Airbus Military prevé que la certificación del avión militar A400M, que se ensambla en la factoría de San Pablo en Sevilla, esté lista a finales del próximo año. Así lo confirmó ayer el responsable de los ensayos en vuelo de la aeronave, Fernando Alonso, que añadió que el consorcio aeronáutico confía en entregar los primeros aviones en los últimos meses de 2012, dentro del plazo previsto. En total, acumulará 3.700 horas de vuelo hasta que los primeros aparatos estén en manos de los países clientes.
Alonso acudió ayer a Sevilla para cerrar el ciclo de conferencias Del Bleriot al A400M, organizado por la Fundación Aeronáutica y Astronáutica Españolas, y durante su exposición relató las distintas pruebas a las que está siendo sometido el avión y las que se llevarán a cabo en breve. Entre ellas, anunció que en pocos días o semanas se realizarán los primeros saltos con paracaidistas. En principio, se utilizarán balones y maniquíes, para que después se incorporen a la prueba paracaidistas de origen francés y británico.
En los primeros meses de 2011, se llevará al A400M a temperaturas extremas para ver cómo reacciona, explicó Alonso. Así, detalló que los aparatos de ensayo viajarán hasta Suecia y el norte de Canadá para esta cuestión, donde se expondrán a temperaturas en torno a los 40 grados bajo cero. También se probará su funcionamiento en aeropuertos altos, como el de La Paz en Bolivia. Dentro de 15 días uno de ellos se desplazará a la base militar de Morón de la Frontera para hacer las pruebas de ruido.
Por ahora, hay tres aviones de ensayo, al que se sumará otro a finales de año, mientras que el sexto y último para este cometido estará en el aire a mediados de 2011. "Es un avión muy cómodo desde el principio, desde primera hora nos sorprendió su agilidad", indicó Alonso. Así, destacó como positivo "la capacidad de maniobra". "Tiene un comportamiento muy noble e intuitivo y así lo han podido comprobar hasta 21 pilotos de las autoridades de certificación, además de los de Airbus", subrayó.
Asimismo, se han llevado a cabo pruebas de entradas de pérdidas de velocidad en el aire con buen resultado y también las de despegue y aterrizaje sobre pistas no preparadas. En este último caso, se utilizaron bolitas de yeso, una actuación que Alonso ilustró en su conferencia a través de un vídeo. En cuanto a los motores, y en concreto en los ensayos con las palas de la hélice, explicó que hubo limitaciones "muy serias" durante las pruebas debido a las malas condiciones meteorológicas del pasado invierno en la capital hispalense, "y eso ralentizó" el proceso.
Se refirió a los ensayos a los que fue sometido el A380 antes de su certificación y por los que tendrá que pasar el A400M, como los de determinación del máximo del viento cruzado -que no podrán realizarse en Sevilla ni en aeropuertos civiles por su complejidad- y pruebas de velocidad mínima de despegue o de piscina, para ver los efectos que tiene en el avión operar en una pista inundada. En cualquier caso, recordó que los comportamientos que se esperan de un avión militar son muy distintos a los de uno civil.
"Tiene unos requerimientos de maniobrabilidad superiores a los de las aeronaves de pasajeros", señaló, ya que, explicó, necesita tener capacidad para afrontar movimientos más violentos debido a las situaciones a las que tendrá que enfrentarse.
En cuanto a la prueba que más incertidumbre provoca entre los que trabajan en los ensayos, no quiso destacar ninguna. "Hay que ser muy prudente, lo mejor es la actitud; el peor enemigo que podemos encontrarnos es confiar demasiado en nosotros mismos", indicó, ya que "es necesario hacer todas las pruebas con el mismo grado de concentración".
Alonso destacó la importancia de este momento que vive el avión. "Podemos influir en el diseño en este periodo. Hay una ventana de tiro muy estrecha, de entre seis meses y un año, donde tenemos posibilidad de mejorar y optimizar el producto".
