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Andalucía reclama 8.700 millones de fondos europeos de cohesión

La Junta asume que perderá 4.000 millones para infraestructuras, educación e I+D+I. b Andalucía, Galicia y Castilla-La Mancha piden no perder las ayudas estructurales de golpe

el 31 ene 2013 / 20:27 h.

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33 El consejero de Economía, Antonio Ávila, en una imagen de archivo.

La semana que viene se reúne en Bruselas el Consejo Europeo -en una de esas jornadas maratonianas de dos días y dos noches- para cuadrar los presupuestos de la Unión Europea en el periodo 2014-2020. El Consejo es un órgano no legislativo que integran los jefes de Estado de todos los países miembros de la UE, y su cometido es dirigir las prioridades políticas del conjunto de Europa. Andalucía estará muy pendiente de esa reunión porque se juega para los próximos seis años una porción de los fondos de cohesión equivalente al 41,3% de su presupuesto autonómico de este año.

La situación es crítica, porque en 2013 Andalucía dejará de ser región de convergencia (su renta por habitante está por encima del 75% de la media de la UE), en parte porque su propio desarrollo económico la ha sacado de la lista de territorios con necesidades prioritarias para la UE. En el 86, se situaba en el 56% de la media, y ahora ronda el 80%. Eso significa que en los presupuestos para el próximo sexenio le corresponderán menos ayudas de las que ha recibido hasta ahora. La Junta estima que Andalucía perderá 4.000 millones de euros, y su obsesión es que el Consejo Europeo acepte que la caída de ayudas sea gradual, que no se produzca de golpe, y que el cálculo de lo que le corresponde a Andalucía ahora que ya no está entre las más necesitadas coincida con las estimaciones que ha hecho el Ejecutivo andaluz. El consejero de Economía, Antonio Ávila, dio ayer por primera vez la cifra que espera obtener: 8.700 millones del fondo europeo de desarrollo regional y del fondo social europeo (sin contar la Política Agraria Común). Con este cálculo, la media de fondos europeos para España sería de 580 euros por habitante, y de 1.086 euros para Andalucía.

El recorte de esos 4.000 millones de fondos europeos afectará principalmente a tres políticas: educación y formación; infraestructuras (los fondos FEDER) y capital tecnológico, activos de apoyo a empresas y proyectos I+D+I. La mayor preocupación ahora de la Junta es que en la reunión del próximo 7 y 8 de febrero, el Gobierno de España sepa negociar duro para que las regiones que este año dejan de ser objetivo uno de la UE, "no dejen de recibir las ayudas europeas de golpe, sino que haya una disminución gradual".

Tres regiones // La idea es que el Consejo Europeo acepte crear un grupo de regiones de transición, un colchón que amortigüe la abrupta caída de fondos europeos. En España tres comunidades responden a esos criterios: Andalucía, Galicia y Castilla-La Mancha. Los consejeros de Economía de las tres se han citado el lunes en Madrid para firmar una declaración conjunta en la que piden a Rajoy que defienda cuatro objetivos comunes: uno, que se cree el grupo de regiones de transición; dos, que se apruebe una red de seguridad para que aquellas regiones que cambian de categoría (de poco desarrolladas a muy desarrolladas) no pierdan más de la cuenta.

Los otros dos puntos son más delicados, porque determinan cuánto dinero cabe en esa red. En la última reunión del Consejo, hace tres meses, la Comisión Europea propuso que estas regiones siguieran recibiendo el 66% de las ayudas, es decir, algo menos de dos tercios de lo que han recibido los últimos seis años. El Consejo redujo esta propuesta al 60%. "España debe apoyar la fórmula de la Comisión, que también apoyan el Comité de las Regiones y el Parlamento", dijo ayer Ávila.

Además de esa red de seguridad, el Consejo ofreció, en la última reunión, una partida adicional como compensación a países, como España, que a partir de ahora (y por primera vez) serán contribuyentes netos, es decir, aportarán más de lo que reciben. Ese paquete adicional para España era de 2.800 millones, de los que 1.550 irían destinados a las regiones de convergencia (Andalucía, Murcia, Castilla-La Mancha, Galicia y Melilla). Ávila sostiene que de esta partida, a Andalucía le corresponden mil millones, y junto a los dos tercios de lo recibido hasta ahora, alcanzarían la cifra de los 8.700 millones. Claro que para llegar a este objetivo hay bastantes inconvenientes en el camino. Probablemente el mayor son las reticencias del Reino Unido, que hace tres meses ya se opuso a aumentar el presupuesto de la UE. Es de suponer que ahora, con un referéndum sobre la permanencia de los británicos en la Unión, el Gobierno de Cameron será más reacio aún a incrementar los fondos de cohesión .

La clave será cómo se gestionarán las ayudas de la UE

La cantidad de dinero que reciba Andalucía es importante, pero de nada servirá si los fondos llegan maniatados por el modo de gestionarlos. Ávila instó al Gobierno a plantarse ante cinco escenarios: uno, que las ayudas se vinculen al objetivo de déficit y se castigue a las más endeudadas; dos, reducir los anticipos que la UE entrega a los Estados, en lugar de aumentarlos; tres, permitir que los Gobiernos transfieran los fondos europeos de una región a otra si ven problemas de solvencia para desarrollar un proyecto (en el 2000-2006, Andalucía perdió 4.000 millones en favor de otras); cuatro, si el IVA no es certificable, una comunidad no podrá declarar el gasto para lograr un retorno sobre él, y el Ministerio de Hacienda tendría que cubrir un IVA del 21%. La UE, en vez de financiar el 80% de un proyecto, aportaría el 60%, y España tendría que asumir el resto, peligrando la viabilidad del proyecto. El último punto que pide la Junta es que Rajoy no use las ayudas europeas para suplir los fondos que el Estado debe a las regiones.

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