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A vida o muerte y es noviembre

Pocos sevillistas podían esperar cuando su equipo echó a rodar en verano y vivía un brillante inicio de campaña que hoy, en pleno mes de noviembre, con poco más de dos meses de competición, se jugaría tanto ante un Segunda B. Pero es lo que hay. Y la cosa no está precisamente como para fallar.

el 15 sep 2009 / 18:17 h.

Pocos sevillistas podían esperar cuando su equipo echó a rodar en verano y vivía un brillante inicio de campaña que hoy, en pleno mes de noviembre, con poco más de dos meses de competición, se jugaría tanto ante un Segunda B. Pero es lo que hay. Y la cosa no está precisamente como para fallar.

La derrota sufrida en la ida, ofrenciendo además una pésima imagen, ha situado a Manolo Jiménez y sus hombres en una delicada situación. La desventaja de un gol ni mucho menos es insalvable. Aquí, la cuestión es saber si serán capaces de dar la vuelta a una eliminatoria que coincide con una fase de mal juego y serias dudas sobre su capacidad.

La victoria del pasado fin de semana ante el Recreativo ha permitido al equipo respirar. Al equipo y a su técnico, de nuevo centro de todas las miradas. Pero sólo eso, ya que nadie se libró ese día de escuchar los silbidos de una afición que espera mucho más. Y la afición no es tonta: sabe perfectamente que ha habido muchos futbolistas lesionados, que los rivales teóricamente inferiores se cierran cuando llegan al Sánchez Pizjuán y que hay días en que se acusa la fatiga física y mental. Si se hubiese tratado de un partido aislado, su reacción habría sido otra muy distinta, pero no es el caso. Pese a la victoria, que llegó tras cuatro derrotas, el juego no responde a las expectativas, y urge cambiar.

La primera ocasión para hacerlo se presenta esta noche. Y más vale aprovecharla, pues todo lo que no sea eso supondría asistir a un punto de inflexión que podría dar origen a un clima peligroso. La afición quiere ver a su equipo ganar y, además, convencer. Ganar, en primer lugar, porque caer eliminado de la Copa a las primeras de cambio, y más frente a un Segunda B, sería un auténtico fracaso; y convencer, en segundo lugar, porque el Sevilla sacará hoy toda su artillería para superar a la Ponferradina y, ante eso, sólo cabe jugar bien y demostrar superioridad.

En cualquier caso, jugarse el ser o no ser y estar obligado a alinear -y exprimir- a los mejores futbolistas tiene una lectura clara: mientras equipos como el Barcelona dan descanso a sus figuras y no las pone en riesgo en este tipo de partidos, el Sevilla se ve en la obligación de hacerlo. Y todo ello cuando los encuentros contra los mejores equipos de la Liga asoman ya por la esquina.

El regreso de Luis Fabiano, tras cumplir sanción, será la principal novedad de un Sevilla que saldrá con todo. No estarán Escudé y Diego Capel, bajas por sendas sobrecargas musculares, pero sí futbolistas como Kanouté, Adriano, Squillaci, Jesús Navas y compañía. Y todo ello en un Sánchez Pizjuán donde la Ponferradina intentará protagonizar otra sorpresa copera y la afición volverá a juzgar a su equipo y a su entrenador. Así es el fútbol.

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