Un rápido vistazo a la carrera de Tim Burton revela una y otra vez la singular visión que el realizador ha demostrado tener acerca del séptimo arte: la gran mayoría de sus filmes han hecho gala de ese gusto por lo gótico y tenebroso que tanto ha llegado a caracterizar a este énfant terrible que es el cineasta norteamericano.
Formado como animador de la Disney (suyos son muchos de los diseños del filme más oscuro de la compañía, Taron y el caldero mágico) Burton ha construido mundos mágicos que llevan haciendo soñar a varias generaciones de espectadores, desde aquellos que lo descubrimos allá por finales de los ochenta con la hilarante Bitelchús, a los que lo hicieron con la esperpéntica Mars attacks o los que lo descubrieron en Charlie y la fábrica de chocolate. Buscando siempre retos que pongan alto el listón, el anuncio de que su próximo proyecto iba a ser la adaptación del Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll no sorprendió a casi nadie, algo que no se puede decir de las primeras (y espectaculares imágenes) que trascendieron de una cinta sobre la que hay una gran disparidad de opiniones.
Hay quienes la celebran como un nuevo hito en la filmografía del director, pero no son pocos aquellos a los que la espectacularidad de su aspecto visual no ha sabido ocultar el vacío de un guión que, dicen, no termina de funcionar. Tal disonancia en las voces críticas es algo a lo que Burton está más que acostumbrado desde el comienzo de su carrera, y si bien casi siempre suelen ser más coherentes (todos coincidimos en lamentar su incursión en El planeta de los simios) no es menos cierto que la arrolladora personalidad del cineasta puede con cualquier crítica negativa que ante él se interponga.
Con una historia que todo aquél que haya visto el clásico animado de Disney conocerá (y si no la ha visto no sé a qué esperan), lo más comentado de la cinta es su reparto, en especial en lo referente al actor que Burton ha elegido para interpretar al Sombrerero loco., un camaleónico Johnny Depp que el realizador hace tiempo convirtió en su actor fetiche y que se deja rodear de nombres como los de Helena Bonham Carter como la Reina de Corazones, Anne Hathaway como la Reina Blanca o las voces en la V.O. de Christopher Lee, Michael Sheen, Stephen Fry o Alan Rickman.
