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Al mercado, con abrigo y bufanda

La climatización instalada hace año y medio en Heliópolis nunca ha funcionado

el 21 dic 2011 / 21:22 h.

Antonio Domínguez atiende su puesto con anorak.

"Aquí se muere una de frío. Con los años que ha estado esto en obras", recuerda Isabel mientras pasa a la peluquería de Carmen Reyes del mercado de Heliópolis. "Cada vez que vengo a comprar salgo tiritona", relata Lola mientras Antonio le despacha en su puesto de ultramarinos con el anorak puesto.

La plaza de abastos de Heliópolis se ubica en un edificio histórico y protegido que data de la Exposición Iberoamericana de 1929. El Ayuntamiento lo cedió inicialmente al Claret como iglesia, pero desde hace medio siglo, acoge el mercado del barrio.

Hace tres años, y tras nueve de obras, se culminó la última reforma, y año y medio después, en junio de 2010, el Ayuntamiento instaló "por fin" el aire acondicionado que los 13 placeros que actualmente permanecen llevaban años reclamando, un aparato que incorporaba también calefacción. "A la semana se estropeó y hasta hoy", relata Carmen Reyes, tesorera de la asociación de comerciantes. Por eso, en verano el pescadero no puede sacar el género fuera y ahora José Ramón vende sus flores de Pascua con abrigo y bufanda. En la reforma, también se iba a quitar el techo de uralita "pero sigue ahí, y eso es nocivo", explica Carmen.

Tanto Carmen Reyes como Antonio Domínguez, que en el momento de la instalación presidía la asociación de placeros, explican que la empresa que instaló el aparato presentó, poco después de este trabajo, suspensión de pagos "y al parecer el Ayuntamiento no les pagó el trabajo". Para ellos, "ahí está el problema".

Desde que se estropeó, los comerciantes se quejaron varias veces a la Delegación municipal de Consumo "y han venido varias veces pero no dan con la tecla", dice Carmen. "Primero dijeron que podía haber una fuga del gas, y efectivamente vieron un agujero, lo recargaron y taparon, pero seguía sin funcionar. Luego han venido otras veces, con varias piezas, pero nada. La última vez vinieron en mayo y desde entonces aquí no ha aparecido nadie", recuerda Antonio, que además alerta de que como se estropeó tan pronto, estaba en garantía pero "probablemente ya haya caducado".

Aunque el mercado de Heliópolis ha ido viendo cómo se cerraban puestos y marchaban clientes, "por múltiples factores" como ocurre en la mayoría de las plazas de abastos ante la competencia de los supermercados, también ha habido nuevas incorporaciones. Ana Arévalo abrió el pasado verano su cafetería. "Nos dijeron que había aire acondicionado. No sabíamos el problema. Han venido dos o tres veces pero no lo arreglan. Propusimos al Ayuntamiento arreglarlo nosotros pero nos dijeron que entonces ellos se desentendían de todo", cuenta.

Los placeros se encargan del mantenimiento y limpieza del inmueble y de la luz interior de los puestos. El resto de gastos corre a cargo del consistorio, al que cada puesto paga un alquiler mensual por la concesión en función de los metros. Ana recuerda especialmente mal el verano, con un calor "inhumano". "Y ahora el frío", lamenta. "¿Cómo pretenden que pongamos cosas con ilusión cuando espantan a los clientes?".

Todas sus quejas y las visitas infructuosas de los técnicos se produjeron con el anterior gobierno PSOE-IU.

Del nuevo equipo no tienen noticias. "Zoido vino con Beltrán [Pérez], que es del barrio, en campaña electoral, como todos, y se lo comentamos. Luego no han vuelto. Como siempre. Buenas palabras pero nada", recuerda Carmen. Antonio, que presume de conocer al delegado de Participación Ciudadana desde que era niño porque iba a comprar a su puesto -"yo le he puesto bocadillos de Nocilla"- reconoce que cuando en junio se lo encontró por casualidad en la calle durante el Corpus Chico de Triana "me atreví a abordarlo y le dije que a ver si hacía algo, así que el nuevo gobierno saberlo lo sabe, aunque no sé si él lo comentó o no dijo nada".

El problema de las temperaturas extremas no es exclusivo de Heliópolis. Hace un año que en el mercado de la Carne lo padecen y siguen sin solución.

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