Las obras en el solar de la futura torre de Cajasol.
La crisis económica está bloqueando una treintena de proyectos en la ciudad. Es la tónica habitual cuando el mercado inmobiliario y el sector de la construcción atraviesan uno de sus peores momentos. No obstante, siempre hay excepciones. Una de ellas es la construcción en la Isla de la Cartuja de la torre Pelli que, pese a la crisis y a las campañas en su contra por su posible impacto visual sobre el Patrimonio, sigue adelante.
Cajasol está empeñada en levantar el rascacielos diseñado por César Pelli de 178 metros de altura (la Giralda tiene 98), si bien ya se verá si la recesión económica afecta a su terminación y a la comercialización de las oficinas.
Por ahora, la obra no para. En la actual fase de movimiento de tierras -en la que trabajan casi 200 personas- se tienen que extraer 622.000 metros cúbicos de tierra (con las que casi se rellenarían cuatro campos de fútbol como el del Sevilla) y ya se han sacado 380.000, el 61%. Se han registrado 38.000 viajes de camiones desde que en junio empezase la obra. Y es que se tiene que excavar 40.000 metros cuadrados por 18 metros de profundidad.
El tráfico en la Cartuja, sin embargo, no se ha resentido en exceso, sobre todo porque su principal talón de aquiles es la falta de aparcamiento y su accesibilidad, no el tráfico interior.
Cada día se utilizan en la obra del rascacielos 50 camiones y cada uno realiza una media de diez viajes. Es decir, que cada jornada la avenida de los Descubrimientos soporta 500 viajes de camiones con, en total, unos 5.000 metros cúbicos de tierra (puesto que cada vehículo transporta una media de diez metros cúbicos de tierra en cada trayecto).
De noche hay un turno reducido con 10 a 12 camiones que recuperan viajes perdidos durante el día en acopio de albero para los caminos y otras actividades complementarias.
Hasta ahora, se había aprovechado el buen tiempo, ya que sólo llovió los pasados 20 y 21 de octubre (cayeron unos 30 litros por metro cuadrado en la Cartuja). Cuando lleguen precipitaciones más intensas costará más mantener el ritmo, que dependerá lógicamente de cuanto llueva.
Según los técnicos, hay que tener en cuenta que no sólo se trata de extraer tierras, puesto que simultáneamente se están haciendo los anclajes de las pantallas y ello exige una labor de coordinación importante entre las dos empresas que están haciendo estos trabajos: Terratest, encargada de las pantallas y los anclajes, y Martín Casillas, que realiza el movimiento de tierras.
En los primeros meses de trabajo el rendimiento fue menor porque el recinto estaba bastante ocupado por las máquinas de pantallas y por jaulas de ferralla. Con todo, el rendimiento medio fue de unos 3.500 metros cúbicos de tierra extraída al día, que por los 110 días de trabajo arroja la cifra total de 380.000.
