El Mundial de Fórmula 1 entra este fin de semana en su segunda mitad con la disputa del Gran Premio de Bélgica, undécima cita del calendario que llega tras un mes de parón veraniego en el que Fernando Alonso y Ferrari se han conjurado para buscar una resurrección que les acerque a Sebastian Vettel (Red Bull), cómodo líder de la competición. El pasado 28 de julio, el Mundial se tomaba vacaciones en Hungría, donde Lewis Hamilton se apuntó la primera victoria de su periplo con Mercedes. La alegría del británico, incorporado al trío de perseguidores de Vettel junto con Kimi Raikkonen (Lotus) y Alonso, contrastaba con la impotencia del asturiano, que volvía a quedarse fuera del podio por segunda carrera consecutiva. Los duros lamentos posteriores de Alonso fueron zanjados con un tirón de orejas del presidente Luca Cordero de Montezemolo. "Hay que poner los intereses del equipo por encima de los propios", lanzó al piloto, que acto seguido recibió una buena noticia: la contratación como nuevo director técnico de la escudería de James Allison, pieza importante en sus dos Mundiales conquistados con Renault. Tras un irregular inicio de temporada, en Maranello han disfrutado un tiempo de reflexión para analizar qué sigue fallando en los bólidos rojos, los problemas que han situado a Alonso a 39 puntos de Vettel con nueve carreras aún por disputar. "Hemos pasado un periodo difícil y ha llegado el momento de reaccionar de la forma en que la gente de Ferrari sabe hacerlo", ha arengado el jefe del equipo, Stefano Domenicalli.