Cultura

Ana María Matute: «La vida es maravillosa. Es la gente quien la estropea»

"Nací cuando mis padres ya no se querían". Así es el rotundo arranque de Paraíso inhabitado (Destino), la última novela, y también la más autobiográfica, de la barcelonesa Ana María Matute, que a sus 83 años mantiene una envidiable vitalidad e intactas sus facultades. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 20:01 h.

"Nací cuando mis padres ya no se querían". Así es el rotundo arranque de Paraíso inhabitado (Destino), la última novela, y también la más autobiográfica, de la barcelonesa Ana María Matute, que a sus 83 años mantiene una envidiable vitalidad e intactas sus facultades como portentosa narradora.

El Hotel Palace de Madrid acogió ayer la presentación de este nuevo título de Ana María Matute. Hasta allí se desplazó la autora, probablemente la narradora en activo más veterana de las letras hispanas, apoyada en una muleta, con aire frágil y paso lento. Pero, apenas empezó a hablar, no tardó en aflorar el animal literario que siempre ha llevado dentro. "En Paraíso inhabitado hay ternura, pero no blandenguería, no es una novela lacrimógena. He procurado que el lector ponga de su parte, porque en la vida no te cuentan cómo son las cosas, tú tienes que ir aprendiéndolo poco a poco. Pero tiene un lenguaje sencillo, porque cuando escribo no trato de ponérselo difícil al lector, es porque necesito comunicar algo: ideas, sentimientos, mi visión del mundo", explicó.

La nueva obra de Matute, escrita a trompicones a caballo entre dos duras y prolongadas estancias de hospital, narra la historia de Adriana, su aprendizaje, su necesidad de inventarse un mundo, "ya que el otro, el real, la rechaza", explicaba ayer la autora a la prensa arremolinada en torno a ella en Madrid. Y es que para Matute, aún a sus 83 años, "la vida es maravillosa. Es la gente quien la estropea. Por eso para mí la vida de verdad ha sido siempre la literatura", agregó.

Y fue también la literatura la terapia que le permitió superar su última mala racha: "Estuve ocho meses en un hospital, entubada y todo, y llegué a creer que este libro no vería la luz. 'Qué horror, no quiero que nadie lo termine por mí', pensé, y creo que eso me ayudó a salir adelante", recordó, para bromear a renglón seguido: "Me paso la vida en los hospitales. Ya veo en la tele un hospital y digo: mira, mi dacha".

Relato de iniciación, pero también historia de amor, reflexión sobre la soledad de los niños, crítica despiadada a las convenciones dañinas, Paraíso inhabitado parte de un planteamiento aparentemente sencillo para proyectar una mirada rica y compleja sobre la realidad y la memoria, "el gran elemento de la literatura" según Matute. Y todo ello desde un estilo propio y singular, ajeno al sectarismo. "Mis tendencias han sido siempre de izquierda, pero a mí eso del realismo social me parecía horrible. Desde que publiqué Primera memoria me acusaron de hacer novela burguesa, pero yo creía que era muy combativa y muy antifranquista", evocó la escritora.

'Runrunes'. Autora de grandes obras como Los hijos muertos, Olvidado Rey Gudú o Aranmanoth, poseedora de premios como el Nadal -el más antiguo de las letras españolas-, el Planeta o el Nacional de las Letras, Ana María Matute no contempla la idea de la jubilación: "¿Escribir más novelas? ¡Por supuesto! Bueno, luego veremos, porque lo mismo me muero? Pero tengo muchas novelas aquí", afirmó llevándose las manos a la cabeza plateada. "Todo empieza como un runrún, y poco a poco va llegando, tomando forma? Y ahora tengo muchos runrunes", apostilló.

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