El vicepresidente del Parlamento afgano, Burhanulá Shinwari, ha elevado a 47 el número de civiles muertos en el ataque aéreo perpetrado por fuerzas estadounidenses el pasado domingo en Nangarhar, en el este del país. Hasta el momento, Washington sólo reconoce que son 23 los fallecidos, todos milicianos de Al Qaeda.
"No había ni un talibán, y mucho menos un miembro de Al Qaeda, en varios kilómetros a la redonda respecto del lugar", ha dicho Shinwari, también encargado de la investigación sobre el ataque. "Murieron 47 personas, 39 de ellas mujeres y niños".
Un portavoz militar estadounidense ha respondido hoy que el Ejército sigue investigando el caso, por lo que todavía no puede dar datos definitivos. "Sólo puedo decir que cualquier pérdida de vida inocente es un hecho trágico, y que nuestras fuerzas se toman enormes molestias a la hora de impedir bajas civiles", ha afirmado.
Durante el ataque, aviones estadounidenses bombardearon un presunto convoy miliciano. Según los residentes, se trataba simplemente de un grupo de coches que acompañaba a una novia a la casa de su futuro marido.
El Comité Internacional de la Cruz Roja pidió el miércoles a todos los actores del conflicto tener más cuidado con sus ataques, para evitar hacerle daño a los ciudadanos. La muerte de civiles a manos de tropas internacionales ha provocado varias protestas en Afganistán.
