Está el cielo andaluz surcado por numerosos globos de colores, de todos los colores, pequeños, medianos y grandes, lanzados por el Gobierno para que tapen el sol y entretengan la mirada de los ciudadanos y también de los políticos de la oposición, que se embelesan contemplándolos, mientras la maquinaria de helio de inflar globos parece no atascarse nunca. A ver si cuela.
El brasileño Toquinho, con Vinicio de Moraes, cantaba que en los mapas del cielo el sol siempre es amarillo. En Andalucía el cielo es de colores, como cuando se inauguró la Expo y 140 globos subieron para colorearlo de amarillos, rojos, azules y blancos. Chicos se han quedado esos globos al lado de los que se lanzan permanentemente desde la Casa Rosa empujados con los soplidos de la publicidad y la propaganda. A ver si cuela.
Ahora el penúltimo globo habla de que la deuda histórica se va a emplear en conseguir suelo para hacer viviendas de protección oficial y en sanidad, que es como decir que se va a emplear en gasolina para las bicicletas, porque a estas alturas todavía no se ha concretado ni siquiera el importe, lo que hace que la deuda no sea histórica por la propia deuda, sino por el tiempo que hace que se reclama. La misma deuda es uno de los globos más grandes que hay en el cielo de nuestra tierra.
Con el banco me pasa lo mismo: hace tanto tiempo que le debo dinero que ahora a mi hipoteca la llaman "la deuda histórica". Aun no hemos llegado a cuantificar el importe ni a fijar los plazos de pago. Pero cada mes voy a ver al director, le saco un café y le planteo si puede alargarme los tiempos. Y le digo que me lamo Manuel Chaves. A ver si cuela.
Se trata con los globos sonda de tener a los ciudadanos mirando al cielo, como esperando la lluvia, pero en colores, con globos y más globos, que tienen que ser cada vez mayores para seguir manteniendo el entretenimiento. Esta política es tan peligrosa que el viernes pasado estallaron dos globos de éstos en Málaga y le han echado la culpa a dos aviones supersónicos. A ver si cuela.
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