"Todas las políticas que haremos ahora girarán en torno al nuevo Plan de Calidad. Todos los sistemas del mundo con un alto nivel de rendimiento han hecho de eso que nosotros llamamos Plan de Calidad, el Plan. La gestión de la educación es globalmente un gran plan de calidad".
Hace dos meses, el consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, se mostró convencido de que había que dejar atrás el discurso defensivo con el que la Junta ha justificado en estos cuatro años el llamado plan de los 7.000 euros. "Es hora de rendir de cuentas", dijo. El primer Plan de Calidad, que se dio a conocer en 2007 en plane campaña electoral, fue una bomba informativa. Educación no supo contener la idea de que la Junta intentaba comprar a los profesores para que subieran la nota de los alumnos y así mejorar los datos de la educación andaluza en los principales informes de evaluación, como el PISA. Los sindicatos más combativos cincelaron esa idea, que incendió la dignidad de los colegios (sobre todo en la ESO) y avivó las manifestaciones más importantes de la legislatura pasada.
La Junta está siendo más cauta con el nuevo plan. Sabe que el concepto está contaminado y ha optado por no poner énfasis en el incentivo económico. De hecho, adherirse al plan depende ahora del Consejo Escolar, y no del claustro: la decisión de los padres cuenta tanto como la de los docentes, pudiéndose dar el caso de que las familias -para que el colegio de sus hijos se esfuerce más- apruebe la entrada del plan, consiguiendo, entre otras cosas, que a los maestros les paguen un incentivo (que quizá no busquen) por mejorar su trabajo.
Esta vez la posición de Educación es más firme: los colegios que apuesten por un proyecto más ambicioso, que exija más dedicación, recibirán más recursos. En cuanto Educación empiece a recibir críticas por primar a unas escuelas frente a otras -como ocurrió con el primer plan-, hará públicos los resultados de las últimas pruebas de diagnóstico para legitimar su decisión, y preguntará por qué dos colegios, separados por 200 kilómetros, con las mismas circunstancias socioeconómicas e idénticos recursos, obtienen resultados tan diferentes.
