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Aguacero de insultos en los juzgados

La entrada y la salida del diestro estuvo marcada por unos intensos minutos en los que cerca de un centenar de personas mostraron su rechazo a Ortega Cano

el 09 sep 2011 / 20:01 h.

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Desde primera hora de la mañana la tensión en el entorno de los juzgados del Prado de San Sebastián era alta. El dibujo previo no hacía indicar ningún choque entre partidarios y detractores. Fundamentalmente porque los primeros brillaban por su ausencia. De esta forma, cuando el diestro Ortega Cano llegó minutos antes de las diez de la mañana, los curiosos hicieron fotos y los contrarios dirigieron su ira.

En un vehículo oscuro y acompañado por varios familiares, entre ellos su hermano y su hijo, el torero -vestido con un traje de chaqueta y con aspecto visiblemente desmejorado, casi aturdido- se apeó del coche generando a su alrededor una nube de cámaras que prácticamente lo dejaron acorralado por unos instantes.

"Me encuentro un poquito nervioso pero confío en que sea lo que Dios quiera y las leyes dictaminen", con esta expresión cerró toda posibilidad de réplica o mayor argumentario. El resto ante el juez y durante dos horas. Sin embargo en el exterior prácticamente nadie se movió. Había incluso personas que se habían trasladado a Sevilla desde algún pueblo para "cantarle las cuarenta", caso de Josefa, de Coripe, que perdió a un hijo en accidente de tráfico y siente muy cercana a la familia de la víctima, Carlos Parra. "¡Matador de personas!", "sinvergüenza", "borracho".

Tras hacer declaración y salir a media mañana de los juzgados lo que llovió fue un aguacero de improperios proferidos por más de un centenar de personas -todas ajenas a la familia del fallecido- parapetadas por un cordón policial. La tensión se elevó al tardar más de lo debido el diestro en alcanzar su coche y partir.

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