostilla que “la crisis me ha quitado más de lo que me ha dado”.

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