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Aficionados y dirigentes

el 29 nov 2010 / 07:51 h.

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Hace muchos años, cuando en la Grada Alta del Sánchez-Pizjuán ver un partido del Real Madrid de Di Stéfano costaba 60 pesetas y el resto 40, había un amigo amante de los temas políticos que cuando los aficionados protestaban a árbitros, directivos o jugadores solía decir: “Igual pasará cuando llegue un día la democracia. Todos podremos manifestarnos de lo que queramos como ahora pasa en los campos de fútbol”.

Mirábamos, callábamos y nos disponíamos a seguir las incidencias del juego cada cual según su leal saber y entender. En la calle, principios de los 60 del siglo pasado, cualquiera se manifestaba como dentro de un campo de fútbol. El sábado sucedió algo parecido si extrapolamos la vida de aquellos años a los actuales. La grada estalló con el grito “más fichajes y menos sueldos”.

Estamos en una SA y las cuentas las rinden los dirigentes a los accionistas. De acuerdo. Ahora bien, el fútbol tiene unos sentimientos en los que jamás podrá mandar una Sociedad Anónima. Lo saben los dirigentes, dueños de las sociedades del fútbol. Por eso, como en la dictadura, los aficionados sacan sus reglas en los estadios por mucho que mande el dinero de las SA. Fútbol es fútbol. Y por mucho que cambien los conceptos mercantiles, los aficionados tienen sus reglas y las ponen de manifiesto cuando llegan los resultados negativos.

Gritos y asientos vacíos. La imagen del Sevilla de Manzano ante Mallorca y Getafe, simplemente lamentable. Se impone un cambio radical ya. No sé si estará en manos del amplio cuerpo técnico del de Bailén o en las botas de Jesús Navas y Luis Fabiano. No lo sé. Deben saberlo los que mandan y cobran esos sueldos millonarios en los que debe entrar la ciencia infusa del fútbol. De no encontrarlo con urgencia me temo que vuelvan a salir desde la “grada democrática”, por cierto cada vez más despoblada, unos gritos que no gustarán lo más mínimo a los del palco, a los del banquillo y hasta a los propios jugadores.

La afición del Sevilla es ejemplar en apoyo pero también en su exigencia tanto a los de arriba como a los de abajo. Pruebas hay tantas que no cabrían en este espacio, y sin importarle lo más mínimo el régimen de gobierno de la sociedad. Tomen buena nota y sepan las SA que sin aficionados el dinero puede buscar acomodo en una caja fuerte o en el banco. Y más, cuando los socios se han acostumbrado al buen marisco, al jamón serrano y hasta al caviar.

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