Antonio Amaya, tras la sesión de este miércoles.
Antonio Amaya era el quinto central del Betis en verano. En otoño pasó a ser el primero y ahora que ya colea el invierno continúa al frente del escalafón. Lleva catorce partidos consecutivos de titular, cuando la pasada campaña no acumuló más de tres, y ya ha tenido 400 minutos más de los que gozó en el curso anterior entero. Es indiscutible y repite mil veces que "la clave es la confianza".-¿Ha vuelto la tranquilidad? ¿O nunca hubo inquietud?
-Tranquilidad ya había, llevábamos una mala racha pero teníamos los suficientes puntos para estar tranquilos. Aunque es verdad que somos egoístas y queremos escalar posiciones.
-¿Cómo se explica ese cambio radical en el juego del equipo?
-Nosotros nos preparamos igual cada semana, pero luego llega el partido y estás más acertado, sales con más intensidad, te encuentras con un gol en el minuto 1... Siempre trabajamos igual y luego hay partidos en los que te sale todo, como ante el Málaga, y partidos que se te atascan un poco más.
-Habló el míster de reforzar la convivencia del grupo en Montecastillo. ¿Hacía falta?
-Hacer falta no hacía porque el grupo, el compañerismo que hay en el vestuario, es lo mejor que tiene este Betis. En eso estamos ya reforzados al máximo.
-El ataque del Betis es lo que más luce, pero resulta que en defensa ya llevan diez partidos con la portería a cero...
-Para un central es importante, pero ahora mismo firmo ganar todos los partidos por 3-2. Un defensa sale mucho más reforzado con la portería a cero, pero si gano, me da igual que me metan un gol.
-¿Este sistema es más cómodo para un defensa que la filosofía anterior?
-El sistema tampoco repercute mucho en un central porque su posición no va a variar, sea cual sea el sistema.
-¿Y qué tiene Amaya que no tenía en la pasada temporada?
-Confianza. Para cualquier jugador, pero sobre todo atrás, es imprescindible. Un defensa sin confianza puede ser un desastre y cagarla en cualquier momento.
-La motivación estaría por todo lo alto cuando empezó a jugar...
-Había motivación y mucha rabia interior de saber que uno se ve válido para jugar pero sabiendo que hay centrales muy buenos. De todos los equipos en que he estado, es la plantilla donde más competencia hay entre los centrales. Partimos con cinco y a cual mejor, todos son centrales de primer nivel. Cuando se me dio la oportunidad, entré en un momento muy difícil, en el segundo tiempo contra el Sevilla, y el siguiente partido era todavía más complicado porque se presentó el Real Madrid y había muchas dudas. Yo sentía mucha rabia y lo demostré en el campo. Salió todo bien y a partir de ahí ha ido todo sobre ruedas. Para mí y para el equipo fue el partido clave de la temporada, por supuesto.
-Sólo son 14 partidos, pero ¿diría que es la mejor temporada de su carrera?
-Para mí sí. Hacer buenos años en un equipo como el Betis tiene mucho mérito. Es una afición muy exigente, un club histórico... Eso también te ayuda a no relajarte.
-Y pensar que en verano pudo salir... ¿Cómo de cerca estuvo?
-Cuando estábamos en Alemania ya se rumoreaba que podía venir un quinto, llegó [Perquis] y en esa última semana [de mercado] se me pasó todo por la cabeza, incluso mi salida, pero confié en que podía llegar mi oportunidad. Sabía que estaba muy, muy lejos, pero me llegó y me monté en el tren, no lo dejé escapar. Jugar es muy difícil, a la mínima que falle ya sé que vienen centrales muy buenos por detrás.
-¿El compañerismo y la competitividad van más de la mano en el Betis que en cualquier otro equipo suyo?
-Pues sí. Éramos cinco centrales y me encantaría que la gente viese la unidad que hay, por ejemplo con Dorado cuando se fue. Es increíble, yo mismo me sorprendo, pero para mí la clave es la unión y el compañerismo del vestuario. He jugado con todos y con todos da gusto jugar, no sientes que haya negatividad. Al revés. En otros equipos te puedes picar con algún compañero, pero en el Betis eso no existe, no hay maldad.
-Nada que ver con el Wigan...
-Allí lo pasé mal. Eran todos centrales ingleses y tampoco sentí un compañerismo excepcional; será porque no dominaba el idioma. Pero aquí vino Perquis y desde el primer día ha sido uno más.
-Y si al Betis le diese por fichar a Diego Costa, ¿cree que sobreviviría ese compañerismo?
-(ríe) Ya está olvidado. Sé que cometí un grandísimo error con aquel escupitajo, son momentos en los que no piensas la repercusión que puede haber, pero si Diego Costa fichase por el Betis y yo continuase aquí, lo defendería a muerte, seguro. Si tuviese el escudo del Betis y se pelease con uno del Atlético, iría a defenderlo porque es mi compañero.
-Pues ha estado a punto de venir a entrenarse aquí antes de la semifinal de Copa...
-Lo sé, ha habido bromas en el vestuario, pero si me lo cruzo seguro que nos reímos. Le pediría disculpas y hablaríamos como si nos conociésemos de mucho tiempo. Yo también he pasado por eso.
-¿Recuerda a algún rival que lo haya desquiciado más que él?
-Jamás en mi vida. Y he pasado por categorías donde podría haberlo hecho, como Tercera, Segunda B, juveniles... Siempre he sido duro y agresivo, pero nunca llegué a hacer lo que hice ese día.
-Usted también ha defendido con pasión a Jorge Molina.
-Por supuesto. Rubén es un grandísimo delantero, pero cuando no está tenemos a Jorge Molina, que también lo es. Se le ha criticado mucho por no marcar, pero su trabajo nos da mucho oxígeno. Además, lleva siete goles, los mismos o más que Higuaín o Benzema, y eso que no ha jugado todo. Lo quiero siempre en mi equipo.
-Le queda una campaña más de contrato. ¿Se retiraría aquí?
-Por mí firmaría en el Betis hasta que no pudiese correr.
