Cofradías

Aciaga de principio a fin

Ninguna cofradía pudo poner su cruz de guía en la calle ante el temido frente que desde las nueve de la noche descargó lluvias en la ciudad. El efecto dominó se impuso y una a una fueron suspendiendo sus salidas por tercer año consecutivo.

el 27 mar 2013 / 00:03 h.

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Por M. J. Fernández / I. Campanario Como el resto de hermandades, la de Santa Cruz también abrió su iglesia para que la muchedumbre contemplara sus imágenes titulares. Como el resto de hermandades, la de Santa Cruz también abrió su iglesia./ V. Hidalgo No pudo ser. Sevilla se quedó sin Martes Santo. La lluvia dejó en casa a los ocho cortejos procesionales que tenían previsto salir. Los rotundos pronósticos del tiempo fueron tumbando una a una todas las cofradías en una tarde desdichada en la que apenas llovió hasta la llegada del frente de las nueve de la noche que terminó dando la razón a las juntas de gobierno. Los expertos apuntan que hay que remontarse al siglo XVIII para encontrar una mala racha en esta jornada en la que las hermandades llevan tres años sin realizar estación de penitencia por el agua. SAN ESTEBAN La nueva junta no pudo estrenarse La calle Águilas tenía menos público de lo habitual. La suspensión de la salida del Cerro por la mañana y el anuncio de un frente que dejaría lluvia a las nueve de la noche, había desdibujado cualquier esperanza, antes incluso de que San Esteban diera a conocer la triste decisión. No hubo que pedir tiempo. Tampoco hubo lágrimas entre los hermanos. Todos lo tenían más que asumido. Tanto es así que no se llegó a desmontar el altar de insignias. A la hora en la que debían abrirse las puertas del templo (15.15), el hermano mayor, Antonio Burgos, confirmaba lo que era un secreto a voces. “Otro Martes Santo [y ya iban tres] con toda la tristeza de corazón tenemos que anunciar que no vamos a realizar la estación de penitencia. La hermandad es todo el año. Ahora por favor consolar a los más pequeños que no entienden estas palabras”. Burgos, cuya junta de gobierno se estrenaba tras un largo periodo de comisionado, prosiguió su templada intervención con una retahíla de agradecimientos a todos los colectivos que han trabajado en el montaje de los pasos. Mientras, fuera, en la calle, la agrupación musical de la Redención ponía banda sonora a un momento de dolor entendible por todos. Lo hacía interpretando la marcha La Pasión. No fueron los únicos sones que se escucharon en la Puerta de Carmona. Dentro de la iglesia, la banda de las Cigarreras tocó Desamparados y Amarguras. Esta última composición resultó ser el mejor compendio de lo que vivió una cofradía que lleva tres años sin pisar la calle. Llegaba la hora de abandonar el templo y de retirar la cera que ni siquiera se repartió entre los nazarenos. Antes, el párroco don José dio la comunión a los hermanos que quisieran completar así el rezo ante los pasos del Cristo de la Salud y Buen Viaje y la Virgen de los Desamparados. Luego se abrirían las puertas para que los sevillanos desfilaran por allí. SAN BENITO Procesión de paraguas en la Calzada Tampoco hubo suerte en San Benito. Chispeaba en la antigua calle Oriente poco antes de la salida. El cielo pintaba mal y de manera intermitente descargaban gotas en la zona. Aun así nadie se movía. Paraguas abiertos, paraguas cerrados... y unas caras que expectantes ante cualquier gesto, cualquier sonido, cualquier esperanza que proviniera de la puerta de la casa de hermandad. Allí, unos costaleros llamaban a la cordura ante una tarde incierta:“Creo que no vamos a salir. Es una pena, pero estos dos últimos años que nos hemos quedado en casa hemos acerado. Ante un panorama así, la mejor decisión es la de quedarse de dentro”, reconocía Juan con el costal bajo el brazo. La frase que pronunció un padre al recoger a su hijo-monaguillo resultó premonitoria:“Aquí ya no hay que hacer nada. Vamos”. Y así fue. El hermano mayor, José Maestre, lo confirmaría poco más tarde después de haberse reunido con sus oficiales de junta:“Ha sido una decisión bastante difícil, pero también fácil con los pronósticos que hay para la tarde-noche. No podemos asumir ese riesgo tan alto de chubascos a partir de las ocho o nueve de la noche. Tenemos muchos niños y un patrimonio muy rico que debemos salvaguardar ante todo. La decisión es dolorosa, pero acertada”. Sus palabras fueron refrendadas por una leve llovizna que sobre las cinco de la tarde se iba alternando con unos tímidos rayos de sol. El barrio entendía y respaldaba lo acordado por la hermandad, pero seguía apostado a la puerta a la espera de acceder al templo y ver los pasos. También lo hacían las religiosas de la vecina residencia de ancianos de las Hermanas de los Pobres: “Desgraciadamente la lluvia y el que sale o no está dentro del programa de mano de la Semana Santa. Mejor así que es más prudente”, resumía la hermana Julia, quien estuvo a la tutela de los mayores sentados frente al templo. Precisamente de las dependencias del asilo salió un singular cortejo de nazarenos [un total de 16 tramos], que después de haber formado allí, fueron entrando en la parroquia en fila de dos para despedirse del Señor de la Presentación al Templo, el Cristo de la Sangre (con potencias) y la Virgen de la Encarnación. Expiraba en el barrio otro Martes Santo en blanco. SANTA CRUZ La resignación se impuso en el Centro Casi se produjo un respiro de alivio cuando, pocos minutos después de que la junta de gobierno de la Hermandad de Santa Cruz hubiese decidido por unanimidad quedarse por tercer año consecutivo en casa, comenzaron a brotar las primeras gotas de lluvia que se fueron intensificando por primera vez en la jornada. Las previsiones meteorológicas lo clavaron y poco después de las ocho de la tarde empezó a arreciar la lluvia. Entonces, las túnicas negras de los nazarenos se confundían entre los paraguas en el barrio de Santa Cruz. Desde la Hermandad explicaron, con cara de resignación, que el cuerpo estaba hecho a este desenlace en vistas de cómo había actuado el resto de cofradías y de la rotundidad que anunciaba el parte del tiempo a eso de entre las 20.00 y las 21.00 horas. A ver si a la cuarta pueden estrenar el nuevo itinerario que mostrará una estampa inédita en la Semana Santa, con un discurrir por Alemanes, para cruzar la Plaza del Salvador para llegar a la Carrera Oficial. DULCE NOMBRE La tranquilidad de ser la última El Dulce Nombre no tuvo dudas. El devenir de la jornada allanaba el camino y, con la calma que da ser la última de la nómina, la reunión de la junta de gobierno transcurrió sin mayor sobresalto. No apuró el tiempo de salida y, con antelación, constataba lo que todos, hermanos y cofrades, esperaban. Se completaba así otro martes en blanco. Media hora después del momento en que tenía que estar asomando la Cruz de Guía, un grupo se agolpaba a las puertas de la Parroquia de San Lorenzo paraguas en mano para ver a sus titulares, pero poco antes de las 21.00 horas se corrió la voz de que no abrirían sus puertas hasta las 10.00 horas de esta mañana, despejando la entrada. Lo contrario ocurría con su vecina, la Basílica del Gran Poder, donde los fieles hacían una larga cola que se perdía por detrás de la Plaza de San Lorenzo para apurar el besamanos del Señor de Sevilla antes de que éste ocupe su lugar en el paso de cara a la Madrugá.  

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