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Advertencia a la jerarquía

El singular manifiesto que ha hecho público un colectivo de 300 católicos sevillanos, criticando con dureza los mensajes pregonados en la fiesta mitin del pasado 30 de diciembre en Madrid por la jerarquía de la Iglesia española, debe hace reflexionar a los artífices de dicha convocatoria.

el 14 sep 2009 / 22:49 h.

El singular manifiesto que ha hecho público un colectivo de 300 católicos sevillanos, criticando con dureza los mensajes pregonados en la fiesta mitin del pasado 30 de diciembre en Madrid por la jerarquía de la Iglesia española, debe hace reflexionar a los artífices de dicha convocatoria. Es la primera vez que un grupo amplio de católicos reacciona de forma tan seria a las proclamas de ciertos obispos. Y tampoco había ocurrido nunca que la iglesia de base cuestionase y criticase con tanta claridad un discurso oficial que tuvo más de mitin político que de manifestación estrictamente religiosa. Hasta ahora la reacción suscitada por aquellos discursos obispales, que llegaron a advertir de la "amenaza" que suponen para la democracia relevantes leyes progresistas del Gobierno de Zapatero, ha provocado curiosamente una respuesta victimista desde la propia Iglesia. Sin embargo, el colectivo sevillano forma parte de ella con tanto derecho al menos como las miles de personas que acudieron a la Plaza de Colón madrileña. Por eso sus críticas al mensaje oficial tienen mucha más relevancia y deberían ser tenidas en cuenta. Siempre se dice que las sensibilidades que conviven hoy dentro de la iglesia católica no son monolíticas. El contenido del manifiesto del colectivo de católicos sevillanos es una prueba indiscutible de ello. La jerarquía católica debería ser muy consciente cuanto antes de que con discursos como el de Madrid, especialmente en lo que toca a la familia, gravemente inapropiado y fuera de lugar, no hace ningún favor a muchos de sus propios fieles. Con su apuesta por un único concepto de núcleo familiar y la descalificación injusta de todos los demás que hoy ampara la ley española aprobada democráticamente en el Parlamento la Iglesia no sólo se aleja de postulados ideológicos progresistas sino que descalifica sin razón a miles de católicos que piensan de otra forma. Mal haría la cúpula eclesiástica haciendo oídos sordos a un mensaje tan nítido y necesario que sin medias tintas se ha proclamado desde Sevilla.

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